Lacanau-Océan
Situada en la antigua región de Aquitania, la playa de Lacanau-Océan es una larga lengua de arena en la que rompen las grandes olas del Atlántico. Esta condición ha convertido a Lacanau-Océan en la meca del surf de la costa francesa, a la que acuden anualmente surferos de todos los países para competir en una de las etapas más antiguas de Caraïbos Lacanau Pro, un campeonato de surf de renombre mundial. El ambiente festivo, natural y amplio de esta playa, y su perfecta ubicación a 50 kilómetros de Burdeos, hace que sea una de las favoritas de los amantes del océano y de las buenas olas.
Playa Paloma, Saint Jean Cap Ferrat
Para llegar a la Playa Paloma, ubicada en la península de Cap Ferrat, se debe atravesar un sendero que bordea la costa hasta llegar a un pequeño arenal con vistas a los impresionantes acantilados de Beaulieu-sur-Mer y Exe. Este pequeño rincón fue obra del arquitecto André Deperi, que en 1949 construyó la playa por la que después pasaron personajes tan célebres como Matisse, Churchill, Roger Moore y Elton John, entre otros. Destacan sus aguas cristalinas, a través de las cuales se pueden ver los pececillos que nadan bajo las olas, y la hermosa vegetación que rodea la playa.
Rumbo sur
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De sus preciosos Pueblos Blancos pasando por la orilla del mar y adentrándonos en los bosques, estas son las paradas indispensables (y gastronómicas) en una ruta por Cádiz.
Pointe du Cap Ferrat
A poco más de veinte minutos a pie de la anterior playa, en la Punta del Cap Ferrat, se encuentra la siguiente de la lista. Esta crece a ambos lados del cabo que se extiende frente a la costa mediterránea, en cuya punta se yergue un faro de 53 metros de altura. Este precioso entorno salvaje de arena dorada se puede contemplar bien desde la playa, bien desde lo alto del faro. Quienes se atrevan a subir los 258 escalones que conducen al mirador del mismo podrán disfrutar de la mejor panorámica del cabo.
Bassin d’Arcachon
Protegidos por una alargada península, los pueblos del interior de la bahía de Arcachon disfrutan de unas playas de agua calmada y poca profundidad, protegida por los pinos que crecen a su alrededor. Esta bahía, situada entre las ciudades de La Teste-de-Buch, al sur, y Lège-Cap-Ferret, al norte, dispone de más de 7 kilómetros de arena fina, repartida en las diversas playas que alberga. Algunas de esta son la playa Pereire, al oeste, una de las más alargadas y agradables; las playa Abatilles-Arbousiers y Moulleau, al sur; las grandes y oceánicas playas de Grand Crohot, Petit Nice y Truc Vert; y la tranquila playa de Eyrac, que dispone de un carril bici. Cerca de esta localidad también se encuentra la Duna du Pilat, la más grande de Europa.
Ubicación Exacta
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Considerado el segundo más profundo del continente, después del cañón del río Tara en Montenegro, este destaca por sus aguas turquesas y sus vertiginosos acantilados.
La Grande Plage de Biarritz
Esta localidad playera por excelencia posee un gran arenal que hace las delicias de los bañistas y aficionados del surf, que acuden a Biarritz por el carisma de sus olas. Situada en el corazón de la ciudad, entre el Hotel du Palais, el Casino y el Bellevue, esta emblemática playa es una de las más famosas de la región francesa más próxima a la frontera con Euskadi. Paseando por La Grande Plage se llega al faro de Biarritz, desde donde se pueden contemplar unas magníficas vistas de esta costa atlántica en la que, desde 1993, se celebra el famoso Festival del Surf de Biarritz.
Bella cercanía
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A su proximidad con España, estas localidades destacan por su belleza medieval, sus costumbres arraigadas y por sus numerosas sorpresas.
Playa de Hendaya
A cincuenta minutos en coche de Biarritz, yendo hacia el sur, se encuentra la playa de Hendaya, que es más tranquila y mucho menos ventosa que su vecina. De hecho, su recogida situación hace que sea una de las más seguras y cómodas del País Vasco francés. En verano, los 3,5 kilómetros de arena fina de Hendaya se llenan de bañistas procedentes de París, Burdeos y Toulouse, que pasan las vacaciones en los caseríos construidos hace años a los alrededores de la playa. Algunos practican surf, deporte que se empezó a popularizar en esta zona en los años 70, y otros pasean hacia el norte, donde se ven Los dos gemelos, peñascos que marcan el final de la playa.
A un dedo de la frontera
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Playa de Piémanson
Entre las hipnotizantes marismas de la región de la Camarga, refugio de fauna salvaje, aparece esta playa virgen situada al oeste de la desembocadura del Ródano. Rodeada de dunas y vegetación, esta interminable playa de 6 kilómetros está libre de hoteles, comercios y restaurantes. Esto garantiza que el entorno sea lo más tranquilo posible y, ante todo, ayuda a preservar su naturaleza. Dadas las corrientes y los fuertes vientos que hay en esta playa, no se recomienda el baño, pero sí se pueden practicar deportes acuáticos, como kayak o kitesurf. También disfrutar de largos paseos en una de las playas naturales (no urbanizadas) más grandes del Mediterráneo.
Calanque d’En Vau
Calanque d’En Vau es uno de los secretos marítimos mejor guardados de Francia. Para acceder a este recóndito paraíso de aguas turquesas y arena blanca se debe recorrer un camino de más de una hora –3,5 kilómetros– a través del frondoso territorio que envuelve la cala. Escondida en pleno Parque Nacional des Calanques, al sur de la ciudad de Marsella, la Calanque d’En Vau está rodeada de dos paredes escarpadas que, con el paso de los siglos, han dado lugar a uno de los paisajes más impresionantes del sur de francia. Bajo sus aguas crece el alga posidonia, que se puede contemplar en todo su esplendor durante una jornada de buceo.
meca del cubismo
Céret, la ciudad medieval del sur de Francia que enamoró a Picasso
A dos horas en coche de Barcelona, esta villa medieval de los Pirineos Orientales esconde leyendas e impresionantes monumentos que recuerdan al intercambio español y francés.
Playa de Villefranche-sur-mer
La ciudad de Villefranche-sur-mer es menos conocida que Niza o Montecarlo, pero igual de deslumbrante que sus vecinas de la Costa Azul. Las bonitas casas de colores de la localidad, construidas sobre una colina, actúan como paisaje de fondo de la playa de Marinières, situada en una tranquila bahía de atardeceres memorables. Estas encantadoras vistas de aguas claras, buganvillas y velas salpicadas por el horizonte cautivaron a pintores y artistas del siglo XX que cautivaron la esencia de Villefranche-sur-mer en sus obras.
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