La ciudad alpina con un tejadillo de oro


Hay muchos elementos que atrapan la mirada de los viajeros que aterrizan en Innsbruck. Por un lado están las altas cumbres alpinas que rodean la ciudad. Por otro, las pintorescas casas de colores que se reflejan sobre las aguas del río que da nombre a la capital del Tirol. También sorprenden sus antiquísimas calles empedradas, sus numerosos museos e incluso las estaciones de funicular diseñadas por la arquitecta Zaha Hadid. Sin embargo, hay un elemento que cautiva a los transeúntes como ningún otro: el Tejadillo Dorado deInnsbruck, el gran símbolo de la ciudad. 

Seguir viajando

Tejas de cobre doradas al fuego

Este deslumbrante palco dorado se construyó entre 1497 y 1500 en un edificio blanco de estilo tirolés que ocupaba (y sigue ocupando) el lugar más importante de la plaza principal del casco antiguo de Innsbruck. El impulsor del proyecto fue el emperador Maximiliano I de Habsburgo, que encargó la obra al arquitecto Nikolaus Turing el Viejo con la intención de hacerle un regalo a su segunda esposa, Bianca Maria Sforza, con quien se había casado recientemente. 

Innsbruck

Foto: Shutterstock

Para elaborar el famoso tejado, Nikolaus Turing el Viejo hizo que aproximadamente 2657 tejas de cobre se doraran al fuego y después las colocó cuidadosamente sobre el balcón, asegurándose de crear un deslumbrante manto que maravilló tanto al emperador y a su esposa, como a todos los habitantes de la ciudad. Por otro lado, el artista Jörg Kölderer confeccionó 18 relieves tallados en piedra arenisca y los frescos situados en el interior del balcón que completaron la obra.

Innsbruck

Foto: Shutterstock

El relato de una época

Estos relieves, considerados una de las obras artísticas más importantes del Tirol, muestran claramente la transición estilística del gótico tardío al primer renacimiento, relatando en su interior la vida del emperador Maximiliano I. Uno de los que más llaman la atención es el relieve en el que aparece el regente junto a sus dos esposas: Bianca Maria Sforza (la segunda), que sostiene una manzana dorada en la mano, y Maria de Borgoña (la primera), que siempre fue su favorita. 

 

En los frescos, en cambio, se adivinan escenas de la vida cotidiana de la aristocracia de la época, además de dos caballeros que ostentan las banderas del Sacro Imperio y del Condado del Tirol. 

Innsbruck

Foto: Shutterstock

Tanto los relieves como los frescos originales se retiraron a mediados del siglo XX, para evitar el posible deterioro de las piezas, y se sustituyeron por las réplicas exactas que se pueden ver hoy bajo el Tejadillo Dorado. De todos modos, las piezas originales se pueden contemplar el Museo del Tejadillo Dorado, en el caso de los relieves, y el Museo Estatal del Tirol, en el caso de los frescos.

Casa barroca Innsbruck

Foto: Shutterstock

Un museo dedicado a Maximiliano I

En su interior, el edificio alberga el Archivo de la ciudad de Innsbruck, la oficina de la Convención Alpina Internacional (una coalición de ocho países alpinos unidos para mantener el desarrollo sostenible de los Alpes) y el Museo del Tejadillo Dorado. La visita a este museo permite conocer a fondo la historia del monumento más querido y fotografiado de la ciudad, así como la vida del emperador Maximiliano I y el importante papel que ejerció en el Tirol. 

 

Además, los visitantes del museo tienen la posibilidad de salir al mismísimo balcón del Tejadillo Dorado, para contemplar las vistas de la plaza, tal y como hacían Maximiliano I y Bianca Maria Sforza, y, desde allí, disfrutar de la mejor perspectiva de la hermosa Casa Helbling, situada frente al monumento dorado, que posee una de las pocas fachadas de estilo rococó de Europa. 




Source link

Más vistos

Descarga la guía de los Museos
Descarga la guía de los museos militares
Translate »
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x
es_ESSpanish