UNA HERMANA ÁRABE
La arquitectura y el tejido urbano de Vejer de la Frontera transportan de inmediato a las pequeñas villas árabes, las medinas y la esencia de un pueblo que vivió entre sus calles durante más de 500 años. Las murallas que rodean el casco histórico, posteriores a aquella época, conservan muchos de esos vestigios, como el castillo, construido en el siglo XI, el entramado de sus callejuelas, similar al de los zocos, e incluso la multitud de arcos y patios que se reparten por ellas.
Sin embargo, los que hayan visitado la ciudad marroquí de Chefchaouen habrán podido sentir un fuerte déjà vu, y es que una leyenda cuenta que esta ciudad se hizo a imagen y semejanza de Vejer de la Frontera por obra del emir Sidi Ali Ben Rachid. Según esta historia, la vejeriega de la que se enamoró, que se convirtió al Islam y se mudó con él a Marruecos, sentía tristeza por estar lejos de su hogar, con lo cual su esposo decidió recrear la localidad gaditana en Chefcahouen.
Real o no, la leyenda responde a una semejanza difícil de rebatir. La culpa la tienen sus casas cinceladas en suaves ángulos rectos, arcos de cuento, pequeñas ventanas y patios llenos de flores que muchos vecinos abren de par en par a los visitantes, como es el caso de la Casa del Mayorazgo, otrora hogar del rey Sancho IV, donde Manolo aguarda en la puerta a los visitantes que quieran descubrir no solo el colorido vergel, sino también la torre a la que se accede desde este.
Parte de culpa no le faltan a las vistas desde sus terrazas, tan similares a las marroquíes, escalonando el paisaje y superponiéndose entre ellas para hacer de atalaya de este rincón gaditano. Y si de vestigios árabes se trata, la fortaleza de Vejer, ubicada en la parte más alta, da buena cuenta de sus raíces con su antiguo aljibe, sus dos patios moriscos y la puerta de herradura, siendo uno de los lugares más hermosos y especiales de la localidad.
ENTRE ARCOS E HISTORIA
Desvirtualizar un pueblo como Vejer de la Frontera es una experiencia sobre(a)cogedora. Desde que se sube su calle principal hasta la hermosa calle de la Corredera, la localidad deja entrever su carácter. Dejando atrás una de las tres torres que aún se conservan en la localidad y un espléndido mirador de la comarca, punto inigualable para embobarse con el atardecer, se llega a la Iglesia de la Merced.
Este templo del siglo XVII deja atrás el fotogénico arco de Sancho IV y precede a la coqueta Plaza de España, centro neurálgico de turistas y vecinos. Articulada alrededor de una hermosa fuente de azulejos sevillanos, despliega en pocos metros tiendecitas, bares y restaurantes que resultan un verdadero imán para tomar algo y relajarse.
La Puerta de la Villa, a su lado, es la entrada principal al recinto amurallado. A partir de aquí, vale la pena perderse en las calles que suben, bajan y se vuelven a encontrar, cruzando bajo casas que se arquean sobre ellas, subiendo a torres como la de Castrillón, atravesando puertas como la Segur o conociendo miradores como el de la Cobijada. En las callejuelas de su judería se encuentran algunos de los lugares más fotografiados de Vejer, como lo es la calle a la que el barrio da nombre, junto al Convento de las Monjas Concepcionistas, hoy Museo de las tradiciones y costumbres de Vejer.
Rodeada por la hermosa calle de Nuestra Señora de la Oliva se encuentra la curiosa Iglesia del Divino Salvador. Según dicen, edificada sobre los restos de un aljibe de la anterior mezquita, resulta ser uno de los miradores más bonitos de la ciudad y un ejemplo de gótico mudéjar y románico. Que no os asusten las cuestas empinadas, las puertas abiertas o los callejones escondidos: cada rincón de Vejer tiene algo que ofrecer. Desde los escudos de sus puertas hasta sus edificios más emblemáticos, pasando por miradores improvisados, casas excavadas en la roca y patios que son verdaderos laberintos, la belleza de este pueblo es inabarcable.
DE LA LOTERÍA A LAS COBIJADAS
En Vejer de la Frontera no faltan las leyendas y tradiciones curiosas. Un ejemplo de esta es la de las Hazas de la Suerte, que a día de hoy es candidata a convertirse en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Esta tradición, que nació en 1566, se remonta al año 1288, cuando el rey Sancho IV atrajo a nuevos pobladores regalando lotes de tierras.
Sin embargo, los nobles pronto quisieron revertir aquellos beneficios, con lo que el vejeriego Juan Relinque y el resto de vecinos lucharon para volver a recuperar sus derechos. Como las parcelas a repartir eran menos que el número de vecinos, decidieron hacer un sorteo cada cuatro años, coincidiendo con los años bisiestos.
Pero no es esta la única curiosidad de este pueblo. Quienes paseen por sus calles no podrán obviar las imágenes y grabados de mujeres con largas faldas y mantos negros tapadas de arriba a abajo. Estas son las cobijadas, y visten el traje tradicional de Vejer de la Frontera. Al contrario de lo que muchos deducen, este vestido no es de origen musulmán, sino castellano, y consiste en una falda con una tela que se echa por encima de la cabeza y tapa por completo el cuerpo, a excepción de un ojo, el izquierdo.
Para conocer de primera mano la historia de las cobijadas, qué partes componen el traje, de donde proviene este y por qué lo llevaban, además de otros muchos detalles de Vejer de la Frontera, Marimantas Vejer organiza visitas teatralizadas y musicalizadas por la localidad donde Jose se encarga de poner la nota de misterio, de comedia y de fascinación a una ruta en la que no faltan cobijadas, la música de un trovador y el encanto blanco de un pueblo que, como dice Jose en clave humorística, ya es más del Titanlux que de la cal.
MUCHO ARTE, TAMBIÉN DEL LITERAL
Mientras algunas familias y grupos de amigos tratan de vislumbrar el claro perfil de Tánger o el cabo Espartel, otros tantos caminan sin rumbo siguiendo la estela empedrada que, como un río, fluye por la localidad. Pero los pasos no son continuos, pues siempre hay algo que detenerse a mirar, y un ejemplo son las numerosas tiendas que demuestran la calidad del tejido comercial de Vejer de la Frontera. Y es que el arte que se respira en los rincones del pueblo no solo es figurado, sino literal.
Entre conocidas tiendas de cestería, colmados repletos de viandas que se convierten en el mejor souvenir y otros talleres de artesanos se encuentra la tienda de Neila Pascual, una artista que refleja el entorno en acuarelas donde da vida a temas como la maternidad, lugares como Lisboa o los paisajes del océano que inspiran su trabajo.
Ella es otra de las muchas personas que vinieron a Vejer y acabaron quedándose, como lo es también Rafael Sánchez. Este “flipado” de su trabajo, como él se define, trabaja los metales para hacer desde joyas para Alejandro Sanz hasta merchandising para el Vaticano o cubiertos para estrellas Michelin como Paco Morales.
De arte también se empapa la Fundación Montenmedio Contemporánea, un espacio museístico ubicado en un vergel natural a las afueras de Vejer de la Frontera, donde tienen cabida las obras de diferentes artistas. El objetivo del recinto es apoyar y promover el arte contemporáneo y su relación con el entorno, con lo cual las instalaciones artísticas se realizan específicamente en y para el lugar.
Además de instalaciones permanentes, como el ”Second Wind, 2005″, de James Turrell, donde se juega con los elementos de la tierra, el agua y el aire con una pirámide en la que se sitúa una stupa de piedra abierta al cielo, existen otras temporales de artistas tanto nacionales como internacionales. Una de ellas es la de Pascale Marthine Tayou, “Plansone Dutty Free”. Esta reúne objetos procedentes de Camerún y de Cádiz que reflejan los flujos migratorios, el patrimonio universal y los pros y los contras de la coexistencia.
VEJER DE LA FRONTERA
Por qué hay que visitarla en junio
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Noche de velas – 8 de junio
Las luces de las farolas se apagan y se encienden las más de 10.000 velas que se reparten por calles y balcones del casco histórico en un recorrido que termina con un concierto de música clásica de cuerda.
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Festival Internacional de Jazz Vejer – 20 y 22 de junio
La muralla de la Segur y el Teatro San Francisco son los dos escenarios donde se dan cita la música y el baile a ritmo de jazz. Este festival, conocido más allá de las fronteras gaditanas, contará este año con artistas de la talla de Yamandu Costa, Ethan Iverson y Marta High.
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Candela de San Juan – 23 de junio
Las peñas de Vejer realizan muñecos, los Juanillos, que desfilan en un pasacalles antes de que se elija cuál es el ganador. Posteriormente, se queman en una hoguera y se celebra una gran verbena con la pirotécnia del toro de fuego.