El sur de Inglaterra, entre castillos, acantilados y casas de escritores

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En 1939 —poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial que cambiaría Europa para siempre—se editó en Londres una guía de viajes firmada por Richard Wyndham que fue muy popular en su momento. En aquel sobrevuelo literario sobre Kent, Sussex y Surrey el autor reflexionaba sobre cuanto había cambiado la pastoril campiña inglesa desde la irrupción de los cada vez más numerosos vehículos de motor.

 

Ya por aquel entonces Canterbury y Brighton se consideraban verdaderas «mecas turísticas» y el autor de la guía abogaba por un conocimiento más pausado del territorio (él mismo recorrió muchos de los parajes que describió a pie). Nunca sabremos si Wyndham fue el verdadero inventor de aquello que hoy conocemos como slow travel, pero lo que sí está claro es que los condados de Kent, East Sussex y West Sussex siguen siendo un buen retiro paisajístico relativamente alejado de los bullicios mundanos de la ciudad, al que muchos londinenses escapan cuando el clima promete sol y poco viento. Estos son sus parajes más inspiradores. 

 

Arundel Castle

Foto: Shutterstock

Castillo de Arundel y sus alrededores.

Castillos y jardines imponentes  

Quedan muchos testigos en piedra de cuando esta era una tierra disputada por anglosajones, vikingos, normandos y posteriormente por las sucesivas casas Plantagenet, Lancaster o Tudor. Uno de ellos es el imponente Arundel Castle, que inició sus andaduras en 1067 y que todavía hoy alberga las dependencias de los actuales duques de Norfolk. Un atisbo a la historia de Inglaterra de los últimos mil años en forma de fosos, barbacanas y estancias góticas con armaduras, tapices y óleos firmados por Van Dyck y Canaletto.

 

En Rye se erige la muy pintoresca Ypres Tower que se construyó como parte de las defensas de la ciudad en el siglo XIV y que a pesar de su reducido tamaño albergó una cárcel, una morgue y la batería de artillería que defendió la localidad en tiempos de la Armada española. Otros castillos dignos de una visita pausada son Bodiam Castle rodeado por completo de agua; Hertsmonceux y su inabarcable jardín elisabetiano; Walmer que fue residencia de la reina madre o Hever, donde vivió su infancia la malograda Ana Bolena.

 

Seven sisters

Foto: Shutterstock

Panorámica de los acantilados Seven Sisters.

Acantilados y playas 

Las costas sur y sureste de Inglaterra se popularizaron enormemente tras la llegada del ferrocarril a la zona a mediados del siglo XIX. Ciudades marineras como Brighton y Dover abrieron la puerta a un turismo de sol y playa que sigue en auge aún a día de hoy.

 

Cortados como a cuchillo y de impecable caliza blanca, los acantilados deDover son, sin duda,uno de los iconos paisajísticos del condado de Kent; se puede llegar a ellos a pie por el camino que lleva al faro de South Foreland. Otros acantilados menos célebres, pero de exacta configuración mineral y paisajística son las Seven Sisters (en East Sussex), a las que se puede acceder a pie desde el centro de visitantes o siguiendo la emblemática y más demandante South Downs Way National Trail que une Winchester y Eastbourne. Los aficionados a las playas pueden estirar la toalla en las dignas de foto Kingsgate Bay Beach (Broadstairs), Margate Main Sands (Margate, donde por cierto pintó J.M.W Turner), Tankerton (Whitsable), St Margaret’s Bay (Dover), Camber Sands (Camber) o Central Beach (Brighton). 

 

Chartwell

Foto: Shutterstock

Residencia de Chartwell, donde vivió Winston Churchill.

Casas de escritores célebres 

Con sus paisajes pastoriles, sus aldeas medievales alejadas de todas las miradas y un clima más templado que en cualquier otro punto del país, no es de extrañar que muchas celebrities del pasado (y del presente) decidieran establecer su primera o segunda residencia en los condados del sureste. Entre ellos, grandes figuras de la literatura inglesa, cuyas casas abren hoy al público para deleite de aficionados y mitómanos.

 

Bateman’s House es la mansión del siglo XVII donde Rudyard Kipling (El libro de la selva, Kim, El hombre que quiso ser rey) pasó los últimos 34 años de su vida. Arquitectura de inspiración medieval, mobiliario original —incluido su escritorio personal— y unos jardines impresionantes pagados con el Premio Nobel de Literatura que recibió en 1907. También al sur de Londres se encuentra Chartwell, la suntuosa residencia (con sus inabarcables jardines) en la que vivió Winston Churchill. A parte de militar y estadista, Churchill fue también historiador y un escritor prolífico que recibiría el Nobel de Literatura en 1953 por sus obras sobre las dos guerras mundiales.

 

También Virginia Woolf escogió alejarse de la bulliciosa Londres para escribir sin prisas; tras dejar su apartamento en el barrio de Bloomsbury se instaló en la muy escueta y plácida Rodmell con su esposo Leonard. En Monk’s House se conservan intocados los espacios y objetos que la autora poseyó en vida, incluida la casita en el jardín donde Woolf escribió La señora Dalloway en 1925.

 

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