A finales del siglo XVI, una poderosa familia andorrana, de apellido Busquets, ordenó construir una masía señorial sobre una roca con vistas al valle del río Valira. Aquella robusta edificación sirvió a la familia como casa solariega y torre de defensa, ofreciéndose como un refugio pétreo desde el que contemplar las magníficas cumbres que acaparan la vista de cualquiera que se adentre en el valle. Años más tarde, en 1702, el Consejo General de Andorra adquirió la casa y cambió su función: la convirtió en sede del Parlamento andorrano, una institución que la Casa de la Vall albergaría entre sus fornidas paredes durante más de tres siglos.
Breve historia del parlamento
Considerado uno de los parlamentos más antiguos de Europa, el Consell General se fundó en 1419 a manos de los dos copríncipes de Andorra, el catalán Obispo de Urgell y el francés Conde de Foix. Llamado primero el Consell de la Terra (Consejo de la Tierra) y, a partir del siglo XIX, el Consell General (Consejo General), este organismo permitió que los representantes de las siete parroquias de Andorra se reunieran anualmente con tal de solucionar los problemas de cada territorio y sus habitantes.
Durante los años en los que la Casa de la Vall sirvió como sede del parlamento, sucedieron dos acontecimientos determinantes en la historia de Andorra. El primero, en 1866, con la llegada de la Nueva Reforma, que definió el número de consejeros por cada parroquia y cambió el nombre de la institución a Consell General. El segundo, en 1993, cuando se firmó la Constitución del Principado de Andorra.
Llegados al 2011, el Parlamento se trasladó a un nuevo edificio situado frente al original y la Casa de la Vall cambió de nuevo de huéspedes: esta vez, los responsables del museo que ahora habita en el interior de este edificio histórico.
![Casa de la Vall](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/18/casa-de-la-vall_b1349b96_240318162602_1200x800.jpg)
Un antiguo parlamento convertido en museo
Desde fuera, la Casa de la Vall destaca por su apariencia sobria y fortificada. La fachada, coronada por un tejado de pizarra a dos aguas, todavía conserva algunos de los elementos de cuando el edificio servía como torre de defensa: una tronera de vigilancia de planta circular y ventanas con aspilleras en la segunda planta. En su interior, también se conservan objetos y pinturas originales del siglo XVI que se pueden contemplar durante la visita al museo.
En la planta principal se encuentra la antigua sala del Tribunal Penal, una estancia completamente recubierta de madera, cuya apariencia oscura e imponente se diseñó precisamente para intimidar a quienes fueran juzgados en este espacio. En la primera planta aguarda el salón principal, también conocido como Sala de los Pasos Perdidos (ya que era ahí donde los consejeros divagaban y hablaban antes de entrar en sesión), la “habitación del Obispo”, donde está el antiquísimo baúl en el que tiempo atrás se guardaba los documentos del gobierno, la antigua cocina y, finalmente, la Sala de Sesiones. Esta última estancia todavía se utiliza en ocasiones señaladas, como el Día de la Constitución, el Dia de San Tomás y, a veces, en el Día de Meritxell, patrona de Andorra.
![andorra](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2023/12/21/andorra_00000000_071cd22a_231221214100_550x807.jpg)
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Otro elemento curioso de la visita a la Casa de la Vall es la pequeña escalera que conduce a la planta subterránea, situada a pocos pasos del vestíbulo: el subsuelo del edificio histórico sirvió, durante mucho tiempo, como cárcel de Andorra. Ahora, en cambio, apenas queda un pasillo que conduce al nuevo Parlamento desde la antigua casa, reservado para las personas que trabajan en el gobierno.
El último detalle crucial de la Casa de la Vall se encuentra en el exterior del edificio, en el muro junto a la puerta principal en el que está esculpido el escudo de la familia Busquets, como homenaje a los primeros propietarios de la casa, junto al escudo de Andorra, en el que aparece el ilustrativo lema del país: “Virtus, Unita, Fortior”, es decir, “La virtud, unida, es más fuerte”.
Las entradas para descubrir el monumento más simbólico de Andorra se pueden adquirir exclusivamente en las taquillas del museo por 5€, en el caso de las visitas libres, y un suplemento de 1,5€, en el caso de las visitas con guía.