En la Reserva de la Garganta de los Infiernos, en el famoso Valle del Jerte, se esconde un secreto a voces que cada verano recibe la visita de cuantos lo conocen a su alrededor. Se trata de la piscina natural de Los Pilones, en el norte de la provincia de Cáceres, formada no por una, sino por trece pozas que se formaron por la erosión de la piedra granítica bajo el paso del río Jerte. Para acceder, existen dos senderos de más o menos la misma distancia, uno desde el pueblo de Jerte y otro desde la entrada de la reserva natural, entre Cabezuela del Valle y Jerte.
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![Los Pilones](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/20/los-pilones_cc82151c_240620184302_1200x801.jpg)
De las montañas extremeñas desciende el Jerte, dibujando un paisaje a su paso de belleza natural. Entre aguas cristalinas, rocas graníticas y vegetación abundante se adivina un hermoso valle Bien de Interés Cultural que atrae la atención de multitud de visitantes a diario, pero sobre todo durante la época de calor. Jerte, que viene del árabe ‘xerit’, significa cristalino y estrecho, lo que define muy bien a este río y a esta región. Los saltos de agua, los pequeños lagos y las piscinas naturales ofrecen alivio en el verano, y uno de los lugares más frecuentados es Los Pilones.
Las también conocidas como Marmitas de Gigante por las impresionantes bañeras que dibuja en la roca granítica el río Jerte, tienen piedras lisas donde tumbarse a tomar el sol, pero también una agradable sombra para combatir las temperaturas y numerosas charcas para decidirse a darse un baño. Para llegar al lugar, es necesario hacer un camino de al menos 3km, ya que no hay acceso en coche.
Para leer más: Pozas cristalinas y piscinas naturales de Cáceres en las que darse un baño refrescante
![Los Pilones](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/20/los-pilones_a8a438fb_240620184422_1200x800.jpg)
La mejor forma para llegar es aparcar en el Centro de Interpretación de la Reserva Natural, desde donde da inicio la Ruta de los Pilones, una de las más famosas del Jerte. Señalizada con líneas verdes y blancas, este trayecto de casi una hora no tiene apenas dificultad, con lo cual es perfecto para realizar con niños. Los helechos, los cerezos y los castaños acompañarán durante todo el camino, y en el resto de estaciones del año, ofrecerán un paisaje distinto que también merece la pena ver.
Pasado un puente de madera y tras subir unas pequeñas escaleras de roca, se abren a la vista las piscinas de Los Pilones. Cada una de ellas se conecta con las demás y, a la vez, son independientes, con lo cual nunca les falta agua, e incluso algunas de ellas forman pequeños toboganes que hacen las delicias de los más pequeños.