Las estancias del Peinador de la Reina fueron un oasis de época renacentista destinado a las reinas cristianas que residieron en la Alhambra. Más allá de los palacios de época nazarí, el paso del tiempo y los usos posteriores que tuvo el monumento dieron paso a espacios remodelados como los que se exhiben en esta torre decorada con pinturas al fresco que servían para embellecer y a la vez entretener en estos refugios femeninos.
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![ALHAMBRA](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/10/alhambra_5cffe38a_240610124540_1200x798.jpg)
UN EDÉN DE ÉPOCA NAZARÍ
La visita a este monumento granadino Patrimonio de la Humanidad depara sorpresas como la contemplación de exquisitos palacios y patios fragantes. El conjunto, enmarcado por las laderas de Sierra Nevada, lleva siglos siendo fuente inagotable de leyendas e inspiración para artistas de todas las épocas. La Alhambra fue fruto de la alquimia que transformó la roca en vergel. Las obras que se iniciaron en el siglo XIII convirtieron aquel enclave pedregoso en un oasis. Se alzaron palacios, se rellenaron barrancos, se canalizó el agua del río Darro para regar los jardines, se plantaron jazmines, arrayanes, rosaledas, cipreses y árboles frutales, y se abrieron patios con fuentes refrescantes.
renacimiento ENTRE TESOROS MUSULMANES
Cuando los reyes cristianos tomaron posesión de la Alhambra adecuaron muchas estancias y jardines a los cánones de la época y de su cultura. Coincidió con el inicio de la construcción en la misma colina del magnífico Palacio de Carlos V, creado para mostrar la magnificencia del Sacro Imperio Romano Germánico. Aquellos delicados palacios empezaron a ser acomodados a los gustos renacentistas y costumbres cristianas, remodelando aquel antiguo edén de príncipes nazaríes para alojar en sus visitas al emperador Carlos V e Isabel de Portugal.
![Alhambra](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/10/alhambra_88414bba_240610133556_1200x800.jpg)
EL spa de las reinas cristianas
En su origen, la Torre de Abu l-Hayyay, desde la que se domina todo el valle del río Darro, formaba parte del palacio nazarí y tenía uso defensivo. Se situaba junto al Patio de Lindaraja, de clara fisonomía claustral y antesala a los Baños de Comares, que servían de vestuario. Estos, al servicio exclusivo del sultán, su familia e invitados, fueron construidos en tiempos de Yusuf I siguiendo el modelo de las termas romanas: con una sala de agua fría, templada y otra de vapor. El Patio de Lindaraja se comunicaban con las estancias del Peinador de la Reina y la sala de Camas. Se llegaba hasta él por un adarve cubierto que corre bajo el Salón de los Embajadores.
El emperador Carlos V decidió situar allí los aposentos de belleza y reposo de su esposa y el séquito que la acompañaba. Así, en los años treinta del siglo XVI, nació esta estancia destinada a peinador, también tocador y Mirador, situada en la parte superior de la torre nazarí Abu I-Hayyay de la Alhambra. El nombre con el que hoy se conoce de Peinador de la Reina fue dado en épocas posteriores al acoger a las reinas Isabel de Borbón (1624) e Isabel de Farnesio (1730).
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decoraciones al fresco
El Peinador de la Reina está formado por tres espacios: una sala de Estufas, una Linterna que permitía la entrada de luz y una Galería exterior, esta influenciada por las loggias de los palacios italianos renacentistas. Un arco de medio punto enlazaba el Peinador con lo que anteriormente fue una linterna árabe. El espacio está cubierto de pinturas al fresco, realizadas probablemente entre 1539 y 1546.
A la derecha de la entrada se conserva una losa de mármol con agujeros por donde salía el perfume de esencias quemadas en una chimenea de la habitación inferior, por lo que también era llamada «la torre de la estufa». La muralla alcanzaba el alféizar de los balcones del Peinador, pero, tras ser destruida en 1831, se reconstruyó con menor altura. Durante las obras se descubrió una escalera secreta que baja por la torre y termina en el bosque situado a sus pies. Y es que, más allá de los aromas y el deleite de los monarcas de contemplar las pinturas, estaba el admirar las vistas que se abren al barrio del Albaicín.
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PINTURAS COMO CRÓNICAs DE LA ÉPOCA
Los murales que decoran el Peinador de la Reina están considerados uno de los máximos exponentes pictóricos del Renacimiento en España. Fueron pintados entre 1539 y 1545 por los artistas de procedencia italiana Julio de Aquiles y Alexander Mayner. Los frescos representan victorias bélicas como la de la campaña de Carlos V a Túnez de 1535. También se pueden contemplar alegorías de las Virtudes o fábulas de Faetón. Dioses paganos como Júpiter rey de los dioses como metáfora del poder del Emperador o Diana diosa de la caza y naturaleza como significado a los gustos de recreo de Carlos V son otras temáticas. Asimismo se encuentran figuras como águilas bicéfalas símbolo del Sacro Imperio Romano Germánico.
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EL otro SPA DEL REINO
Desde los palacios de época nazarí, un sendero con vistas al barrio granadino del Sacromonte conduce al coqueto palacio de El Partal, rodeado por jardines añadidos en el siglo XIX. Se extienden hasta la explanada de la Torre de las Damas, el lugar donde se reunían las mujeres que vivían en la Alhambra. El edificio tiene un pórtico con cinco arcos que se reflejan en un estanque. Una escalera conduce a un mirador superior.