Tenerife y Gran Canaria, junto a ciudades cosmopolitas, atesoran fabulosos paisajes de montaña gracias al Teide o a la caldera de Tejeda. Viajar desde ellas a La Gomera, El Hierro o La Palma es como ir de la ciudad al campo. En estas tres islas, la vertiente norte, húmeda y boscosa, y la sur, seca y árida, son mundos aparte, separados por collados que puede envolver la niebla.
Fuerteventura, con playas infinitas, comparte con Lanzarote la moderada altura de sus montañas, que apenas logran retener el agua que transportan los vientos alisios. Lanzarote, una isla pionera en conservar el paisaje, está salpicada de jóvenes volcanes que parecen dibujados por un niño: flanes perfectos dispuestos en el espacio como las figuras de un belén. Cada isla es diferente y merece ser recorrida y descubierta con calma. Todas aspiran a ser la favorita en nuestro corazón y tienen belleza y argumentos para ello.
Esta edición especial dedicado a Canarias, que acaba de salir a la venta, es un homenaje a la singularidad de cada una de estas islas firmado por los mejores autores y fotógrafos de Viajes National Geographic. Un recorrido exhaustivo por sus peculiaridades, por sus paisajes, por sus playas y hasta por sus caracteres; ya que la forma en la que se entiende y se encara la vida en este archipiélago forma parte de su patrimonio. Por eso, en ocasiones, el término de «islas afortunadas» no se debería de limitar a definir el archipiélago, también al viajero que encuentra aquí su particular paraíso.