Declarada reserva de la Biosfera en 1987, la reserva natural de Mujib abarca 220 kilómetros cuadrados en la zona occidental de Jordania. La mayor parte de ella comprende el área de Wadi Mujib, la profunda garganta del rio Mujib; una suerte de cañón de arenisca que llega a alcanzar los 100 metros de altura formado durante miles de años sólo comparable, aunque sinceramente mucho más espectacular, con el Siq que da acceso al Tesoro de Petra.
Se trata de la reserva más baja del planeta dado que el rio Mujib desemboca en la parte oriental del Mar Muerto a 410 metros bajo el nivel del mar. Nada que ver con otras zonas, como las montañas de Karak y Mádaba en el Norte y el Sur, donde llega a alcanzar los 900 metros sobre el nivel del mar; una variación de hasta 1.300 metros de altura que hacen de éste un lugar único donde, además, se han encontrado yacimientos arqueológicos del neolítico.
El río Mujib, de 75 kilómetros de longitud, corre por la reserva alimentado por siete afluentes que, en época de lluvias, aumentan notablemente su caudal. He aquí la razón por la que las visitas sólo están permitidas durante las estaciones más secas.
CÓMO LLEGAR a mujib
La Reserva de la Biosfera de Mujib se encuentra a 90 kilómetros de Aman; aproximadamente a una hora y media en coche hacia el Sur. El camino para llegar es sencillo, sólo hay que seguir la carretera del Mar Muerto que sale de la capital jordana. Para aquellos que hayan comenzado su ruta por el país desde el Sur, Mujib se encuentra a dos horas y media al Norte de Petra, siguiendo la carretera del desierto.
RUTAS PARA TODOS LOS GUSTOS
Dentro de la reserva se pueden seguir infinidad de rutas para descubrirla. La más popular es la conocida como Senda del Siq, que remonta el curso del río Mujib desde su desembocadura. El camino se desarrolla a través del inmenso cañón del Mujib entre paredes de hasta 100 metros de altura. Imprescindible llevar zapatillas (o escarpines) así como ropa y mochilas que se puedan mojar; no sólo porque en algunos puntos el nivel del agua puede llegar a cubrir hasta los hombros, también porque hay que remontar cascadas, se forman piscinas y, sobre todo, porque nadie debería privarse de experimentar la sensación de tumbarse boca arriba y dejarse llevar por la corriente en el camino de vuelta.
A diferencia de la senda del Siq, que el viajero puede hacer por su cuenta, la Senda de los Barrancos y la Senda de Malaqui requieren de la asistencia de un guía cualificado, dado que ambas implican hacer frente a una cascada de veinte metros de altura. A las distintas rutas -todavía hay muchas más aparte de estas tres- se ha sumado recientemente una nueva atracción: una doble tirolina de cien metros de longitud y una pendiente de nueve metros instalada junto al puente de Muijib.
flora y fauna bajo el nivel del mar
El cosquilleo de los peces rozándole las piernas es una constante durante toda la parte del recorrido en la que el visitante tiene que mantener parte del cuerpo sumergido para avanzar. Y, aunque el resto sea mas difícil de percibir, no son la única especie animal en la zona. Los drásticos cambios de nivel han favorecido la creación de distintos hábitats que permiten la presencia de animales y plantas muy diversos.
En toda la reserva se han localizado más de 400 especies de plantas (buena parte de ellas autóctonas), 22 especies de mamíferos y unas 150 especies de aves tanto residentes como migratorias. Entre todas ellas destacan el caracal, el chacal, la cigüeña gris, el martín pescador o el íbice, una de las cabras montesas más espectaculares del planeta. Lo inaccesible de algunas zonas del Mujib han hecho de éste el refugio perfecto para muchos de ellos.
más wadis y yacimientos romanos
Antes de llegar a la zona de Wadi Mujib, a la desembocadura del rio en el Mar Muerto, encontramos infinidad de valles igual de impresionantes (wadi’ significa valle o cuenca’). Wadi Al-Hidan, en la provincia de Mádaba, es uno de ellos. Fue asentamiento durante la Edad de Bronce y, aunque también aquí hay cascadas -la mayor de ella de hasta 60 metros de altura- y piscinas naturales, la gran diferencia es que los cañones no son de piedra arenisca sino de basalto negro.
Wadi Salayta y Wadi Balou prometen continuar con la experiencia. Y también se puede visitar la ciudad de Dhiban, que comenzó siendo asentamiento en la Edad de Bronce, fue también ciudad romana, capital de los moabitas y hoy alberga el mosaico más grande de todo Oriente Medio.
DÓNDE ALOJARSE
El atractivo turístico del Mar Muerto hace que la oferta hotelera de la zona sea muy amplia. A sólo unos kilómetros de Wadi Mujib, a orillas del Mar Muerto y con su propia playa privada ,se ubican las grandes cadenas hoteleras: Hilton, Marriot, Kempinski, Crowne Plaza… Para quien busque algo más auténtico, y sin salir de la reserva, están los Mujib Chalets, alojamientos más modestos pero con una ubicación y unas vistas impagables y a sólo 650 metros del centro de visitantes de Wadi Mujib que da acceso a la reserva.