Rodeado de naturaleza salvaje y con vistas al mar
Derivado del sánscrito ‘paz’ y ‘noi’, que significa lugar, Amanoi no es un hotel cualquiera. Para empezar, su difícil acceso hasta la escarpada costa de la provincia de Ninh Thuan, en el sur de Vietnam, ya supone todo un reto (son unos 75 minutos en coche desde el aeropuerto Cam Ranh, en la turística costa de Nha Trang). Y aquí comienza lo bueno: Amanoi parece separado del resto del mundo por kilómetros de naturaleza salvaje, no obstante el hotel se encuentra ubicado dentro del Parque Nacional Nui Chua cuyas costas están bañadas por el Mar de China Meridional y que abarca ecosistemas que van desde bosques secos tropicales hasta los exuberantes acantilados de la bahía Vinh Hy, una reserva marina capaz de dejar boquiabierto hasta al más escéptico de los viajeros.
La primera impresión tras cruzar el umbral de este santuario es la de estar lejos del mundo civilizado porque, verdaderamente, así es. Parte del increíblemente profesional personal del complejo, incluido su director, recibe a los huéspedes con una bebida y una toallita; es imposible que la sensación de estar aquí sea más gratificante y sorprendente porque de eso se encargó el estudio belga de Jean-Michel Gathy, de fusionar de forma imperceptible un hotel con la asombrosa orografía de este prístino paisaje vietnamita. Y es que mucho se nota la mano de Gathy en Amanoi, no obstante ha sido su estudio el creador de algunos de los hoteles más emblemáticos del mundo, como el fotogénico hotel Marina Sands en Singapur o One & Only Retih Rah en las Maldivas.
El minimalismo arquitectónico predomina en todo el complejo pero, a pesar de que ni estructura ni decoración avasallan, las numerosas influencias vietnamitas hacen pensar que Aman es una cadena global, pero Amanoi es un hotel local con un altísimo sentido de pertenencia que se beneficia de todo lo bueno, y es mucho, de un país en plena efervescencia.
![Villas](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/02/villas_efbbedae_240502172809_1200x1200.jpg)
Villas y residencias de ensueño
Hay 31 alojamientos, algunos de ellos son espléndidas villas que cuentan con hasta mayordomo o chef. La estructura de las pagodas es similar y todas cuentan con tres espacios: salón, dormitorio y un baño enorme. Las camas son de tamaño King y, en cuanto a las amenities, es casi imposible que hayan olvidado de colocar algo que el huésped pueda necesitar, desde crema solar, un bolso de playa, repelente de mosquitos, chanclas o batines hasta un minibar donde todo está incluido o máquina de café Nespresso. Algunas de las villas cuentan, además, con piscina privada y, las que no, con una amplia terraza con tumbonas y vistas al paraíso.
No es el único fotograma al que tiene acceso el huésped, ya que Amanoi también ofrece dos piscinas, una de ellas infinita y revestida de roca volcánica negra cuyas vistas suponen la perfecta imagen de postal del complejo. La otra, más grande y con más ambiente, está ubicada en el Beach Club y junto a la playa de fina arena dorada donde el hotel provee de todo tipo de material deportivo como Kayak, Paddle surf o snorkeling.
![Amanoi Wellness Overview 5](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/02/amanoi-wellness-overview-5_62bc2940_240502172504_1200x747.jpg)
Un spa para relajarse y recuperar energía
Es imposible calificar uno de los espacios de Amanoi como la joya de la corona, pero verdaderamente su spa estaría muy cerca de serlo. Camuflado por la naturaleza y ubicado junto a un lago lleno flores de loto ante el que es imposible no quedarse embelesado, tiene como objetivo energizar y relajar a los huéspedes a partes iguales, de ahí que las instalaciones incluyan cinco salas de tratamiento dobles donde se utiliza una cosmética natural inspirada en la tradición local, dos suites de hidroterapia, baño de vapor, jacuzzi y una piscina. Sesiones de pilates o un gimnasio de última generación se encargan de la parte más enérgica de un espacio que más que un spa es un destino en sí mismo.
![Amanoi](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/02/amanoi_8cd8a83f_240502173011_1200x1579.jpg)
Descubrir Vietnam a través del paladar
Amanoi cuenta con dos restaurantes y ambos sirven comida exquisita. El más casual es el restaurante del club de playa y solo abierto para el almuerzo. En el restaurante principal, ubicado en el pabellón central, se sirve cada día un ‘afternoon tea’ a la vietnamita que es cortesía para todos los huéspedes y también el servicio de cenas.
Si el tiempo lo permite lo mejor es reservar mesa en la terraza con vistas a la bahía de Vinh Hy y elegir cualquiera de las capturas diarias de los barcos pesqueros locales que siempre sugiere el menú. Pescado, langosta y calamares se preparan con hierbas aromáticas y verduras cultivadas dentro del área, aunque también se ofrecen auténticos platos vietnamitas como el phở gà, una especie de sopa de pollo, la ensalada de pomelo y gambas o el pescado cocido en cazuela de barro.
![Amanoi Gallery 4](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/02/amanoi-gallery-4_4a95af43_Foto: Amanoi_240502172834_1200x1200.jpg)
Ubicación, divino tesoro
Es posible, y tremendamente aconsejable, explorar el Parque Nacional Núi Chúa gracias a las caminatas guiadas que ofrece hotel aunque si el cansancio, o la pereza, apremian, siempre es posible hacerlo en bicicleta eléctrica por los alrededores. A una hora en coche se encuentra el complejo de templos Po Nagar Cham Towers, construido entre los siglos VII y XII, aún resiste al paso del tiempo con interesantes estructuras en pie. Uno de los pueblos alfareros más antiguos del sudeste asiático, Bau Truc, está a 90 minutos en coche; y, a una distancia similar del complejo, el pueblo de My Nghiep, que ofrece un auténtico recorrido por el antiguo arte del tejido de brocados a precios imbatibles.