Los Saboya encontraron en Turín el bocado más dulce en su devenir por Europa. Desde que en 1538 trasladaron allí la capital de su ducado (que duraría hasta 1847), la ciudad del norte de Italia les ofreció hogar, ocio, cultura y mucho sabor. Se establecieron en el Palacio Real, primera de las residencias de la Casa Saboya en la ciudad, adjunta a la Catedral de San Juan Bautista, donde se custodia la Sábana Santa.
Ambos edificios están ubicados en la plaza Castello, donde también se puede visitar el Palazzo Madama, otra de las residencias de la casa real de Saboya, todas ellas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997. Entre los siglos XVII y XVIII, las Reales Madres de Saboya lo usaron como residencia y, en el siglo XIX, Carlos Alberto instaló allí el primer Senado del Reino de Italia tras la unificación italiana para reemplazar al Senado Subalpino. En 1861, Turín se convertía así en la primera capital de Italia.
![Palazzo Madama](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/06/palazzo-madama_94c9ac86_240606125208_1200x676.jpg)
A partir de aquél momento, con la Revolución Industrial que vivía Europa, Turín se convirtió en uno de los principales polos industriales y comerciales del país junto a Milán y Génova. Las fábricas empezaron a convivir con los palacios renacentistas y barrocos. La ciudad crecía, se transformaba, sin dejar de lado su pasado.
Sus orígenes hay que buscarlos en el Quadrilatero Romano, el castrum donde nació la ciudad. De aquella Iulia Augusta Taurinorum romana quedan la Puerta Palatina, la Porta Decumana, el Teatro Romano y un muro visible en el sótano del maravilloso Museo Egipcio, así como la estructura urbana.
![Piazza San Carlo](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/06/piazza-san-carlo_b846ecb8_240606123411_1200x800.jpg)
La disposición regular del trazado romano influyó en el desarrollo urbanístico de la ciudad, sobre todo cuando se convirtió en capital del ducado de Saboya de la mano de Emanuele Filiberto, quien instaló la corte en el antiguo palacio episcopal y convirtió la ciudad en una metrópoli a la altura de otras cortes reales de Europa. Una de sus primeras intervenciones fue la expansión de Turín hacia el sur con la inauguración en 1638 de la Piazza San Carlo. Sus famosos cafés, frecuentados por la familia real, nobles e intelectuales, se convirtieron ya entonces en el epicentro de la vida política piamontesa. No en vano, se la conoce como «il salotto de Turín», una colosal sala de estar que congrega a los turineses desde el siglo XVII.
Ya en el siglo XIX, se decidió expandir la ciudad hacia el río Po, a orillas del cual se erigió la Piazza Vittorio Veneto, un espacio de 38.000 m2 utilizado para celebraciones militares bajo el reino de los Saboya y también durante la época fascista. Hoy acoge eventos multitudinarios, como las fiestas de San Juan Bautista el 24 de junio y el festival Cioccolatò, dedicado al chocolate, en octubre.
![Bicerin](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/06/bicerin_9f3c73f6_240606130729_1200x779.jpg)
Este producto llegó a Turín en 1563 de mano de los Saboya. Para celebrar la nueva capitalidad de su ducado, Emmanuel Filiberto ofreció a la ciudad una taza de chocolate caliente de forma simbólica. La curiosidad invadió a los turineses y el chocolate caló rápido en las clases más altas. La popularidad hizo que en 1678 se abriera la primera chocolatería artesana con autorización real, seguida de muchas más.
Desde entonces, el chocolate se declaró Merienda Real, junto a los turrones de almendra, los bombones diablottini y el bicerin, una bebida a base de cacao, café y crema de leche inventada en el Caffè Al Bicerin, fundado en 1763 y que sigue abierto a día de hoy. La primera tableta de chocolate sólida llegó poco después, en 1778.
![gianduiotti](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/06/gianduiotti_af64ea41_240606131104_1200x800.jpg)
En el siglo XIX, los maestros chocolateros se adaptaron a la escasez de cacao por el bloqueo de Napoleón a los productos externos. Sustituyeron el cacao por avellanas, creando el gianduiotti, un bombón que recibía el nombre de la máscara turinesa llamada gianduja, dado que era época de Carnaval. Hoy es el mejor souvenir de Turín.
En la actualidad, Turín sigue siendo el lugar de Italia con mayor producción de chocolate y con una gran infraestructura chocolatera a su alrededor, como son los antiguos cafés, las chocolaterías y panaderías, rutas temáticas y ferias de renombre internacional que recuerdan la época de la Casa Saboya.