Jordi Roca es el pastelero más aclamado de España y el mejor pastelero del mundo en 2023 por The Best Chef. Su trabajo en El Celler de Can Roca deja claro que no hay límites para él en lo que se refiere a imaginar y crear sabores que parecen imposibles y texturas que parecían no existir antes de él. Como buen cocinero, Jordi Roca no le dice que no a descubrir nuevos sabores y culturas culinarias, por eso ha viajado hasta Suiza con su familia para mostrar los lugares más bellos y deliciosos del país alpino.
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Basilea
«Esta ciudad nos sorprendió por lo fácil que es de recorrer”, asegura Jordi. Y es que la red pública de transporte, con sus tranvías y ferrys, conectan la ciudad de la mejor manera posible. Gracias a estas, la familia Roca se plantó en un santiamén en el taller de pintura de Art With Us, que ofrece cursos y talleres creativos de pintura. Así pudieron no solo conocer la conexión de Picasso con la ciudad, sino también pintar uno de los cuadros que donó, “Mujer con sombrero sentada en un sillón” con un ingrediente muy especial, chocolate, y verlo expuesto en el museo al lado del original.
Además de conocer la Catedral y su centro histórico, el disfrute viene en forma de agua, y es que las fuentes que se reparten por la ciudad se convierten en verano en piscinas improvisadas que compiten con sus playas fluviales para refrescar al visitante.
![El Picasso pintado por Jordi Cruz y su familia en el Kuntzmuseum](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/12/el-picasso-pintado-por-jordi-cruz-y-su-familia-en-el-kuntzmuseum_57ec101d_240612162511_1200x848.jpg)
Y como el agua abre el apetito, nada mejor que recorrer los lugares más deliciosos de la ciudad, empezando por la Confiserie & Café Schiesser. La cafetería más antigua de Suiza, fundada en 1870, cuenta con una fábrica de chocolate y una panadería. En la sala del té y el salón del gremio, donde antaño se discutían asuntos políticos, ahora se sirven tentaciones dulces y saladas de categoría.
También la ciudad cuenta con la fábrica de galletas más antigua de Suiza, Jakob’s Leckerly, que data de 1753. Para descubrir los secretos de la receta de este icónico dulce se organizan visitas donde descubrir el proceso de elaboración e incluso cómo se empaquetan los bhaltis. Sin embargo, hay otros puntos de la ciudad donde comer también es un placer. Un ejemplo es el Rheinbad Breite, un restaurante a la orilla del río donde los Roca también pudieron disfrutar de una sauna. Y si se busca algo más tradicional, el Hotel & Brasserie Volkshaus, rediseñado por Herzog & De Meuron, es el templo de las carnes y el buen gusto.
Zurich
«Zúrich es una ciudad efervescente, con un ambiente muy cosmopolita”, cuenta Jordi Roca. Su familia y él comenzaron su visita por la Granja Schlattgut, en Herrliberg, a la orilla del lago y rodeada de prados donde conocer a sus vacas, sus gallinas y sus productos, como helados, mermeladas, huevos y quesos, o disfrutar de un almuerzo. De vuelta al entorno urbano, toca subirse a un tuk tuk para hacer un tour del chocolate por Zurich.
A bordo de este, los Roca hicieron lo que más les gusta: disfrutar de los sabores más dulces del lugar a través de lugares como el obrador vegano Löw Delights y la histórica Schwarzenbach. Sin duda, el reino del chocolate suizo no acaba aquí. Y es que una visita a esta ciudad no está completa sin sumergirse en la Lindt Home of Chocolate, donde recorrer su impresionante museo y pringarse las manos haciendo su tradicional osito de chocolate.
![Casa Cacao en Zurich](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/11/casa-cacao-en-zurich_bf43157a_240611190910_1200x799.jpg)
Antes de seguir llenando el estómago, los Roca disfrutaron del Museo WOW, un lugar donde las alucinaciones, las ilusiones y las perspectivas imposibles ofrecen diversión llena de color e imaginación. Una parada imprescindible para Jordi es el restaurante vegetariano KLE, un local regentado por su excompañera en el Celler de Can Roca, Zizi, que ya se ha convertido en toda una sensación en la ciudad.
Volviendo a los dulces, si se visita Suiza nada mejor que conocer uno de sus postres más tradicionales, el Bircher Müesli, y degustarlo en algunos de los muchos restaurantes donde se sirve. Por supuesto, no sería completo un viaje a Zurich sin disfrutar de un buen picnic en algún lugar tranquilo, como el jardín frente al pabellón Le Corbusier, para confirmar que las delicias suizas son aún más irresistibles al aire libre.
Región de Friburgo
«Nos adentramos al paisaje verde y montañoso de esta región y no esperábamos que se tradujera en tantísimos sabores”, se sorprende Jordi Roca. La primera parada de la familia es en La Pinte des Mossettes, en el corazón de las montañas de Gruyère. Un restaurante donde saborear el paisaje con un menú que pone en valor el producto del campo. La quesería alpina de Moléson-sur-Gruyères es un ejemplo de ese entorno campesino que buscan en el plato.
En ella, se puede vivir el proceso artesanal de primera mano y, por supuesto, degustar su amplia gama de quesos. En esas mismas montañas, además de una zona de ocio y parque de atracciones para toda la familia, se puede degustar una espectacular fondue moitié-moitié.
![Jordi Roca haciendo queso Gruyère](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/11/jordi-roca-haciendo-queso-gruyere_fd3ff8fc_240611190857_1200x800.jpg)
Esta está hecha con queso Le Gruyère AOP y el Vacherin Fribourgeois AOP, y uno de los mejores lugares donde degustarla es en la bouvette alpina de Chez Boudji antes de visitar el pueblo de Gruyère y su imponente castillo. Uno de los mejores lugares para alojarse en este entorno es el Hotel Cailler, con una gran historia chocolatera y unos baños termales únicos.
La llegada a Friburgo sorprende por su precioso casco antiguo. Una vuelta por sus rincones más bellos e históricos hace que nazca el apetito, y qué mejor lugar que la pastelería de Jorge Cardoso, campeón del mundo de la World Pastry Cup, donde enseñó a la familia Roca su laboratorio y cómo hacer un bombón con una foto. Y si de recomendaciones culinarias por la ciudad se trata, nada mejor que una comida en el restaurante Le Port de Fribourg o un tour culinario con Taste My Fribourg por cinco lugares de la localidad.
Ginebra
“Si algo teníamos claro es que una ciudad cuyo emblema es un chorro de agua tenía que ser divertida”, apunta Jordi Roca. “Ginebra en verano es como una caja de bombones con sorpresas en cada esquina”. Y más allá de su vinculación con el agua, desde luego que la alegría más gratificante es la de descubrir sus sabrosos bocados. El primer punto de descubrimiento son las cocinas de Bayview Restaurant, afamados por el cariño que le ponen en sus recetas al producto local de calidad.
Tras cruzar el lago de Ginebra a bordo de las típicas mouettes y relajarse en el Bain-Bleu Hammam & Spa, toca seguir el camino hasta el Restaurant De La Plage, un bistró junto al agua donde se degustan productos de la región con atención a la estacionalidad.
![Familia Roca en Ginebra](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/11/familia-roca-en-ginebra_53d1fabc_240611191232_1200x798.jpg)
Y como no todo es comer, los Roca también se dispusieron a conocer la ciudad, visitando el reloj floral en el Jardin Anglais, la Catedral de San Pedro o el impresionante Museo de Historia Natural.
Para una cena elegante, Chez Phillipe es un sitio ideal, un steak house de renombre donde probar las mejores carnes a la brasa de la ciudad. Pero si de experiencias culinarias se trata no se puede dejar de disfrutar del Choco Pass, un forfait que incluye degustación en algunas de las mejores chocolaterías de Ginebra, o incluso un paseo en bici entre viñedos, donde disfrutar de las bodegas que pueblan este cantón.