En la década de los años 2000 viví muchos años en Río de Janeiro. Tantos que la memoria exagera ligeramente y me susurra que viví en la ciudad la década entera. Cuando me instalé en São Paulo en 2011, echaba muchísimo de menos Río de Janeiro. Volvía con frecuencia a ver a mis amigos, a disfrutar de las vistas que la ciudad nos regala en muchas de sus esquinas y a dejarme llevar por la atmósfera efervescente de la Ciudad Maravillosa. Ahora vivo en Paraty, en el estado de Río de Janeiro. Voy con frecuencia a Río por placer, por trabajo y para resolver algunos trámites burocráticos.
En Río de Janeiro siempre me siento en casa. Desde que pisé por primera vez la ciudad, sentí una energía poderosísima y muchísima vitalidad. Al mismo tiempo, a pesar de ser una ciudad con fuertes desigualdades y con tensiones sociales, Río de Janeiro me transmite una gran calma y una gran sensación de levedad. El carioca, gentilicio que muchos medios extranjeros usan mal como sinónimo de brasileño, aman su ciudad como nada en el mundo. Los cariocas viven al día, apasionadamente. Se entregan a los rituales por excelencia de la ciudad – playas, carnaval, un partido de fútbol en el estadio Maracanã- con pasión exacerbada. Y no cambian su ciudad por ninguna otra, hasta el punto que la mayoría pasa sus vacaciones de verano en Río de Janeiro, disfrutando de sus playas y su fiesta constante.
Yo soy carioca adoptivo. Naturalizado brasileño hace una década, en Río de Janeiro juego en casa. Por eso, te doy estos consejos: cosas que los cariocas nunca harían en su ciudad.
No hacer favela tour
En los años dos mil se pusieron de moda los tours turísticos en las favelas. A parte de transformar la pobreza en un espectáculo y de que casi ninguno contribuye económicamente con causas sociales, estos tours son una manera superficial de conocer la ciudad. Es posible visitar algunas favelas por cuenta propia, especialmente las que cuentan con programación cultural. Ir a la favela del Vidigal (que está un poco gentrificada incluso) o visitar la !Quadra de la Escuela de Samba Estação Primeira de Mangueira son algunas opciones. Si no tenemos contactos o conocimiento del lugar, conviene no adentrarse por cuenta y riesgo en la mayoría de las favelas. Por cierto, usa la palabra «comunidade» como sinónimo de favela. Te servirá como primera contraseña de entrada.
![Copacabana beach](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/copacabana-beach_89254009_240322121023_1200x800.jpg)
No lleves comida a la playa
Las playas urbanas de Río de Janeiro, especialmente Copacabana e Ipanema, están repletas de vendedores ambulantes. Los cariocas se sientan en la playa y van picoteando de las múltiples ofertas. Los chiringuitos ofrecen todo tipo de bebidas, helados y polos. Los vendedores ambulantes te ofrecen desde caipirinhas a queijo coalho (queso fundido), de biscoito Globo (un clásico carioca) a mate helado, pasando por esfirras, kibes o empanadas.
![Pedra da Gavea Rio de Janeiro](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/pedra-da-gavea-rio-de-janeiro_6a6ab7ac_240322121404_1200x900.jpg)
No te quedes a ras de suelo
Por muy excitantes que sean los barrios de Río y sus playas, no te quedes a ras de suelo. Desde las alturas, la vista de Río de Janeiro es simplemente espectacular. Aunque los cariocas no suban con frecuencia al Pão de Açúcar o al Cristo Corcovado (y vale mucho la pena), de vez en buscan cómo ver su ciudad a vista de pájaro. Una excursión a la pedra da Gavea o un garbeo por la Vista Chinesa (en una carretera de la floresta da Tijuca) son buenas opciones.
No planees
Río de Janeiro no es una ciudad para planear una visita al milímetro. Los cariocas viven al día. Los viernes, la pregunta más habitual es, qual é a boa?, que podemos traducir, como cuál es el mejor plan que hacer. En Río, conviene dejarse llevar, ya sea por una conversación nocturna en un bar del barrio de Lapa, por un ritual afro brasileño que nos encontremos en una playa o por una roda de samba (concierto de samba) que nos sorprenda en cualquier esquina.
No uses indumentaria cara
Aunque Río de Janeiro no es una ciudad tan peligrosa como algunos medios de comunicación pintan, conviene no llamar demasiado la atención. Los propios cariocas visten de forma informal. Usan bermudas, sandalias de playa y camisetas para casi todas las situaciones sociales. Conviene no exhibir relojes, collares, anillos o pulseras caros.
![Parque Lage Rio de Janeiro](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/parque-lage-rio-de-janeiro_9dc57a52_240322125245_1200x800.jpg)
No te conformes con lo urbano
En pocas ciudades del mundo la naturaleza tiene una presencia tan grande como en Río de Janeiro. Por eso, no te conformes con quedarte en los escenarios urbanos más famosos. Puedes conocer el bioma de la Mata Atlántica con facilidad, en la Floresta Nacional da Tijuca, en el propio término municipal de la ciudad. Cerca de la parte alta del barrio de Santa Teresa, puedes darte un chapuzón en las paineiras (cascadas). En el Parque Lage, cerca del imprescindible Jardim Botánico, sentirás el poder natural de Río.
No te quedes solo en la bossa nova
La bossa nova es un estilo musical fascinante. Conquistó el mundo en los años sesenta, merecidamente. Los turistas suelen ir a algunos locales con bossa nova al vivo en Ipanema. Y vale la pena hacerlo. Pero Río de Janeiro rezuma música por los cuatro costados. El gran estilo de la ciudad es «el samba» (en portugués es masculino). El chorinho, música instrumental, es una auténtica joya: encontrarás algunos locales en la calle Lavradio o Riachuelo, en Lapa. El funk carioca, un estilo bastardo nacido en las favelas, es la música más popular de las últimas décadas. Visitar un baile funk en una comunidade es una experiencia inolvidable.
![Río de Janeiro](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/22/rio-de-janeiro_a860f37c_240322131024_1200x800.jpg)
No des bola a los miedosos
En Río de Janeiro, algunos taxistas no te querrán llevar al bohemio barrio de Santa Teresa (mi favorito), argumentando que es peligroso, cuando en realidad lo que quieren es evitar los adoquines de sus calles. Algunos guías turísticos no te recomendará ir en tren a Oswaldo Cruz o Madureira, epicentro de la samba, porque están muy lejos. En general, en Río de Janeiro se puede hacer (casi) todo, tomando las medidas de precaución básicas y comportándose con sentido común.
No uses GPS
El GPS no siempre funciona bien en Río de Janeiro. O sí funciona, pero no tiene en cuenta calles sin salida, callejones que acaban en favelas o que se estrellan contra grandes moles de piedra. El GPS suele funcionar en grandes avenidas y en los barrios de la Zona Sur. Pero no conviene abusar de los servicios, plataformas y mapas basados en GPS.