Como un espejo: 27 metros de altura y 27 metros de profundidad hacia abajo. Así es la Bodega SOMMOS, emplazada en pleno Somontano oscense y a cinco minutos en coche de la ciudad de Barbastro. Su simétrico conjunto arquitectónico está inspirado en el macizo de Cotiella, al que homenajea a través de sus cubos laterales y el pico central coronando la construcción. Cuando la niebla de Barbastro da tregua, los rayos del sol danzan sobre la fachada creando un festival de colores metalizados. Alrededor de la bodega, las 155 hectáreas de la finca de Torresalas con cepas de Chardonnay, Gewürztraminer y Tempranillo dan la bienvenida a cada estación del año. Pero no es la única: las suaves laderas de secano en Montesa y la zona de viñedos más altos de Güel completan este laboratorio al aire libre.
jugar con la gravedad
Superada la imponente estética de la bodega que acoge a más de 25.000 visitantes al año, toca recordar que el eje de su actividad sigue siendo el vino. Su amplia gama de producción vinícola es la suma de un minucioso estudio de climas, alturas y suelos que se unen a procesos por gravedad. Con este sistema, no es necesario empuje de bombas ni apretar las astringentes pepitas de la uva, lo que hace que el vino no se deteriore por el oxígeno y conserve su sabor original.
De piedra y pizarra
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AL MILÍMETRO
De gravedad, pero también de precisión. Este es el enfoque que predomina en la Bodega SOMMOS. Para hacerlo posible han implementado las nuevas tecnologías para automatizar sus labores cotidianas, como es el caso del biorreactor en el que fabrican sus propias levaduras autóctonas o las seleccionadoras ópticas para triar la uva grano a grano. En el exterior, los viñedos se vendimian a la luz de la luna con la ayuda de máquinas. No por ello se busca la producción masificada, sino todo lo contrario: la idea es replicar el resultado de las técnicas artesanales para lograr una producción limitada y de alta calidad.
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De la alta cocina a la tradicional, pasando por una pastelería de autor y algunos restaurantes sorprendentes en un entorno natural.
Iluminación estratégica, techos altos y mucha optimización del espacio son los tres conceptos que mejor describen los 20.000 metros que conforman el singular interior de la bodega. Se aprecia especialmente en la funcional pero armoniosa sala de barricas, donde el vino se cría y se bautiza con los aromas de la madera.
VINO CON CONCIENCIA
Otro de sus elementos identitarios es su apuesta por la viticultura responsable, que no debe ser confundida con ecológica. Se concreta en acciones como el uso de placas solares y levaduras naturales, la ausencia de herbicidas, la tecnología de control de esporas en el aire o el aprovechamiento de la frescura de la bodega excavada en cemento.
En el marco de estas condiciones agroclimáticas variadas nace una selección de vinos con alma y cuerpo propios, entre los que cabe resaltar la Garnacha blanca, el Pinot Noir, el Sauvignon Blanc o el Cabernet Sauvignon.
Asimismo, la actividad de SOMMOS se complementa con su Bodega SOMMOS Garnacha, en la localidad zaragozana de Murero. Mientras que la de Barbastro es un canto a la vanguardia y a la innovación, en esta bodega las cosas se hacen como se hacían antes. Viejas cepas de garnacha en vaso, suelos de arcilla y pizarra y clima extremo son los factores que entran en juego en la producción vinícola de Murero. Una única variedad de uva basta para obtener cuatro vinos: Alquez, Lamín, Araia y Tiaso.
ENOTURISMO CON ADN SOMMOS
El vino es el río principal que vertebra SOMMOS, mientras que sus afluentes pasan por la gastronomía, los eventos y el deporte al aire libre. Su oferta enoturística se abre a públicos de diferentes edades e intereses con propuestas como las visitas guiadas, proyecciones de películas en su sala de cine (sí, dentro de la bodega), catas, paseos en bicicleta o Segway entre los viñedos y degustaciones gourmet en su restaurante. Para quienes no conocen el vértigo, también está la opción de sobrevolar los campos y saludar a las nubes desde un paramotor, que recuerda a un parapente motorizado. Y para los más selectos, el Club Premier SOMMOS con botellero privado, acceso a la bodega y asistencia en exclusiva a la vendimia nocturna, entre otras ventajas.
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