Obra del galardonado arquitecto Melvin Villarroel, aquí se combina a la perfección naturaleza y arquitectura, rematada por ese color rosa intenso que la hace francamente reconocible (como también lo es su otra gran obra, el Ritz Carlton Abama). El espectacular edificio se abre hacia un laberinto de detalles orgánicos que ocupan 18.000 metros cuadrados de idílicos jardines subtropicales. Sus vistas al océano, presentes casi desde cualquier lugar del resort, se extienden por todo el horizonte.
El hotel Tívoli La Caleta (anteriormente Sheraton La Caleta) reabre bajo el paraguas de la tailandesa Minor, que gestiona y opera una cartera de más de 530 hoteles en los cinco continentes a través de ocho marcas: Anantara Hotels, Resorts & Spas, Avani Hotels & Resorts, Tivoli Hotels & Resorts, Oaks Hotels, Resort & Suites, NH Hotels, nhow Hotels, NH Collection y Elewana. Tívoli La Caleta supone el debut de la cadena en Canarias, y también en toda España, tras una inversión de 25 millones de euros y la intención de reforzar la marca -muy presente en Portugal- en nuestro país.
Las 284 habitaciones (20 de ellas son suites) no han sufrido ningún cambio estructural, sino solamente decorativo. Una más que necesaria actualización que ha traído hasta el siglo XXI un hotel que ya necesitaba un nuevo estilo y, sobre todo, una nueva luz. De eso se han encargado los materiales y tejidos utilizados, como maderas y fibras naturales, además de una paleta de colores que va del beige y el marrón al naranja oscuro, muebles de diseño, arte local y comodidades de alta tecnología donde destaca, (oh, milagro), el hecho de que es posible apagar todas las luces de la habitación con un botón ubicado sobre la mesilla. Tampoco era tan difícil.
El hotel dispone, además, de tres piscinas recién reformadas, todas ellas climatizadas, la más grande con agua salada y una solo para adultos. Todas ellas se camuflan bien en los jardines del hotel, ubicado entre las montañas y el Atlántico. Pero si hay algo por lo que se nota que Tívoli se ha dejado el alma, y un buen puñado de euros, es por su apuesta gastronómica.
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LA TRÍADA GASTRONÓMICA
Orquestada como un homenaje a la gastronomía mundial, las propuestas han sido diseñadas por Olivier da Costa, conocido chef portugués con amplias miras internacionales, que es quien ha asesorado a la marca en este despliegue culinario. Y así se ha dado forma (y sobre todo fondo) a tres restaurantes bien diferenciados. Seen Beach Club, enfocado en sabores del mar además de unos atrevidos (a veces descabellados) cócteles.
Yakuza es todo un viaje a través de la gastronomía oriental pero con toques occidentales donde se disfrutan platos como el Kobe Gunkan con Wagyu, foie gras, cebolla confitada y Teriyaki, o el Kyuri Maki con salmón, atún, anchoas y gambas en hojas de pepino dulce. Y Guilty, que es un espacio dinámico ubicado cerca de la piscina principal donde la versatilidad es la protagonista de un menú donde se puede desde tapear hasta tomarse un chuletón de vaca madurada.
Esto no es todo. Dentro del edificio principal hay una serie de espacios que dan oxígeno, y muchas más opciones, a los huéspedes, como El Clásico Sports Bar, que recuerda a una típica taberna irlandesa en las noches de fútbol, el salón de té ‘Suite & Tea’ donde se sirve cada tarde un rico afternoon tea (cabe recordar que el principal cliente del hotel, y de la isla, es el británico) o el Alma Cocktail Bar, con una agradable terraza y un mobiliario acorde a la renovación.
EL MÁXIMO BIENESTAR POSIBLE
Aunque si la oferta culinaria del Tívoli La Caleta impresiona, su Anantara Spa no se queda atrás. Son más de 1.200 metros cuadrados donde el bienestar campa a sus anchas gracias a las instalaciones interiores y exteriores: diez salas de tratamiento, una piscina cubierta, sauna, baño de vapor y hasta un iglú de hielo para que los valientes activen la circulación. Un equipo profesional, y el hecho de que hayan sabido manejar muy bien la masificación, logra un espacio de verdadera armonía y una atmósfera de tranquilidad que, posiblemente, cueste encontrar en un resort de estas dimensiones.
Para completar la experiencia de cuidados, aquellos que deseen cultivar su lado más deportivo pueden visitar también Tivoli Shape, con pistas profesionales del World Padel Tour y un gimnasio Technogym de alta gama para entrenar con eficacia, como todo en este hotel que, tras su cambio de propiedad, ha logrado conservar a prácticamente la totalidad del personal quienes, al igual que los huéspedes, están encantados con su nueva vida.
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