MÁS QUE UN CASTILLO
La famosa fortaleza costera que llena las fotografías de quienes se acercan a Tamarit esconde algo más que lo que puede verse a simple vista. El recinto amurallado que se perfila ya de lejos no solo encierra en él un castillo del siglo XI, sino también una vicaría, elementos defensivos, casas señoriales, una antigua prisión y la Iglesia de Santa María, con un precioso altar mayor de estilo barroco. La muralla, que cierra esta Vil·la Closa, se realizó posteriormente, en el siglo XIV y tenía cuatro portales, de los cuales solo quedan dos. A su alrededor se ubicaban los arrabales, de los que ya no queda prácticamente nada.
Con un origen islámico, sus estilos son una mezcla de románico, gótico y renacentista debido a sus numerosos dueños. El castillo, Bien de Interés Cultural desde 1988, fue propiedad del condado de Barcelona y más tarde de los señores de Claramunt, con distintas sucesiones familiares antes de ser otorgado al arzobispado de Tarragona y a los marqueses de Tamarit.
![Tamarit](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/07/tamarit_bde49461_1468313521_240307172050_1200x824.jpg)
Tras permanecer abandonado y derruido durante varios siglos, en 1916 fue vendido a Charles Deering, un coleccionista de arte norteamericano que encargó su restauración a Ramón Casas y Joan Ruiz.
En un reportaje publicado en la revista Estampa en 1934, el periodista José D. Benavides aseguró que el castillo se había comprado por 2.000 pesetas y que el magnate consiguió que los campesinos vendieran las propiedades de alrededor haciendo correr el rumor de que había fantasmas en el castillo. Ahora sus descendientes han convertido el lugar en un recinto para celebraciones y eventos, de forma que su titularidad privada no permite hacer visitas a su interior.
![Tamarit](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/07/tamarit_ba82d2c4_240307170631_1200x799.jpg)
CURIOSIDADES DEL RECINTO
Uno de los aspectos más curiosos de la restauración del lugar fue la amistad del norteamericano con Ramon Casas por su amor común por el arte. El pintor le acompañó en un viaje por Cataluña en el que descubrió Tamarit, donde se enamoró del emplazamiento de la fortaleza frente al Mediterráneo. Se comenta que, desde el promontorio sobre el que se eleva, ambos se sentaban a ver las puestas de sol con otras amistades, como el famoso Santiago Rusiñol, y daban su veredicto sobre la belleza de estas aplaudiendo o abucheando según su grado de satisfacción.
Sin duda, Deering era una persona fuera de lo común. Así lo mostró también en la renovación del castillo, a cargo del arquitecto Joan Ruiz i Porta, en la que protagonizó algunas anécdotas, como la restauración de la fachada marítima y uno de sus ventanales.
![Tamarit](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/07/tamarit_89fa4bbe_240307172431_1200x900.jpg)
Según los albañiles, no quedaban nivelados bajo sus planos, pero el curador y Casas, como artistas que eran, querían jugar con el efecto visual para compensar la inclinación del terreno.
Existen un par de datos curiosos más. Uno de ellos es que hay un pequeño fragmento de miliario que perteneció a la Vía Augusta litoral encastado en un muro del jardín del castillo. Por otro lado, la fortaleza sirvió de cobijo a las fuerzas del ejército republicano durante la Guerra Civil a cambio de cuidar el castillo y con la prohibición de entrar a la biblioteca o a la bodega.
![Costa Tamarit](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/07/costa-tamarit_f0e4c4f6_1275248215_240307172137_1200x900.jpg)
ENTORNO NATURAL E HISTÓRICO
Es innegable que el paisaje que rodea Tamarit es una estampa natural única. Por un lado tiene Cala Jovera, un pequeño arenal dorado y con algo de grava, rodeado de pinos y totalmente virgen, ya que su acceso es a pie, no goza de servicios y no hay a su alrededor más edificación que el castillo. De hecho, es uno de los mejores lugares para obtener una foto de él, compitiendo con las vistas que ofrece la Playa de Tamarit, al otro lado de la fortaleza, y que limita con Altafulla.
En la montaña de Sant Joan, cerca del recinto amurallado, se encuentra una batería de costa republicana utilizada durante la Guerra Civil. A pesar del paso del tiempo, se han conservado en muy buen estado gracias también a la ayuda de los vecinos.
![Bosque de La Marquesa](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/07/bosque-de-la-marquesa_651b65cd_2299478903_240307172243_1200x887.jpg)
Su oposición a la construcción de una urbanización sobre los largos pasadizos que se encuentran bajo tierra, además de los refugios y bunkers, permitió seguir disfrutando de este trozo de historia. Cerca se encuentra también la Cantera del Mèdol, parte del patrimonio romano de Tarragona, otro importante punto histórico de la zona.
Además de este, uno de los mejores planes que hacer desde Tamarit es recorrer el camino de Rondaque discurre hasta la Playa Larga de Tarragona. Durante este paseo de varios kilómetros, el senderista podrá disfrutar de la zona protegida del Bosque de la Marquesa, la Punta de la Mora o incluso el primer muelle industrial de la época romana que se ha descubierto en Cataluña, junto a la Cala Becs. Esta, sumada a la Cala Fonda (más conocida como Waikiki), son algunas de las playas vírgenes más bonitas de la Costa Dorada.
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