Caminar entre los últimos rinocerontes blancos del norte del planeta es una experiencia que imborrable. En 2023, mientras viajaba por Kenia, tuve el privilegio de visitar Ol Pejeta Conservancy, un refugio fundamental para diversas especies de animales y el hogar de esta pareja única en el mundo. Este santuario, ubicado a 200 kilómetros al norte de Nairobi, está abierto al viajero y cuenta con varias actividades que se pueden reservar con el fin de financiar el proyecto y, sobre todo, concienciar sobre la situación crítica de estos mamíferos.
A mi llegada a Ol Pejeta Conservancy me esperaba el equipo de conservación de la reserva. Tras haber caminado a través de ocho países africanos fui recibido con los brazos abiertos y, sobre todo, con muchas ganas de transmitirme sus avances en los últimos años así como lo complejo que les resulta vigilar y salvar a los últimos rinocerontes de su especie que se encuentran en estas coordenadas.
![Rinos sur Ol Pejeta (Pablo Nemo)](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/31/rinos-sur-ol-pejeta-pablo-nemo_f61e9bdc_240531105802_1200x767.jpg)
En la memoria de todos estaba el recuerdo Sudan, el último macho de rinoceronte blanco del norte, fallecido en 2018, unos años antes de mi llegada. Así me lo recordó Zacharia Mutai, su cuidador, quien me confesó la intimidad de su relación con estos majestuosos animales, mientras recordaba con una sonrisa en la boca que Sudan había sido “su mejor amigo” después de haber compartido tantos momentos con él.
Ahora Zach cuida de los dos últimos rinocerontes blancos del norte, dos hembras, Najin y su hija: Fatu. Zach me reveló las complejidades de su cuidado diario y la lucha constante por preservar su especie. La experiencia de conocer a madre e hija es absolutamente reveladora. La reserva les dedica casi 300 hectáreas para que pazcan sin riesgos, acompañadas por una comunidad de cebras de Grevy y otra de alcebúfalos que salpican el paisaje.
![347567100 651516393691129 6152387095061379155 n](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/31/347567100-651516393691129-6152387095061379155-n_47316dda_240531105815_1200x960.jpg)
Pero contemplar su inmensidad a pie de sabana y la carga emocional que esto representa no fue lo único inolvidable de este encuentro. Estar junto a ellas, contemplar sus monumentales movimientos no sería lo mismo sin la charla con sus cuidadores que no solo vigilan que el encuentro no incida en su día a día, si no que ayudan al visitante a contextualizar mucho mejor su situación y la del los rinocerontes blancos.
La historia de cómo hemos llegado a este punto de la casi extinción de los rinocerontes blancos del norte es un reflejo de la interferencia humana en los ecosistemas naturales. Meses antes, en Zambia, muy cerca de las cataratas Victoria, había caminado junto a unos parientes cercanos de estos rinocerontes, la subespecie del sur. La reintroducción de este animal en el parque nacional de Mosi-Oa-Tunya es considerada una de las historias de conservación más grandes y exitosas. Aquí, al igual que sucede con los del norte, donde los rinocerontes una vez deambulaban libremente en diferentes partes del país, las poblaciones han estado disminuyendo debido a la caza furtiva.
Los cuernos de estos animales tienen una alta demanda en el mercado negro, especialmente en Asia, donde se utilizan como medicina tradicional y para tallado artístico. También hay quienes buscan productos de cuerno de rinoceronte como una forma de ostentación, de mostrar que tienen tanto dinero que pueden adquirir algo tan extraño y «exótico».
![Feto de Curra (BioRescue)](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/31/feto-de-curra-biorescue_d7fb1811_240531105826_1200x800.jpg)
el futuro está en la criopreservación
Sin embargo, brilla una luz de esperanza. Ol Pejeta Conservancy y el consorcio alemán BioRescue, con sus valientes equipos de conservación, están trabajando incansablemente para salvar a los rinocerontes blancos del norte de la extinción. Su enfoque innovador incluye la preservación de embriones criopreservados, una tecnología revolucionaria que ofrece una nueva esperanza para la supervivencia de la especie.
Para crear los embriones de rinoceronte blanco del norte, los científicos utilizaron óvulos de Fatu y los combinaron con esperma que habían conservado de machos antes de que murieran.
Tras el progreso con las pruebas de hacer llegar un embrión a una madre subrogada, apareció Curra, una rinoceronte blanca del sur de dos toneladas de peso, que era la candidata perfecta, pero que falleció a causa de microscópicas bacterias del género Clostridium el pasado 25 de noviembre. Su muerte no ha sido en vano, Curra estaba gestando el primer embrión creado en laboratorio e implantado con éxito por el consorcio alemán BioRescue en estos animales. Es la única y exigua puerta para la supervivencia de la subespecie del norte. La experiencia de Curra como madre subrogada ha demostrado, por primera vez, que es posible. Su legado es la esperanza de evitar otra extinción.
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BioRescue ha anunciado que ya ha arrancado la nueva fase de rescate de la subespecie, que pasa por la elección de una nueva madre subrogada, otro macho señuelo y otra implantación, que podría ser ya con un embrión de rinoceronte blanco del norte en un plazo de dos o tres años.
El director del proyecto, Thomas Hildebrandt, cree que no será un inconveniente el hecho de que el embrión y la madre subrogada sean de subespecies distintas. Ya se consiguió una cría de forma natural en 1978 con una pareja del norte y del sur y está muy seguro de que los embriones de rinocerontes blancos del norte en una madre sustituta del sur tendrán éxito. Además, cree que podrán producir entre 20 y 25 crías de rinoceronte blanco del norte en los próximos dos o tres años. Les gustaría que las crías convivan con Najin y Fatu durante años para aprender el comportamiento social de su especie.
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La posibilidad de transferir estos embriones a una madre subrogada ofrece una vía hacia un futuro en el que los rinocerontes blancos del norte puedan volver a poblar los paisajes africanos que una vez llamaron hogar. Esto es a lo que se aferran: el poder de la ciencia y la dedicación humana para corregir los errores del pasado y restaurar el equilibrio en la naturaleza.
La visita a Ol Pejeta me sirvió no solo para ahondar en el proyecto, también para empatizar con Najin y Fatu y poner nombre a este hito de la conservación. La lucha por la supervivencia e los rinocerontes blancos del norte en Ol Pejeta Conservancy es un reflejo de una batalla más amplia que enfrentamos como humanidad. Cada especie en peligro de extinción representa una historia única de adaptación, belleza y contribución al tejido de la vida en la Tierra. Al enfrentarnos a la realidad de su desaparición, nos confrontamos con nuestros propios fracasos como guardianes de la naturaleza. Sin embargo es una demostración de que aún tenemos la capacidad y la responsabilidad de revertir nuestro daño y restaurar el equilibrio en los ecosistemas.