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Santuario de la Fontcalda (Gandesa)
La poza más famosa por excelencia de toda la provincia está escondida en el valle de la Sierra de Pàndols. La Vía Verde de la Terra Alta lleva, a lo largo de cinco kilómetros, hasta las piscinas que enmarcan enormes piedras por las que corren sus aguas. Este balneario al aire libre es muy conocido por las aguas minero-medicinales que lleva hasta allí el río Canaletes. Su alto contenido en cloruro, sulfato de magnesio y carbonato cálcico provienen de la Fuente de los Chorros, de la que surgen aguas a 28ºC. Junto a estas piscinas se encuentra una ermita del siglo XIV a la que le da nombre, y no muy lejos del lugar, el yacimiento Coll del Moro y numerosas bodegas, atractivos para redondear un día de descanso.
Toll dels Arenals (La Sénia)
Uno de los más bellos caminos que recorrer para llegar a las frías aguas del río está en La Sénia, un pequeño pueblo en la frontera entre Cataluña y Valencia conocido por su campo de aviación militar, construido por las fuerzas republicanas durante la Guerra Civil. Una preciosa ruta de senderismo que sigue el camino fluvial, acondicionado hace unos años, es la preciosa antesala para otra maravilla de la naturaleza, llena de saltos de agua y charcos donde el marco vegetal transporta a un mundo lejos de la urbanización.
Ollas de Baubo (Horta de Sant Joan)
Siguiendo el curso del río Canaletes se llega a este paraje muy cercano a uno de los pueblos con más encanto de Tarragona, l’Horta de Sant Joan. Siguiendo la Vía Verde de la Terra Alta, que también lleva a Fontcalda, se disfruta de las vistas que la montaña de Santa Bárbara ofrece durante once kilómetros. Aun así, los que no quieran realizar esta larga ruta, pueden aparcar cerca y elegir entre sus múltiples pozas para darse un chapuzón. De las menos profundas hasta otras que superan los diez metros de hondo, este oasis para todos los públicos conecta también con Bot, otro pequeño y coqueto pueblo del territorio.
Toll del Vidre (Arnes)
Vidre (cristal) es un nombre que le viene como anillo al dedo a esta balsa veraniega cuya fama se ha extendido tanto que, en el verano, el acceso al lugar está regulado. La referencia de su apodo viene dada por la límpida y transparente agua del río Algars que recorre el desfiladero hasta allí para dibujar una pequeña cascada que baña las rocas que enmarcan la piscina y que sirven de descanso para los visitantes. Frontera entre Cataluña y Aragón, este espacio entre espesos bosques de pino y encinas y montañas altivas de rocas calcáreas está a un paso de Arnes y Horta de Sant Joan, cuyo patrimonio monumental vale la pena visitar.
Toll Blau (Arnes)
Siguiendo el desfiladero de Els Estrets por un camino fácil de recorrer se llega al Toll Blau (Charco Azul), una gran piscina cercana al área recreativa de La Franqueta, que sirve de referencia para llegar hasta ella y punto de partida donde poder aparcar. En el corazón del Parque Natural dels Ports, el río Estrets, afluente del Algars, dibuja un recorrido que hace mella en este escenario, donde su trabajo de erosión crea una de las pozas más visitadas de Tarragona. Gracias a senderos habilitados y pasarelas para mejorar el camino se pueden bordear los escarpados cortes en la roca en una bonita y fácil aventura que acabará en un baño refrescante.
Els Gorgs de La Febró
Las montañas de Prades son uno de los rincones más especiales de la provincia de Tarragona y uno de los espacios naturales más visitados. Como no podía ser de otra manera, también guardan entre su vegetación un rincón donde reina el agua y que cada verano se llena del sonido de las risas y del agua. Formado por tres piscinas – el Gorg, el Gorguet y la Gorguina, esta última con una cascada de varios metros de altura – este paraje de fácil acceso está repleto de charcos y saltos de agua dentro de los cuales, en ocasiones, se puede ver a gente haciendo rutas.
Toll de l’Olla (Farena)
El río Brugent es el que dibuja su camino hasta una de las pozas más accesibles de la provincia. Su doble piscina de bastante profundidad – lo que invita a mucha gente a saltar desde las rocas cercanas – se divisa tras un corto y agradable paseo entre vegetación desde Farena, un precioso pueblo del Alt Camp donde parece que el tiempo se ha detenido entre sus calles y casas de piedra. Siguiendo este valle también se halla el Toll de la Manugra (Les Fous de Capafonts), cuyo nombre deriva de una gran roca que guarda parecido con una variedad de seta.
Toll de l’Esqueix (El Pinetell)
Otro de los charcos que dibuja el río Brugent a su paso se encuentra en esta pedanía de Montblanc. Menos frecuentada, pero con mucha más agua, esta poza tiene un acceso algo más dificultoso, aunque sin peligro alguno. El recorrido pasa por puentes colgantes de madera que hacen del camino algo idílico para los amantes del entorno, que también disfrutarán de la Roca del Lloro, un mirador que se ubica antes de descender al Toll de l’Esqueix y que permite ver todo el valle.
Fuente de la Lludriga (Capafonts)
En el nacimiento del mismo río no solo se encuentra esta bonita fuente, sino este precioso pueblo de la Costa Dorada con un entorno sacado de un cuento de hadas. El bosque que se atraviesa para llegar a la piscina natural pasa por Les Tosques, otras pequeñas pozas donde darse un baño. Cerca de este enclave, frecuentado por muchos visitantes de Capafonts, hay barrancos y grutas, como la Cueva de las Grallas, que descubrir antes o después de disfrutar del frescor de su poza.
Niu de l’Àliga (Alcover)
Una de las piscinas naturales más míticas de Tarragona es la bautizada como ‘Nido del Águila’, ubicada en el valle del río Glorieta, en la comarca del Alt Camp, combina una bonita ruta de senderismo con un chapuzón refrescante enmarcado por un pequeño salto de agua que proviene de unas pozas más arriba, las Fonts de Glorieta. Al ser tan frecuentada desde hace muchos años, su acceso está regulado y su parking es de pago, sobre todo en temporada alta.
Tolls de Siurana
Cerca de uno de los pueblos más bellos de toda Cataluña y del pantano al que le da nombre se encuentra un trío de piscinas naturales conectadas entre ellas muy visitadas por los que quieren refrescarse en la cercanía de este paraje natural idílico. El Toll de la Banyera, el Toll del Forn y el Toll de la Palla son los tres charcos que componen el lugar, siendo este último el más frecuentado por su bonita cascada y sus zonas de baño.
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