El patrimonio arquitectónico de Palma no tiene parangón, sobre todo en lo que a su casco antiguo se refiere. Aquí habitan algunas de las más bonitas, y más caras, casas señoriales, que alcanzaron su máximo apogeo existencial en el siglo XVIII. Portella, construida en el XVII, no iba a ser menos. Este palacio ha pertenecido a diferentes familias durante siglos, hasta que en los años 90 fue el hogar del pintor catalán Joaquim Torrens Lladó, coetáneo de Antoni Tapies y, tras su muerte, se transformó en un precioso museo que, tras quedarse sin fondos, entro en decadencia y tuvo que cerrar.
Pero antes de entrar en materia hotelera, merece la pena destacar que las casas palacio mallorquinas son un auténtico deleite para los amantes de la arquitectura en particular y de la belleza en general. La alta nobleza, que algo bueno tuvo, sobre todo en cuanto a materia estética, era, allá por el siglo XVII, el modelo social a seguir, e imitado en todos los aspectos. También en sus casas, las cuales familias nobles y de mercaderes copiaban a nivel constructivo y decorativo.
![PORTELLA ARCOS VENECIANOS](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/17/portella-arcos-venecianos_a41e32e6_240617133306_1200x800.jpg)
Cuatro siglos más tarde no es una noble, pero sí una visionaria, quien devuelve la aristocrática y merecida vida a uno de esas casas señoriales: Portella. Tras fundar Casa Bonay en Barcelona, Inés Miró-Sans y su hermano Enrique han aunado fuerzas, recursos y muy buena mano hotelera para abrir una segunda propiedad, esta vez fuera de Cataluña, en el corazón del casco antiguo de Palma, a tan solo unos pasos de la catedral y junto a los baños árabes.
![PORTELLA LOUNGE](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/17/portella-lounge_efb83363_240617133450_1200x1801.jpg)
La sensación de hogar aquí es total, tanto, que para empezar cuesta hasta identificar el lugar, ubicado en la calle Portella número 9. Hay recepción, sí, pero tan pequeña y camuflada que a quién le importa la recepción; el proceso de check aquí es aquí un mero trámite para llegar a casa. Hay muchas cosas buenas que escribir sobre Portella Palma, pero su servicio estaría entre las más importantes. Personalizado hasta la extenuación, aquí todo fluye, todo es diferente, todo son sonrisas nada impostadas, todo está tan bien pensado que hasta se puede desayunar hasta las 1pm. Plegarias atendidas.
Los Miró-Sans no han estado solos conceptualizando Portella Palma: el estudio de diseño francés Festen y a Gras Reynés Architects, con sede en Mallorca, reimaginaron la propiedad para otorgarle una tercera vida, la de hotel, pero sin que se notara demasiado. Esto es más una casa que un alojamiento. Por eso, para fomentar la sensación de hogar y respetar la artesanía local, la piedra de los suelos es la de Santanyí, y ha sido cortada a mano siguiendo el patrón inspirado en el suelo de los baños árabes de al lado.
![PORTELLA COCINA 1](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/17/portella-cocina-1_4b6bb51e_240617150507_1200x800.jpg)
Diez de las 14 habitaciones cuentan con una cocina cuyos azulejos procede de los vidrieros mallorquines Gordiola, una de las más famosas empresas de gestión familiar mallorquina. El esbelto campanario de Santa Clara, del siglo XIII, donde aún habitan monjas de clausura, es visible desde alguna de ellas. Desde otras, la calle principal, Portella, una más y posiblemente también más bonita de la algarabía de calles medievales que dibujan el casco antiguo de Palma.
Apetece poco salir fuera de la habitación, pero si de pronto se siente la necesidad, los huéspedes cuentan con varios lugares comunes, aunque comedidos en espacio. El salón lo preside un sofá azul eléctrico diseñado por Festen y realizado por los carpinteros locales Decorvasco, todo presidido por una litografía de Joan Miró. Y más arte: en el Rincón del Artista, donde Torrents Lladó eligió ubicar su estudio de pintura gracias a la luz que se filtra por los lucernarios, los huéspedes pueden disfrutar de la tranquilidad que antaño apreciaba el artista para leer, relajarse o meditar.
![PORTELLA BIBLIOTECA](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/17/portella-biblioteca_69c600a0_240617150545_1200x1800.jpg)
Bajo tierra, donde antiguamente se ubicaban los antiguos hornos de cerámica, cohabitan ahora un sencillo pero suficiente gimnasio y un hamman que, bajo reserva previa, el equipo del hotel prepara para cualquier huésped que así lo solicite.
Y por si la relajación da hambre, que la da, Portella Palma tiene solucionado el problema aplicando la sostebilibidad, la trazabilidad y la apuesta por un producto local en una despensa siempre lista para cualquier huésped que lo solicite. Por eso los menús pueden personalizarse según deseos y necesidades, dando fondo y forma a platos como la lubina salvaje sobre una cama de verduras o una ensalada de espárragos blancos. Aquí, imposturas, ninguna.