A poco más de una hora a pie de Cangas de Onís, el pueblo situado a los pies de los Picos de Europa que fue capital del Reino de Asturias en el siglo VIII, se encuentra uno de los enclaves naturales más fascinantes de Asturias: la Olla de San Vicente. Este idílico escenario enmarcado por las ramas de los árboles y con la impresionante cordillera como escenario de fondo se convierte en un auténtico oasis en los meses de verano, cuando locales y visitantes recorren la senda que conduce a la poza para darse un baño refrescante en sus cristalinas aguas.
Suscríbete a nuestra newsletter para descubrir cada domingo los viajes más sorprendentes
![Puente romano en el camino entre el Tornin y el Olla de San Vicente, cerca de Cangas de Onís.](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/26/puente-romano-en-el-camino-entre-el-tornin-y-el-olla-de-san-vicente-cerca-de-cangas-de-onis_73736017_2148089771_240626124718_1200x800.jpg)
Un camino junto al río
El recorrido empieza en Cangas de Onís, desde donde se puede coger la N-625 en dirección al puerto de Pontón, seguir durante 6 kilómetros –unos 10 minutos– hasta llegar al pueblo de Tronín y pasar de largo hasta que, a mano izquierda, aparezca un restaurante desde el que comienza el camino. Este cuenta con un párking privado para clientes, situado al lado de otro espacio donde se puede aparcar libremente, ideal para dejar el coche y comenzar la ruta a pie.
La primera parte del camino dura aproximadamente una hora. El sendero de grava es ancho y no tiene ninguna dificultad. El río, situado al lado derecho, acompaña a los caminantes durante todo el trayecto, como un refrescante preludio de lo que está por venir. A poco más de doscientos metros del inicio de la ruta se encuentra el famoso Puente Viejo, cuyo origen es incierto, aunque todo apunta a que se construyó durante la Edad Media. Después, el sendero continúa a través de una maravillosa naturaleza en la que aparecen, de vez en cuando, cabañas de piedra construidas en el interior del bosque o pozas que forman parte del río.
En la segunda parte de la ruta, el sendero es más estrecho y rocoso. Hay que ir con cuidado los días de lluvia, ya que, en esta fase, la piedra puede ser bastante resbaladiza. Afortunadamente, el camino se ensancha poco antes de llegar a la Olla de San Vicente, desplegándose sobre una pequeña pradera con árboles a ambos lados.
![El río Sella, entre el Tornin y el Olla de San Vicente, cerca de Cangas de Onís.](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/26/el-rio-sella-entre-el-tornin-y-el-olla-de-san-vicente-cerca-de-cangas-de-onis_d15d5d8c_2148089787_240626124902_1200x800.jpg)
Aguas esmeralda
Al llegar a la poza, sorprenden sus impecables aguas, de un color esmeralda poco común por su claridad y su imperturbable calma. Los niños pasean por la orilla de la olla, recogen guijarros y chapotean en la zona de menor profundidad. Los adultos nadan hasta alcanzar la parte en la que el agua cubre más de cinco metros, el centro de la hermosa charca formada por el río Dobra.
No es de extrañar que este sea el principal reclamo de esta área natural y el destino de una de las excursiones de montaña más bonitas que se pueden hacer por Asturias cuando llega el buen tiempo. Un camino entre castaños, olmos y robles que conduce a este pequeño paraíso que se esconde el corazón del bosque asturiano.