En plena judería, a pocos pasos de Mezquita-Catedral de Córdoba, concretamente veinte metros, se encuentra un antiguo convento del siglo XVII convertido en el hotel El Balcón de Córdoba. Una joya de la hotelería y la restauración en pleno centro de la ciudad en donde disfrutar no solo de una ubicación privilegiada, sino también de vivir la historia en primera persona descansando y disfrutando de su gastronomía local.
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Pasado religioso
Ese pasado conventual, de la diócesis de la Encarnación -a quién se le dedica la calle-, guarda las entrañas de este hotel hasta el día de hoy. Convertidos en reliquias, su distribución, sus puertas talladas en madera, los ventanales,uno de los accesos a la capilla, el naranjo centenario de su patio o el suelo de chino cordobés dan fe de la historia que se vivió en su interior cuando el casco histórico de la ciudad estaba poderosamente tomado por los conventos.
![MG 2076](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/27/mg-2076_9a2e1557_240427154440_1200x800.jpg)
Resguardo de poeta
Distribuido en dos alturas, con un torreón alrededor de tres patios, el convento fue posteriormente la casa del poeta Juan Bernier. Ya con estilo cordobés, fiel a la herencia de las viviendas medievales españolas, la casa se abre a la intimidad familiar entre patios y galerías protegida por muros y celosías. Manteniendo ese estilo, y buena parte de la historia de su pasado, este edificio se transformó en un hotel de cuatro estrellas.
![MG 2340](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/27/mg-2340_6b8ff6bb_240427154612_1200x800.jpg)
Accediendo a la historia
Tras cruzar las puertas que dan la bienvenida, los huéspedes son recibidos en el patio principal de la casa; una suerte de espacio al aire libre donde el protagonista es la vegetación -con su naranjo a la cabeza-, su fuente y ese suelo típico y tradicional empedrado artesano hecho con pequeños cantos rodados. Este suelo, el llamado chino cordobés, pavimenta especialmente los patios dándole forma con dibujos geométricos y vegetales. Tampoco faltan restos arqueológicos como lápidas y columnas romanas e hispanomusulmanas y piedras talladas, que pertenecen a una colección arqueológica de más de cien piezas en donde el Departamento de Arqueología de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y del Ayuntamiento de Córdoba han ayudado a restaurar, asesorar y conservar las piezas.
![MG 2695](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/27/mg-2695_1b2ab79c_240427155037_1200x800.jpg)
Relax en plena ciudad
Divididas en dos plantas y en torno a tres patios, se distribuyen las diez habitaciones con las que cuenta este hotel. Su interior es un espacio de paz único donde la quietud, la serenidad y el recogimiento trasladan a los visitantes a un lugar único fuera del bullicio de la ciudad donde el descanso lo inunda todo.
![MG 2644](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/27/mg-2644_39ead149_240427154734_1200x800.jpg)
Historia sinfín
En un recorrido por sus estancias y habitaciones también está presente la mezcla de culturas, esa que define a la perfección la historia de la ciudad de Córdoba. A través de los detalles se aúna la tradición clásica, la islámica y la castellana, además de influencias flamencas y europeas dando lugar a lo que a menudo se denomina “casa andaluza”.
![MG](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/27/mg_c3eebb41_1985_240427154957_1200x800.jpg)
Vistas a la ciudad
La construcción en niveles del edificio le aporta un número singular de terrazas en diferentes dimensiones contribuyendo a crear diferentes ambientes íntimos y reservados. Entre ellas destaca la más elevada, que constituye un auténtico “Balcón de Córdoba”, con la Mezquita-Catedral en primer plano y unas vistas de 360º de toda la ciudad con la campiña y las sierras cordobesas de fondo.
![restaurante](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/27/restaurante_a4323b65_240427155357_1200x815.jpg)
Cocina local
Una de las partes fundamentales del hotel El Balcón de Córdoba es la gastronomía. Su cocina, igual que el espacio que acoge este hotel, define a la perfección todo lo que engloba esta ciudad. Historia y cultura a partes iguales, la cocina del hotel se divide en dos propuestas de cocina y bodega.
El patio cordobés y su salón principal ofrecen una cocina de autor de Antonio Burrueco centrada en el recetario cordobés con platos como el salmorejo, el jamón ibérico de los Pedroches y los quesos de Zuheros, la carrillada ibérica con salsa de amontillado o el solomillo de ternera con puré de chirivía, pero también propuestas internacionales como el ceviche de corvina o tataki de atún rojo. Mientras su terraza, con vistas a la Mezquita-Catedral, se convierte en el lugar en el que disfrutar al caer la tarde de una carta de vinos y cócteles acompañados de tapas y dulces típicos cordobeses. Dos ambientes, con propuestas muy diferentes, que se adaptan a todos los paladares.
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