El mito y la historia se confunden cuando toca hablar de los templarios. Lo cierto es que la Orden del Temple sigue fascinando a pesar del paso de los siglos. Un buen puñado de coordenadas en territorio nacional, cuya importancia era capital durante la época de los reinos medievales, permiten aún seguir la huella de los épicos monjes-caballeros. Uno de los lugares más notables es el Castillo de Monzón, en Huesca.
La larga historia del Castillo de Monzón
Monzón era un enclave importantísimo en la época porque ocupaba un lugar intermedio entre los condados catalanes y aragoneses. Y siguió teniendo un papel relevante, prácticamente como escenario de la Guerra Civil, tras dejar de ser uno de los últimos reductos de la Orden después de ser disuelta por Francia y el Papa en 1312, durante el concilio de Vienne.
Declarado Monumento Nacional, fue antiguo bastión árabe (siglo x) para pasar a manos cristianas en 1089, al ser conquistada la población por Sancho Ramírez. En 1143 el castillo fue cedido a la Orden del Temple, que completó la construcción defensiva con la suma de poderosas murallas, torres, caballerizas, un refectorio y dormitorios. Tras la disolución de la Orden, el castillo pasó a sufrir diferentes asedios históricos: En 1309, por el ejército de Jaime II; durante la guerra de los Segadores, sufrió dos asedios (en 1642 y en 1643) y así hasta llegar al siglo XIX, cuando durante la Guerra de la Independencia fue tomado por las tropas francesas del mariscal Suchet hasta ser liberado el 15 de febrero de 1814 por el Ejército español.
Su aspecto exterior actual se debe al siglo XVIII. Su imagen produce la impresión de tosquedad y simpleza, como si no hubiera espacio para ningún detalle que no tuviera una función práctica y eminentemente defensiva. Ni siquiera su Torre del Homenaje deja lugar a la artificiosidad elegante; probablemente construida entre los siglos IX-X, está edificada en mampostería al modo opus spicatum, encadenada en sillar. La torre fue el último refugio de los defensores de la fortaleza.
El Templo (Iglesia de San Nicolás), con gran cantidad de elementos románicos, y la Torre de Jaime I, que alberga las cárceles de la Encomienda, son los espacios que hoy se pueden visitar junto a las antiguas caballerizas y los dormitorios. Hoy en día, su interior alberga un centro de interpretación dedicado al Temple que te introducirá en el fascinante mundo de los monjes-guerreros de esta orden militar.
Además de su relevancia histórica, el castillo de Monzón atesora una historia plagada de curiosidades. La vida del Cid está muy ligada a este castillo, ya que pasó por aquí para pactar con sus valíes, como Ramio Sánchez, que hizo matrimonio con una de las hijas del Cid. A la postre, este poseyó la Tizona, que quedó custodiada en la fortaleza por parte de los templarios.