La metrópolis maya
Situado en el corazón de la selva de Petén, considerada uno de los pulmones de la Tierra, está ubicado uno de los sitios más importantes de la civilización maya, el Parque Nacional de Tikal, habitado desde el siglo VI a.C. hasta el siglo X d.C, y nombrado Patrimonio Mundial Cultural y Natural de la Humanidad en 1979.
Fue John Lloyd Stephens, diplomático, explorador y periodista norteamericano, junto al ilustrador Frederick Catherwood, los primeros que contaron al mundo en 1839 sobre la existencia de este lugar en medio de Centro América. En aquel momento, en el de su descubrimiento, la vegetación asfixiaba a la vez que resguardaba cada uno de sus monumentos y ciudades habiendo logrado hasta el día de hoy que el lugar se mantenga prácticamente intacto. Esta virginidad de yacimiento hoy la reconoce como uno de los lugares mayas mejor conservados del planeta, además de hacer la similitud en importancia con una de las siete maravillas del mundo: la llaqcta inca de Machu Picchu.
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La cultura maya
La ordenada estructura de la política maya, sumada a su amplia visión del Cosmos, dio lugar a una cultura maya que alcanzó su máximo apogeo entre el año 300 al 900 después de Cristo. En esta época la antigua ciudad de Tikal, que abarcaba aproximadamente 16 kilómetros cuadrados, contaba con 125.000 habitantes y alrededor de 5000 edificios prehispánicos de los que en la actualidad solo un 5% se encuentra restaurado y habilitado para su visita. La ciudad, que estuvo habitada durante 1500 años, se ha convertido en uno de los máximos exponentes del estilo arquitectónico típico de las tierras bajas centrales mayas.
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Qué ver en Tikal
El Parque Nacional Tikal, creado en 1955 y con una extensión de casi 600 kilómetros cuadrados, ofrece al visitante una visión completa de cómo era una ciudad maya en aquella época. A lo largo de este recorrido inmerso entre la selva tropical húmeda guatemalteca, se visitan diferentes templos con forma de pirámide como el Gran Jaguar, el Templo de las Máscaras, el Templo de la Serpiente Bicéfala y el Templo de las Inscripciones, así como plazas, conjuntos conmemorativos del Mundo Perdido, juegos de pelota, complejos de pirámides gemelas y una enorme colección de monumentos tallados.
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Amanecer en Tikal
Una excursión que no hay que perderse es disfrutar del amanecer en Tikal. Adentrarse en la selva de noche para ver cómo se despiertan sus animales y su naturaleza es uno de los eventos más impresionantes que se pueden vivir en cualquier viaje a Guatemala.
Las excursiones para este tipo de actividades son organizadas. Habitualmente recogen a los viajeros en sus hoteles alrededor de las 02.30 de la mañana y les trasladan hasta el interior del parque (este viaje dura entre hora y media y dos horas). Una vez en medio de esta selva húmeda, sobre las 04.00 de la madrugada, empieza la experiencia del recorrido en silencio hasta uno de templos. En este camino a pie el ruido de los animales, la humedad y la vegetación de la selva y la energía del lugar lo inundan todo. Una vez arriba de la pirámide, el viajero puede relajarse y esperar a ver cómo el sol aparece por uno de los costados disfrutando del sonido de la naturaleza. Tras el amanecer, llega la visita para conocer cada uno de los rincones de esta antigua ciudad maya completando una visita única en uno de los yacimientos mayas más importantes del mundo.