Es uno de los tesoros situados en la ciudad lusa de Oporto y una de las obras de arquitectura religiosa más imponentes del país. Su estructura concentra el recuerdo de todas las restauraciones que ha experimentado a lo largo de los años, y es que ha sido testigo de varios incendios, una invasión por parte de las tropas napoleónicas y un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de la Iglesia de San Francisco y fue construida en el siglo XIV por los frailes franciscanos como un edificio simple y austero. Después, se incorporaron elementos góticos con interiores de madera. Este estilo se mantuvo hasta los siglos XVII y XVIII, cuando el gusto por la decoración barroca caló en toda Europa. A lo largo de la historia ha funcionado como lugar de peregrinación para los fieles y también como panteón personal de los miembros de la nobleza.
![Iglesia de San Francisco de Oporto](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/06/iglesia-de-san-francisco-de-oporto_de78c933_240306113743_1200x1028.jpg)
Su interior se compone de tres naves embellecidas con más de 300 kilos de polvo de oro. Esta cantidad provocó que en cierto punto la iglesia fuera cerrada al culto por su ostentosidad en pleno panorama de pobreza.
En el lateral izquierdo se emplaza la escultura de madera policromada que se conoce como Árbol de Jesé yrepresenta la genealogía de Jesús junto a doce reyes de Judá. La otra sorpresa que oculta esta iglesia no se encuentra en un extremo, sino bajo el suelo: unas catacumbas en las que descansan los restos de numerosos franciscanos y personalidades importantes de la ciudad, además de un osario que se puede contemplar tras el cristal.
De su exterior cabe destacar su rosetón de estilo gótico y su portal barroco con columnas salomónicas custodiadas por una estatua en honor a San Francisco de Asís. La visita a este templo se completa con una parada en el Museo de San Francisco, donde se exhibe valiosas colecciones de arte sacro.