ENTRE EL MEDITERRÁNEO Y LA TRAMUNTANA
La ubicación aislada en una antigua finca o possesió mallorquina del siglo XVI y actividades como senderismo, yoga o talleres de pintura garantizan la desconexión total durante la estancia en el hotel Son Bunyola. La mágica y telúrica atmósfera de la Serra de Tramuntana atrapa al viajero nada más cruzar la cancela de la finca y recorrer el sinuoso camino de tierra que conduce hasta este alojamiento de 5 estrellas que, tras abrir para la temporada estival del 2023, ha iniciado el pasado mes de marzo una nueva andadura con el objetivo de permanecer abierto todo el año.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_24c6d93f_240429121314_1200x898.jpg)
DE SUEÑO A REALIDAD
Pero la historia como alojamiento de este oasis mallorquín comenzó en realidad hace más de dos décadas, cuando en 1998 fue adquirido por sir Richard Branson, dueño de la cadena Virgin Limited Edition. En aquellos años, el empresario británico vio frustrada su iniciativa al toparse con diversas trabas administrativas, que lo llevaron a vender la propiedad en 2002. Sin embargo, no la olvidó y volvió a adquirirla en 2015, iniciando su rehabilitación para devolver a la vida la antigua possessió convertida ahora en un hotel de 5 estrellas, que ya se está posicionando como uno de los alojamientos más carismáticos de la isla balear. El estudio de arquitectos Gras Reynés y la firma de diseño Rialto Living, ambas con sedes mallorquinas, han sido los encargados de la reforma que fusiona elementos tradicionales con la interpretación contemporánea del edificio.
PARA LEER MÁS: Las mejores playas y calas de Mallorca para empaparse de Mediterráneo
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_c29b7d4c_240429125819_1200x675.jpg)
UN HOMENAJE AL PASADO
La rehabilitación de la possesió contó con la supervisión de Patrimonio, que recomendó la preservación de rincones y detalles como la torre defensiva del siglo XIII que es la construcción más antigua de la finca, el aljibe que durante siglos proporcionó agua al complejo, la almazara de la que se obtenía aceite, la magnífica escalera interior de mármol o el adoquinado empedrado del patio que tiene sus raíces en los romanos, quienes los utilizaron por primera vez para pavimentar con piedras pequeñas y planas que encajaban entre sí creando un pavimento más firme.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_8ba7e582_240429121809_1200x540.jpg)
DETALLES CONTEMPORÁNEO SIN OLVIDAR LA TRADICIÓN
Ahora completamente rehabilitado, Son Bunyola ofrece 27 habitaciones en la finca principal, todas con vistas que parecen salidas de un cuadro y con nombres de la flora y fauna locales, además de tres villas independientes que miran al horizonte desde diversos rincones de la propiedad. La reforma ha recuperado elementos estructurales artesanales por ejemplo las puertas y contraventanas de madera, techos con vigas vistas, arcos de forja y suelos de terracota hecha a mano o de piedra de Binissalem. La decoración cuenta con mobiliario rústico recuperado en anticuarios, cuadros y esculturas de artistas locales o extranjeros vinculados a la isla, y cristalería de vidrio soplado de la firma mallorquina Guardiola, que ha realizado, por ejemplo, vasos con el logo del hotel (una hoja de olivo). Asimismo, las amenities, creadas por Gaia, son a base del aceite obtenido de los olivos centenarios, las almendras, otras hierbas o la miel que recogen en la finca.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_75388e1d_240429121857_1200x540.jpg)
También destacan los textiles sostenibles del hotel, que aportan rayas náuticas, tonos rosas y artesanía mallorquina a juego con las antigüedades presentes. Algunos de ellos los proporciona la fundación creada en Marruecos por la madre de Richard Branson, Eva, que ofrece a Son Bunyola alfombras, bolsas de algodón o servilletas bordadas a mano con el logo del alojamiento. Este taller artesano situado en el Alto Atlas, cerca de la Kasbah Tamadot de Virgin Limited Edition, ayuda a mujeres bereberes a formarse en diversos oficios y técnicas tradicionales marroquíes.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_be66e0cc_240429122635_1200x675.jpg)
UNA POSSESIÓ RENACIDA
Cuando se accede a la finca de Son Bunyola enseguida se imagina su pasado como una de las propiedades más grandes y prósperas de la Tramuntana mallorquina, donde antaño se cultivaba alfalfa, olivos, frutales como almendros y viñas ahora en recuperación. Es cierto que estas casas de campo típicas de Mallorca no destacaban por su estética exterior, ya que su función era básicamente la agrícola. Pero a cambio se ubicaban en entornos naturales privilegiados como el que hoy ocupa Son Bunyola. El corazón del alojamiento se articula alrededor del patio de la antigua possesió, que fue creciendo en torno a un torreón que se remonta a los árabes, igual que las acequias que recogen el agua de la propiedad y que se ven cuando se camina por los senderos de esta casa de campo de 520 hectáreas, donde aún se ven cabras, ovejas y burros en libertad que ayudan a equilibrar la vegetación silvestre.
![son bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_aa4149f3_240429123028_1200x675.jpg)
Precisamente en el patio sobresale esta atalaya histórica, hoy convertida en una de las dos Tower Suites del alojamiento, de 50 metros cuadrados y con terraza-solarium en la parte superior; un segundo torreón, situado sobre la recepción, fue construido en la década de 1930. La más antigua guarda leyendas como la de los marineros de un barco italiano naufragado que fueron atendidos en Son Bunyola en 1917, después de que su embarcación chocara contra un acantilado. La campana de la nave fue encontrada por buceadores y estuvo colgada en la torre árabe durante más de treinta años.
PARA LEER MÁS: Todo lo que hay que ver en Mallorca, la isla que es pura monumentalidad
![son bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_7e2073d1_240429123116_1200x675.jpg)
SA TERRASSA, UNA EXPERIENCIA GASTRONÓMICA CASI RELIGIOSA
El restaurante de Son Bunyola, Sa Terrassa, está instalado en la antigua capilla de la propiedad, de la que se conserva el retablo dorado del altar. El comedor se asoma a una enorme terraza con amplias vistas tanto de la Serra de Tramuntana como de sus acantilados mediterráneos. Los fogones de Sa Terrassa están al mando de la chef italiana afincada en Mallorca Brenda Lisiotti, que apuesta por una cocina orgánica y contemporánea, que fusiona técnicas vanguardistas con recetas mallorquinas tradicionales y productos de cercanía y Km0, algunos cultivados en los propios huertos de verduras y jardines de hierbas aromáticas de Son Bunyola.
![son bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_55373b37_240429123247_1200x918.jpg)
Asimismo, se han plantado 2,5 hectáreas de viñedos para cultivar la variedad local Malvasía y producir el vino propio de Son Bunyola a partir del año 2026. Y es que la producción de vino en la finca está documentada desde 1275. El restaurante de Son Bunyola está abierto con reserva al público de la isla, que lo está convirtiendo en un nuevo referente gastronómico.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_23998a45_240429125503_1200x1803.jpg)
DE ALMAZARA A GASTRO BISTROT
Por su lado, presidiendo la enorme piscina de Son Bunyola que parece extenderse hasta el mar, halla Sa Tafona, antes la almazara donde se prensaba el aceite de la propiedad, como plasma la maquinaria conservada. En ella se realizan actualmente las catas y a partir del verano del 2024 ampliará la oferta gastronómica del hotel, con una propuesta que apuesta por los sabores auténticos de la región, con tapas gourmet elaboradas con ingredientes de temporada, muchos obtenidos de campos cercanos y del propio huerto de la finca.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_a0a04a57_240429123533_1200x675.jpg)
EXPERIENCIAS PARA LOS SENTIDOS
La estancia en Son Bunyola se puede complementar con actividades que buscan fomentar la calma. Se realizan clases de yoga con vistas al mar y a la Serra de Tramuntana; rutas de senderismo o en bicicleta de montaña por los caminos de la finca; visitas por la propiedad guiadas por historiadores que conocen sus rincones y leyendas; o salidas acompañados por un fotógrafo para inmortalizar el recuerdo de la caminata por la possesió.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_e5582a66_240429123650_1200x675.jpg)
También destacan las catas de vinos mallorquines que se realizan presentadas por el sumiller del hotel, cursos de cocina mallorquina y talleres de pintura con artistas locales o de perfumería para crear fragancias personales.
PARA LEER MÁS: Qué ver en Valldemossa, el pueblo de Mallorca que enamora a todos
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_f590718d_185836_240429130323_1200x540.jpg)
RELAX Y WELLBEING
La experiencia de descanso en Son Bunyola se completa en la piscina del hotel que permanece climatizada todo el año. Esta mira a la Serra de Tramuntana y a la costa mallorquina, con una vista inolvidable que abarca hasta la formación rocosa de Sa Foradada, un enclave famoso en la isla desde hace unos años para contemplar el atardecer. Asimismo hay un corto sendero costero que desciende a la pequeña playa situada bajo el acantilado. El broche al concepto de wellbeing de Son Bunyola es su spa, con una de las cabinas situada bajo la bóveda del antiguo horno de la casa señorial.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_43bdc6e0_240429124057_1200x675.jpg)
LAS VILLAS DE ESTA PROVENZA BALEAR
Tres villas independientes, esparcidas por la misma finca, se suman a la oferta de alojamiento de Son Bunyola: Son Balagueret, con cuatro dormitorios, uno de los cuales se encuentra en una torreta histórica del siglo XV; Sa Terra Rotja, para 8 personas; y Sa Punta de S’Águila, con cinco dormitorios. Los huéspedes tienen a su disposición un chef si lo contratan, así como acceso a los dos restaurantes del hotel.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_3a812446_240429124325_1200x540.jpg)
Las tres villas están construidas en el tradicional estilo mallorquín con techos de vigas vistas y suelos de terracota, integrándose armoniosamente en el paisaje y ofreciendo vistas del mar y de la sierra. El diseño de baños y cocinas es contemporáneo. Y la decoración combina obras de arte moderno con muebles antiguos de madera. Cuentan con piscina y cancha de tenis.
![Son Bunyola](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/29/son-bunyola_8d096ca0_240429130503_1200x1563.jpg)
dulce y cálida sostenibilidad
Son Bunyola está comprometido con la sostenibilidad, como toda la colección Virgin Limited Edition integrada por 8 exclusivas propiedades repartidas por el mundo. En el hotel se recomienda el ahorro de agua. Se ha eliminado al máximo el uso de plástico, prescindiendo, por ejemplo, de pajitas para beber y optando por alternativas en papel o bambú. El check-in se realiza de forma digital con un iPad para reducir el uso de papel. Se utilizan botellas de vidrio personalizadas para el agua que se pueden reutilizar. Se recogen flores de la finca para la decoración. También hay huertos en terrazas donde, siguiendo el sistema de origen árabe, se cultivan hortalizas, olivos y almendros, y también hay colmenas que nutren de miel la cocina del alojamiento. Por último, en 2023 se plantaron dos centenares de árboles para compensar los estragos del tornado que en 2020 arrasó la fachada costera de la Serra de Tramuntana mallorquina.