Valderrobres
Capital de la comarca del Matarranya y arzobispal, Valderrobreses una delicia más allá de lo arquitectónico e histórico. De nuevo la huerta lleva la voz cantante, gran protagonista de una cocina que luego, si de campo se hablase, incluye a la caza menor como pareja de baile como sucede con el conejo y la liebre. De ello se vale, en función de la temporada, Fabiana Arévalo en el restaurante Baudilio. Argentina, pero arraigada en Teruel desde 2001, Arévalo ha dado una vuelta de tuerca a la tradición para mantenerla actualizada.
![02 El edificio de Hospedería El Batán Hospedería El Batán](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/02-el-edificio-de-hospederia-el-batan-hospederia-el-batan_f9a13f8e_240415173657_1200x1200.jpg)
Tramacastilla
Casi heroica. Así podría definirse la propuesta que merece una estrella Michelin en Hospedería El Batán. Antigua fábrica de lanas, el restaurante, en Tramacastilla –puerta de entrada a la Sierra de Albarracín– es un ejemplo de kilómetro cero y de creatividad. De ello se encarga María José Meda, cocinera autodidacta, que se vale de la proximidad para hacer una cocina de gran delicadeza. Truchas, corderos e incluso carne de wagyu turolense (sí, como han leído, wagyu de Teruel) se entremezclan en un restaurante de extraordinaria sensibilidad que cuenta con un pequeño alojamiento de 14 habitaciones para complementar el viaje.
![torre](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/torre_3aa7f277_240415174801_1200x743.jpg)
Fuentespalda
Desplegado en la parte baja del río Matarraña, cuajado de olivares y de frutales, Fuentespalda se convierte en un particular oasis turolense, embarcado entre sierras. Allí es precisamente algo que se podría calificar como un pequeño milagro como es el hotel La Torre del Visco, además del otro pequeño milagro –esta vez gastronómico– que es el restaurante El Visco. Aquí ejerce su magisterio el chef Rubén Catalán, valiéndose de lo local (y de una huerta propia) con la que propone una cocina verde y de máximo aprovechamiento que le hace merecedor de una estrella Michelin y del galardón sostenible que la guía francesa promueve con la estrella verde.
![Calamocha](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/09/calamocha_10ff482b_240509171301_1200x800.jpg)
Calamocha
Quizá muchos se sorprendan al ver que, en plena Comarca del Jiloca, hay un restaurante Carlos Arguiñano. No es un plagio, sino la casualidad de que un familiar (no muy cercano) del chef vasco montaría este restaurante en Calamocha. Marcada por un carácter de vega, cruzada por el río Jiloca, la localidad tiene una cocina fresca y de huerta que resplandece en primavera y verano. Aquí, además, conviene reparar en platos donde el conejo es protagonista, generalmente pertrechado de setas, pero también las verduras de temporada.
![05 Codorniz lacada en escabeche](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/05-codorniz-lacada-en-escabeche_a2987e56_240415175735_1200x1200.jpg)
Puertomingalvo
Puertomingalvo no es solo uno de los pueblos con más encanto de Teruel, lo cual ya son palabras mayores. Aquí, en pleno Maestrazgo, la cultura del pastoreo aún es fundamental y la devoción por la cocina cinegética. En restaurantes como Existe, en el paraje de Mosqueruela, se seduce con cocina de autor valiéndose de productos locales en una propuesta singular y creativa con el sabor como protagonista.
PARA LEER MÁS: El pueblo más bonito de Teruel (y otros nueve que merecen un viaje)
![06 Fesols y esturion de La Fábrica de Solfa Mar Frades](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/06-fesols-y-esturion-de-la-fabrica-de-solfa-mar-frades_183b1bae_240415180948_1200x798.jpg)
Beceite: La fábrica de Solfa
La judía blanca de Beceite, santo y seña de la legumbre de esta pequeña población, puebla las cartas de uno de los pueblos más deliciosos en todos los sentidos del Matarranya. Imprescindible acudir a la llamada de la cuchara enLa Fábrica de Solfa, un restaurante que se ha fortalecido con productores locales y con una vocación recolectora para plasmar los sabores de siempre, adaptados en preparaciones creativas en las manos de Enrique Micolau. Sucede con los fesols de Beceite con crestas de gallo y almendra o con el juego que dan las hierbas silvestres como la saduricha o los dulces, valiéndose de los localismos, como sucede con la algarroba o la calabaza.
![07 Solomillo, foie, parmentier de patata y reducción de Oporto El Convent 1613](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/07-solomillo-foie-parmentier-de-patata-y-reduccion-de-oporto-el-convent-1613_f99d596b_240415181109_1200x896.jpg)
La Fresneda
No solo de ternasco vive Teruel. Una creciente oferta de quesos locales, casi todos con la oveja como protagonista, empieza a rumiar las cartas de los restaurantes turolenses. Especies como la ojinegra de Teruel brindan la posibilidad de quesos míticos como el Tronchón, pero también quesos de autor. En el restaurante-hotel El Convent 1613, en La Fresneda, se valen de estos tesoros para, entre otras cosas, ponerlos en la mesa. Tras recuperar en 1999 un establecimiento del siglo XVII, apuestan además por una cocina localista donde no faltan el ternasco y la ternera, las setas de proximidad, el trabajo con las aromáticas o, como sucede, con los quesos artesanales de Teruel, que surten de membrillo y nueces.
![iStock](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/istock_8ae35e0d_1422033813_240415181832_1200x675.jpg)
Alcañiz
Dinosaurios, motociclismo y ciruelas, muchas ciruelas. Alcañiz, destino imprescindible en el Bajo Aragón, es lugar para reparar en las cazuelas. De nuevo, como es casi religión en la zona, la caza de pluma se revela como uno de sus grandes éxitos. En Meseguer, una casa también centenaria, las judías con perdiz o el guiso de pintada a la cazadora (pertrechada de setas y trufa) mandan. También el ternasco, la gran carne aragonesa. También conviene buscar las cotizadas tortas de alma, uno de los dulces por antonomasia de la repostería alcañizana.
![09 Setas frescas ©Señorío de Albarracín](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/09-setas-frescas-senorio-de-albarracin_5ef18b8d_240415182044_1200x1200.jpg)
Albarracín
El magnetismo de Albarracín no imanta al viajero solo a sus parajes naturales. Tampoco a su poderosísimo patrimonio histórico-artístico, que hacen de la localidad uno de los grandes tesoros de la provincia de Teruel. La mesa también clama por un puesto como reclamo en esta localidad serrana y establecimientos como Señorío de Albarracín lo demuestran. Su devoción por el ternasco, en cualquiera de sus versiones, bien vale la visita. En La Peculiar, también en el pueblo, la tradición también se entremezcla con guiños medidos de modernidad con una cocina sencilla, bien presentada y originalidad donde carnes y verduras también llevan la voz cantante.
![10 Pies de cerdo Fonda Alcalá](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/10-pies-de-cerdo-fonda-alcala_d7e642fe_240415182858_1200x790.jpg)
Calaceite
Calaceite invoca, desde el Bajo Aragón, una cocina que vuelve a sorprender de la huerta y desde platos más que curiosos, muy marcados también por la proximidad de Cataluña. En restaurante como el centenario Fonda Alcalá todo este repertorio clásico y tradicional se palpa como sucede con la cassolada, un potente arroz con tordos y costilla de cerdo, o los fesols en sardina(realmente, judías blancas con arenque), otro de los grandes platos de cuchara de la zona. En sus panaderías también es fácil encontrar una pariente de las clásicas cocas levantinas como sucede con el cóc en primentró, muy típica de la cocina doméstica de Calaceite, a base de tomate, pimiento y atún.
![11 Hotel Torre del Marqués Torre del Marqués](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/15/11-hotel-torre-del-marques-torre-del-marques_8c643de5_240415182954_1200x801.jpg)
Monroyo
De nuevo el Matarranya, con esa doble vertiente de interior y marinera, se manifiesta gastronómicamente con la proximidad de un Mediterráneo que se cuela en la cocina tradicional, dejando que sus pescados acaben progresando tierra adentro. A ese ideal se suma en Monroyo el restaurante Atalaya del Tastavins, ubicado dentro del hotel cinco estrellas Torre del Marqués, un cinco estrellas abrigado por olivares y viñedos. Setas y mariscos; ternascos y pulpos; hortalizas y arroces… Todo un compendio de proximidad que bien merece un alto para demostrar cómo se come en los pueblos de Teruel.