TRES DÉCADAS HASTA ABRIR SUS PUERTAS
Eligieron el barrio de Belgravia pero no les valía un buen enclave; tenía que ser el mejor. Llegaron incluso a rechazar solares donde ahora se encuentran otros hoteles de cinco estrellas. Quién les iba a decir que esa búsqueda de la excelencia les haría tardar quince años en encontrar el lugar idóneo. A los que sumar los otros quince que han tardado en levantar el hotel hasta abrir por fin sus puertas hace sólo unos meses, cuando The Peninsula London se convirtió en el primer hotel de la capital británica de más de mil millones de euros.
![The Peninsula London](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/15/the-peninsula-london_be45b1df_240515175115_1200x800.jpg)
SU PROPIO MAESTRO FENG SUI
Con el mismo nivel de mimo y exigencia con el que se buscó la ubicación, se han cuidado todos y cada uno de los detalles que conforman el hotel. Sirva como ejemplo que The Peninsula London cuenta con su propio maestro Feng Sui. Y no uno cualquiera. Lui Chun pertenece a la séptima generación de una familia de maestros Feng Sui. Los responsables de la cadena lo trajeron expresamente a Londres para que, siguiendo los patrones de esta filosofía oriental, fuera él quien guiara tanto a constructores como a decoradores.
Si esa silla, esa mesa y esa cama están colocadas justo ahí, orientadas en esa dirección y a esa distancia justa de cualquier otro elemento del hotel, no es casual; es porque él indicó que así es como debía ser y no de otra manera. Y así con cada una de las piezas del hotel. Es más: el propio Chun fue quien marcó que la apertura del hotel debía producirse el 12 de septiembre de 2023 así como la hora exacta –las 10:50h– a la que el personal de recepción debía entregar la llave de su habitación al primero de sus huéspedes. Y crea uno o no en estas cosas, lo que es incuestionable es que durante la estancia en el hotel reina una envolvente sensación de serenidad.
![The Peninsula London](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/15/the-peninsula-london_880eb9a0_240515172325_1200x900.jpg)
SI PUEDES NECESITARLO, ESTÁ EN LA HABITACIÓN
¿Un secador de uñas? ¿Una impresora? ¿Un montacargas privado? Las impresionantes habitaciones y suites de The Peninsula London están equipadas con un objetivo bien definido: que el huésped tenga a su alcance todo lo que pueda necesitar, sean cuales sean sus circunstancias. Y vaya si lo consiguen. Cuentan que detrás de ello está lo que ya se ha convertido en una tradición: el propietario y su esposa tienen la costumbre de alojarse en los hoteles para valorar de primera mano las necesidades que podrían tener sus huéspedes y así satisfacerlas por adelantado. Y eso incluye también a los huéspedes de cuatro patas.
![The Peninsula London](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/15/the-peninsula-london_81062e25_240515172347_1200x900.jpg)
The Peninsula London es pet friendly pero de verdad. Basta con avisar de que durante la estancia nos acompañará nuestra mascota, para que también a ella la agasajen con una cama especial, su propio comedero y bebedero y un menú diseñado atendiendo a sus gustos. Las impresionantes vistas y los enormes ventanales que iluminan las habitaciones desde el amanecer hasta la puesta de sol, vienen de serie.
![The Peninsula London](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/15/the-peninsula-london_f6035cb9_240515173543_1200x900.jpg)
UNA FLOTA DE ENSUEÑO
Un Rolls-Royce Phantom II Sedanca De-Ville de 1936 sometido a una restauración que ha durado siete años durante la cual, ya de paso, entre otras comodidades se le ha añadido un mueble especialmente diseñado para tomar cócteles durante el trayecto. Ésta es la joya de la impresionante flota de vehículos del hotel, pero a la que ninguna otra de las piezas tiene nada que desmerecer.
Como ya es tradición en todos los establecimientos de la cadena, el garaje de The Peninsula London cuenta con imponentes ejemplares clásicos completamente restaurados. Trece vehículos, diez de ellos híbridos o completamente eléctricos, entre los que se encuentran también varias limusinas Rolls-Royce, cuatro Beentley Betaygas, tres BMW i7 y varios taxis negros acondicionados a medida. Y todos ellos al servicio de los huéspedes del hotel para sus traslados desde y hacia el aeropuerto, darse un paseo, hacer algún recado o incluso una excursión.
![The Peninsula London](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/15/the-peninsula-london_2c7cedd6_240515174407_1200x900.jpg)
DOS ESTRELLAS MICHELIN EN TAN SOLO UNOS MESES
Lo del restaurante Brooklands era algo que se veía venir. El nivel de calidad, innovación y excelencia de su cocina se había convertido en un secreto a voces entre los amantes de la buena mesa de todo Londres. Y la recompensa no ha tardado en llegar: apenas cuatro meses después de abrir sus puertas en la última planta del hotel, ya cuenta con dos estrellas Michelin. Al frente están el chef director Claude Bosi y el chef de cocina Francesco Dibenedetto, los artífices de una carta donde combinan los ingredientes británicos con las técnicas tradicionales francesas y cuyo resultado son unos platos que sorprenden tanto al gusto como a la vista.
![The Peninsula London](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/15/the-peninsula-london_8660d0cc_240515175537_1200x900.jpg)
ENTRE PIEZAS DE MUSEO
Pero la ‘Experiencia Brooklands’ comienza antes incluso de coger el ascensor, ya en la planta baja. Una pista: Brooklands es el nombre del circuito considerado desde su construcción en 1907 la cuna del automovilismo británico. Además, en su actual museo descansa un ejemplar del mítico Concorde original y el único simulador de este avión que hay en todo el mundo. Por eso, todo el paseo hasta el restaurante Brooklands y el bar del mismo nombre, ambos ubicados en la última planta, es un homenaje al automovilismo y al aeroplano más veloz de la historia.
Ya junto al ascensor, un Napier Railton de época, el coche de carreras de 1933 que estableció –y aún ostenta– el récord de velocidad de Brooklands. Los ascensores simulan la cesta de un globo aerostático, en el restaurante hay una réplica de la aguja del Concorde y dos asientos de piloto originales, las ventanas del pasillo que conecta con el bar son también las originales y, una vez en éste, los amantes de la velocidad lo tendrán difícil para fijar la vista en un solo punto. Retrovisores, piezas de motor, asientos originales… todo resulta fascinante. Pero aun así, nada es capaz de superar lo que ya estaba allí; las que, probablemente, sean las mejores vistas del skyline londinense.
![Foto](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/15/foto_8c48fe29_240515171913_1200x800.jpg)
Y MUCHO MUCHO MÁS
Cantón Blue es el otro restaurante estrella del hotel. Un rincón de ensueño consagrado a la cocina asiática y decorado con el máximo nivel de mimo donde su carta de dim sum y el pato pequinés son las estrellas de la mesa; ver cómo lo preparan a la vista del comensal es un espectáculo. Imprescindible dejarse guiar por su equipo, que le descubrirá, por ejemplo, que nada potencia tanto el sabor del pato laqueado como el vino de Jerez. Y lo mismo para su pequeño bar Little Blue, que cuenta incluso con su propia ginebra. También imprescindible el restaurante de su acogedor y luminoso Lobby, especialmente por sus desayunos –que te pregunten el punto de los huevos es el sueño de cualquier amante de los Huevos Benedict– y a la hora del té. Y para relajarse, nada como su piscina en la planta baja. Un auténtico oasis bajo el centro de Londres.