A la ciudad belga de Amberes hay que llegar en tren. No solo por el fascinante trayecto que la une con Bruselas, sino por el recibimiento que da al viajero su estación central, conocida como «Catedral de las Estaciones» gracias a su arquitectura y espectaculares dimensiones. El monumental edificio está formado por una gran cúpula, arcos de hierro vidrieras, revestimientos de mármol y escalinatas, que le confieren una estética similar a la de un palacio barroco. Diseñada por Luis De la Censerie, la estructura -que mide 185 metros de largo y 44 metros de altura- cubre las vías de la estación Central de Amberes y ejemplifica la renovación de la arquitectura flamenca y belga en el siglo XIX.
Construida entre 1895 y 1905, hay que remontarse a 1836 para comprender la importancia de la estación de Antwerpen—Centraal, cuando llegó el primer tren desde Bélgica a la ciudad. Lo hizo en una pequeña estación de madera de las afueras. Sin embargo, para el rey Leopoldo II Amberes necesitaba algo mejor, capaz de impulsar la ciudad. Así, a finales del siglo XIX, ordenó construir una estación mucho más monumental que pudiera conectarla con el resto de Europa.
En 1905, finalmente se inauguraría después de diez años de trabajos. La zona de las vías ferroviarias había sido ideada por el ingeniero Clement Van Bogaert con un diseño revolucionario: el alto techo de cristal con soporte de metal evitaba que el vapor de las antiguas locomotoras cayera sobre los pasajeros. Louis De la Censaire se encargó del hall, que por petición del rey de Bélgica está inspirado en la estación Lucerne de Suiza y el Panteón romano. Construido en piedra, cuenta elementos neorenacentistas e influencias del Art Nouveau y del Neobarroco. Destacan sus impresionantes columnas dóricas, jónicas y corintias, que también le han aportado el sobrenombre de templo de mármol.
![Estación de Amberes](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/26/estacion-de-amberes_623fcf7e_240326115504_1200x800.jpg)
A lo largo de los años, la estación ha sufrido modificaciones para adaptarse a las necesidades de la red ferroviaria belga y de los pasajeros. En 1998, sufrió una de las mayores reconstrucciones para conectarla con otras estaciones de la ciudad. Entre los años 2000 y 2009, tanto el edificio superior como los andenes fueron reformados para permitir la llegada de trenes de alta velocidad entre París, Bruselas y Ámsterdam, así como para abrir niveles subterráneos adicionales. Se incluyeron, además, zonas de tiendas y restaurantes, convirtiendo la estación de Amberes en un centro comercial.