Precedida de una laguna que se salva gracias a una extensa (y fotogénica) pasarela de madera, la playa de Carnota conserva prácticamente inalterable su esencia natural. Un aspecto que dista mucho del que se puede ver en las fotografías de cualquier hemeroteca tomadas en noviembre de 2002, en plena crisis del Prestige, cuando a la píllara de las dunas, por ejemplo, entre otras muchas especies, tuvo que dejar atrás su hábitat habitual, empujada por la contaminación y la presencia masiva de voluntarios en la zona que acudieron al llamamiento para tratar de salvar la playa.
El 13 de noviembre de 2002, el petrolero Prestige se accidentó durante una tormenta cargado con 77.000 toneladas de fuelóleo frente a la Costa da Morte. Después de varios días maniobrando para su alejamiento del litoral gallego, acabó hundiéndose. El vertido causó una de las catástrofes medioambientales más devastadoras de la historia en España. Pocos días después del hundimiento, la marea negra llegaba al litoral de Carnota.
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Carnota, una Naturaleza protegida
En la actualidad, el estado de conservación de la playa Carnota es ejemplar y, afortunadamente, años después no queda rastro de aquella tragedia. Otra marea de voluntarios procedentes de todo el mundo sacó el fuel hasta de las mismas piedras de la costa. Ahora quienes llegan a la playa más extensa de Galicia solo ven la arena blanca y fina y el agua cristalina tirando a turquesa. Con su forma perfecta de media luna, el conjunto tiene cierto carácter isleño, casi tropical si no fuera por la temperatura más fría de sus aguas. Como si uno estuviera de repente muy lejos de cualquier otro lugar habitado.
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En el horizonte, domina el macizo granítico del monte Pindo, el «Olimpo celta» del que se cuentan no pocas leyendas y mitos. En su cima, se alzan las ciclópeas rocas de formas zoomorfas de la Muela que ponen a prueba las imaginaciones menos dotadas. Abundan las pías o caldeiras(bañeras naturales cavidades naturales construidas a lo largo de los siglos por el río, bañadas por transparentes aguas de color turquesa), donde los especialistas apuntan que los celtas hacían sus rituales más importantes. Más accesible, y no menos espectacular, está la cascada de Ézaro, precipitándose directamente en el mar desde los 40 metros de altura antes de la represa del río aguas arriba. Cuando en fechas señaladas se abren las compuertas del embalse se puede admirar aún con más potencia su bravura.
![monte pindo galicia](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/19/monte-pindo-galicia_05154027_240619121400_1200x673.jpg)
Un playón en la Costa da Morte
Es justo a los pies de esta cima de 627 m, donde la desembocadura del río Valdebois ha creado uno de los espacios naturales de mayor interés ecológico y paisajístico de Galicia, conocido por muchos como el edén de la Costa da Morte. Aquí es donde se encuentra la playa de Carnota. El arenal, de siete kilómetros de largo por medio de ancho prolongado en dunas, se abre en un canal en la zona norte por donde penetra el mar creando una llana intermareal de gran riqueza natural. Dada su extensión, los vecinos nombran de forma diferente diferentes secciones de la playa.
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![piscinas naturales Carnota](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/19/piscinas-naturales-carnota_9facd018_1521597820_240619121506_1200x675.jpg)
A su extenso sistema dunar – suma una extensión hiperbólica de 626.000 m²- moldeado por los vientos del noroeste habituales, le sigue un amplio pinar en su parte central además de la franja marismeña de Caldebarcos. Para proteger este conjunto se creó en 2004 el LIC Carnota-Montes do Pindo, declarado Zona de Especial Protección para las Aves. La zona de marismas da cobijo a una gran variedad de aves, como la píllara o chorlitejo patinegro, que hasta el desastre del Prestige tenía estos cordones dunares como uno de sus hábitats preferidos.
Siempre soberbia, con lo que hay que tener especial cuidado a la hora de bañarse, muestra con marea baja su lado más amigable. Es entonces cuando gana mayor amplitud, además de que se forman piscinas naturales perfectas para los juegos acuáticos. Eso sí, dada su ubicación, la playa suele recibir constantes golpes de ola. Para disfrutar de un baño más tranquilo, se puede acudir a las zonas de Areeiro, Malladoira o Mallau. El espacio no será problema en la playa más extensa de Galicia.