No montes en calesa
De trazado medieval, el centro histórico de Palma es una maravilla arquitectónica y cultural, y uno de los cascos antiguos mejor conservados de todo el mediterráneo. Aquí cada esquina es un tesoro completamente accesible a pie, o en bici, en una ciudad donde la movilidad sostenible está cada vez más implantada. Por practicidad y porque cada calle, y cada callejón, es un tesoro, lo mejor que se puede hacer para descubrir Palma es recorrerla, caminarla, patearla. Esta es la mejor manera de deslumbrarse ante los patios de antiguas casas señoriales conocidos como ‘casals’, el buen puñado de edificios modernistas (tres arquitectos locales, Gaspar Bennàssar, Jaume Alenyar o Francesc Roca realizaron obras modernistas aquí, aunque también se conserva obra de los arquitectos catalanes de la época, Lluís Domènech i Montaner o Antoni Gaudí). Ante la duda, el mar siempre está cuesta abajo.
![iStock](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/istock_f38b634d_1284817038_240322120040_1200x875.jpg)
No todo es ensaimada
Can Joan de S’Aigo es el café más antiguo y querido de Palma, un lugar y tres históricas sedes donde se sirve una de las mejores ensaimadas de la isla, pero también otras delicias que merece la pena probar. El helado de almendras está hecho a mano y el cuarto, la coca de patata (típica de Valldemossa) y el gató son tres productos por los que los mallorquines se pirran, incluso más que con la ensaimada.
En la sección de los salados, en Can Joan de S’Aigo también se pueden encontrar, además de numerosa gente haciendo fila para lograr sentarse en una de sus codiciadas mesas, la tradicional empanada de carne y guisantes, el cocarroi o la coca de trampó. Todo lo que se puede disfrutar en los locales también se puede encargar para llevar, aunque es recomendable hacerlo con al menos dos días de antelación. Aquí la artesanía manda. Can Joan de S’Aigo es uno de los 114 comercios considerados ‘emblemáticos’, lo que supone un distintivo orgulloso de memoria colectiva en la ciudad.
![iStock](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/istock_7c8b1668_1404369580_240322120050_1200x800.jpg)
Mejor un mercado que un supermercado
Es, muy posiblemente, la tradición que mantengo más arraigada cuando regreso a Palma: un paseo por el bullicioso mercado del Olivar donde disfrutar de un rico llonguet (tipo de pan) de camaiot (embutido local elaborado con carne de cerdo) con queso fundido. Con el estómago satisfecho, es momento de recorrer los coloridos pasillos repletos de productos locales además de las diferentes tiendas, los puestos, de artesanía local con todo tipo de creaciones elaboradas con la tradicional tela mallorquina, la de llengües, el legendario tejido ikat de Mallorca. Perdido en el olvido, hace ya unos años que volvió a la vida de los hogares mallorquines, y de medio mundo, inspirando a diferentes diseñadores de la isla; hoy está presente en todo tipo de complementos, como bolsos, cojines, manteles…
La inmersión en el latido social de Palma puede, también, continuar en el mercado de Santa Catalina, integrado perfectamente en el barrio del mismo nombre y que alguna vez fue lugar de pescadores tejiendo sus redes. Más moderno y cosmopolita, también conserva espacios que mantienen su personalidad local e isleña.
A la lista de mercados municipales merece la pena sumarle un mercado ecológico que tiene lugar en la plaza Bisbe Berenguer Palau, aunque absolutamente ningún local te dirá dónde queda esa plaza a no ser que preguntes por la conocida como plaza de los Patines. Es la misma, pero el tema de los cambios de nombre no está muy bien llevado en la capital. Los martes y los sábados son los días que se encuentra este mercado (o mercadillo).
![Es Baluard](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/es-baluard_fb68ac64_240322120101_1200x800.jpg)
No te vayas de Palma sin visitar sus museos
La historia de Palma es muy visible en sus calles y comercios, pero también es fundamental conocer el legado artístico que se esconde en sus principales museos. Para mí hay dos cuya visita resulta fundamental. La Fundación Joan Miró, ubicada a unos 10 minutos en coche del centro de la ciudad, es el lugar donde disfrutar, y elijo bien ese verbo, de la muestra de las obras del prolífico artista, ya que infinidad de pinturas, esculturas y cerámicas están distribuidas por los talleres y jardines. La Fundación también muestra los espacios de creación del artista, donde vivió y trabajó durante casi 30 años.
Un antiguo aljibe de agua dulce recuperado sirve actualmente para albergar exposiciones o eventos. Estamos ahora en Es Baluard, el museo de arte contemporáneo balear, envuelto en un edificio que conserva el entorno patrimonial del baluarte renacentista en el que se ubica. Y precisamente por dónde se ubica, es recomendable disfrutar de un café o un alto en el camino en su cafetería, rodeada de obras de arte al aire libre, aunque la mejor de todas ellas sea la vista de las espectaculares murallas de la ciudad a la bahía de Palma.
Mucho más modesto que sus compañeros de listado, el Casal Solleric siempre ha sacado pecho frente a su competencia artística diseñando un atractivo programa de exposiciones temporales y actividades culturales. ¿Lo mejor? Que está ubicado en las entrañas de un precioso palacio del siglo XVIII y en el mismo centro de la ciudad, en la conocida como plaza de las Tortugas que, por supuesto, tampoco es su nombre oficial.
![Cala Major en Palma](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/cala-major-en-palma_6a8abf45_1252880099_240322120111_1200x808.jpg)
Y No todo es suelo urbano
Lo mejor de Palma es que, tanto como turista como siendo residente, lo tiene todo. Aquí las posibilidades son casi infinitas: porque además de sus monumentos e historia, también permite disfrutar de un día de playa cambiando asfalto por arena sin necesidad de desplazarse a ninguna parte, ya que Palma cuenta con la segunda bahía más grande toda España, bañada por grandes playas donde relajarse al sol o practicar cualquier tipo de deporte.
Y del nivel del mar hasta casi rozar el cielo con las manos gracias a una visita al Castillo de Bellver, el único castillo gótico de planta circular de Palma, que además ofrece 360 grados de fantásticas vistas sobre la ciudad y buena parte de la isla. La particularidad de este castillo es que, además de conservarse perfectamente bien, fue erigido con una función defensiva y de control, y su ubicación justifica este objetivo. El Castillo de Bellver es el único de estilo gótico con planta circular que hay en España y, en su interior, alberga el Museo de Historia de la Ciudad, perfecto para ubicarnos en el desarrollo histórico de Palma bajo los dominios romanos, musulmán y cristiano. Es el resumen de una historia dramática y turbulenta que ha dado lugar a uno de los mejores destinos del mundo para visitar y también para vivir.