A lo largo del tiempo, Cádiz ha visto pasar por su territorio grandes civilizaciones como la de los tartesos, fenicios, griegos y romanos. Pero sin duda sus raíces más monumentales se hallan en tiempos de enfrentamientos entre moros y cristianos, de cuando son la mayoría de vestigios fortificados que se conservan en su provincia. Esta selección de Viajes National Geographic reúne once de castillos gaditanos, algunos legendarios y otros con fama de inexpugnables.
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OLVERA
La Ruta de los Pueblos Blancos de Andalucía tiene en este enclave una de sus etapas más monumentales. Olvera, situado en la comarca de la Sierra de Cádiz, está dominada por su castillo de origen árabe construido a finales del siglo XII encrespado sobre un roquedo a 623 metros, cuando este lugar destacó como una plaza fuerte del reino nazarí de Granada hasta la Reconquista cristiana.
Enfrentado a su gigantesca iglesia de la Encarnación, el recinto de planta triangular irregular conserva tramos de la muralla con un paso de ronda, un amplio patio de Armas, aljibes y bodegas en su entramado subterráneo, y una Torre del Homenaje que ofrece una de las mejores panorámicas de la zona. El castillo está declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
JIMENA DE LA FRONTERA
El castillo de Jimena de la Frontera es una recinto de época árabe, cuyo origen se remonta al siglo VIII, aunque fue ampliado en el XV. El bastión se extendía y ahí sigue, estratégicamente reptando sobre el cerro de San Cristóbal de la gaditana localidad. En enclave ya estuvo habitado desde la prehistoria, como muestran las cuevas con arte rupestre cercanas, y fue un punto fundamental de la defensa fronteriza en época del reinado nazarí.
Alzado sobre las ruinas de la Oba romana, consta de un recinto irregular amoldado a la colina donde entonces se hallaba la localidad, con atalayas dispuestas por tramos. Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España, conserva lienzos de su muralla, la plaza de Armas, un recinto de Alcázar con una torre del Homenaje circular de 13 metros de alto en un extremo, protegida a su vez por una doble muralla.
EL PUERTO DE SANTA MARÍA
Acurrucada en la desembocadura del Guadalete, esta localidad de larga historia resume su antiguo esplendor en el castillo de San Marcos, erigido sobre una mezquita anterior musulmana tras la conquista del lugar el año 1264 por el rey Alfonso X «el Sabio». Fue a partir de entonces cuando el recinto se amplía con cubiertas abovedadas y se fortifica la iglesia con muralla y torres almenadas. Precisamente en el templo se halló durante una reforma el mihrab de la antigua mezquita, un tesoro que permaneció oculto varios siglos.
Como curiosidad, las crónicas afirman que Cristóbal Colón se alojó en él junto a los Reyes Católicos antes de su partida hacia las Américas. Cuando El Puerto de Santa María se incorporó a la Corona de Castilla en 1264, la casa de Medinaceli retuvo la propiedad del castillo, que finalmente fue clausurado y abandonado en 1868 hasta su restauración a mitad del siglo XX. Actualmente tiene anexa la Bodega Caballero, otro icono de la localidad.
ZAHARA DE LA SIERRA
En el corazón del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, se cobija este pueblo serrano que resume la esencia del interior gaditano. Castillo dominante, casas blancas y a sus pies un mar de olivos y riachuelos que nutren el embalse homónimo.
La historia de la comarca en la que se asienta, Sierra de Cádiz, es casi toda musulmana, como recuerda el castillo roquero de época nazarí (siglos XIII-XV) desde un peñón de 600 metros de alto, que se alza sobre esta localidad de la Ruta de los Pueblos Blancos. Declarado Bien de Interés Cultural, se preservan la Torre del Homenaje que guarda un aljibe árabe y tramos de las murallas de la época nazarí y también de la cristiana. La fortificación de Zahara de la Sierra está considerado uno de los ejemplos más significativos de las antiguas fortalezas medievales gaditanas.
ARCOS DE LA FRONTERA
El monumento que nació como un alcázar militar en época de presencia musulmana fue transformada con la conquista cristiana en la residencia de los primeros duques de Arcos, aún propietarios del monumento. Su planta cuadrangular y aspecto almenado responden a las reformas realizadas en los siglos XIV y XV. De su origen conserva un arco de herradura en la antigua entrada.
El castillo de Arcos se asienta en lo alto de un tajo rocoso cortado abruptamente, conocido como «la Peña», siendo por su emplazamiento el mejor mirador sobre este pueblo de casas blancas, el paisaje de llanura que lo envuelve, el cauce del Guadalete y el embalse de Arcos que tiene enfrente. Desde su fachada el monumento se abre a la plaza del Cabildo, que tiene en uno de sus flancos la basílica menor de Santa María de la Asunción y en otro el actual Parador de Turismo. El centro histórico de la población está declarado Bien de Interés Cultual con tipología de Monumento.
ROTA
Esta ciudad asomada estratégicamente al Atlántico tiene un pequeño casco histórico en el que sobresale su antiguo castillo de Luna, hoy transformado en un palacio delicadamente restaurado. El barrio se extiende en la zona alta de la población. A la calle Cuna va a dar la fachada principal del imponente monumento. Nacido como castillo en 1297, fue edificado en tiempos de Guzmán«el Bueno» sobre en ribat islámico anterior. Su uso fue defensivo hasta el siglo XV cuando el duque de Arcos, Rodrigo Ponce de León, lo convirtió en su residencia, que hasta el siglo XX tuvo diversos usos, como el de colegio y hospital, hasta que en 1999, se convirtió en el Ayuntamiento de la localidad.
El castillo de estilo gótico-mudéjar, de planta rectangular y con cinco torres en el perímetro, destaca por su aspecto externo fortificado, con gruesos muros almenados, que hoy contrastan con las refinadas salas del interior. En este se conservan murales góticos y patios como el central, del siglo XV y con dos plantas, la inferior con arcos de medio punto, y zócalos pintados con motivos mudéjares. El Castillo de Luna de Rota está declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
CASTELLAR DE LA FRONTERA
Hasta la fortificación de esta singular localidad gaditana se llega por una carretera sinuosa ascendente que regala vistas de las sierras que protege el Parque Natural de Los Alcornocales. Todo el conjunto histórico de Castellar de la Frontera se amolda sin fisuras al cerro irregular sobre el que se asienta. Su fortaleza halla sus raíces en el siglo XIII en tiempos de luchas entre musulmanes y cristianos, cuando su bastión formaba parte de la línea defensiva que erigió el reino de taifas de Algeciras.
En las callejuelas empedradas del pueblo se alinean casitas blancas de una sola planta que se amoldan al terreno y al reducido espacio, para no desperdiciar nada del interior de la fortificación. En ella, recovecos y placitas se abren en el paseo por este pueblo que desde 1963 es Monumento Histórico-Artístico, y desde el año 2019 forma parte de la lista de Los Pueblos más Bonitos de España. A unos kilómetros ladera abajo se halla el «Nuevo Castellar» que creció fuera del castillo.
TARIFA
El castillo de Guzmán el Bueno es el monumento más destacado y visible de este famoso pueblo de la costa gaditana. Su visita permite entender la posición estratégica fundamental que tuvo la antigua Tarifa cuando su fortaleza fue erigida y en los posteriores siglos también. En origen fue levantada por Abderramán III en tiempos del califato de Córdoba y luego fue conquistada por los cristianos para defensa del reino de Granada. Sus imponentes y gruesos muros dan paso a un laberinto puertas, torres, barbacanas y pasadizos que hablan de su pasado defensivo. Tarifa, la localidad más al sur de la Península Ibérica, cuenta con otros bastiones, como el de Santa Catalina, que la atalaya que se erige solitaria en lo más alto de un estrecho cerro.
JEREZ DE LA FRONTERA
El antiguo Alcázar de Jerez remonta sus raíces a una fortificación del siglo XII, uno de los escasos ejemplos de arquitectura almohade y posiblemente el más antiguo que se conserva en la Península. En el Jerez musulmán, en este lugar se gestionaba el gobierno de la ciudad. Hacia el siglo XV fue convertido por el duque de Medina Sidonia en el castillo de Santiago, al que se fueron añadieron poco a poco otras edificaciones más palaciegas.
Sobre un altozano frente a la catedral de San Salvador, el monumento se abre a una serena plaza y con un lado de muralla hoy junto la Alameda Vieja. Conserva torres que ejercen de miradores, como la almenada del Homenaje, hexagonal, o las esquineras del Rayo y Ponce de León. En el Patio de Armas se elevó sobre vestigios árabes el Palacio de Villavicencia, barroco y con una Cámara Oscura desde la que se disfruta de una panorámica. Según una leyenda, dicen que la reina Isabel la Católica contempló por vez primera el mar desde esta fortificación.
SANLÚCAR DE BARRAMEDA
El castillo de Santiago de Sanlúcar fue construida por la Casa de Medina Sidonia en el siglo XV. El bastión era pieza fundamental en el control de tráfico naval por el cauce del Guadalquivir. Se sitúa en un ángulo de la antigua ciudadela de tiempos de Guzmán «el Bueno», primer Señor de Sanlúcar, que hizo levantar la Torre del Homenaje a semejanza de la que tenía su castillo de Tarifa.
La visita interior muestra objetos y documentos con la historia de este monumento, como los dibujos que ilustran que en origen tenía un perímetro almenado. En esta posesión, por la que en su época de esplendor pasaron ilustres navegantes en tiempos del Descubrimiento de América, se pueden apreciar valiosos elementos arquitectónicos, como el mencionado torreón, erigido como el resto del conjunto en sillería y mampostería. También destaca la labor escultórica de la puerta que comunica el patio de Armas con la barbacana norte, rematada con la imagen de un tritón.
ESPERA
El castillo de Fatetar (siglos XIII-XV), alzado sobre un roquedo de 164 metros de alto, preside este pueblo serrano de cuestas empinadas, calles encaladas y molinos de aceite. El misterioso origen del castillo habla que podría haber sido una torre astronómica creada por el legendario rey Héspero. El lugar sí cobró cierta relevancia con los romanos y visigodos, los primeros en erigir una atalaya defensiva donde hoy se alza Fatetar.
Los restos que perviven se deben a la atalaya construida el año 914 en tiempos de Abderramán III. Al perder este el territorio frente a los cristianos, con Fernando III convierte en línea fronteriza hasta la caída del Reino de Granada. El bastión conserva parte del perímetro amurallado, la mole de su Torre del Homenaje y varios aljibes. Desde el siglo XIII, la ermita de Santiago, dentro del castillo, sirvió de iglesia hasta que en 1614 se terminó Santa María de Gracia, la actual parroquia; el pequeño templo da cobijo a la talla del Cristo de la Antigua, patrón de la localidad.