“Ayer, hoy y mañana”, la filosofía Sabi Sabi
Generalmente los visitantes que llegan hasta Sabi Sabi Game Reserve optan por combinar su estancia entre los cuatro campamentos de lujo que se encuentran esparcidos por la reserva. El más tradicional, de aires coloniales, es el Selati Camp, que cuenta con siete suites; el más grande, el Bush Lodge, de 25 habitaciones, es el favorito de las familias, Little Busch, es mucho más íntimo y perfecto para lunas de miel, y, la joya de la corona, Earth Lodge, está formado por un conjunto de 13 modernas y espaciosas suites, cada una con piscina privada, que envuelven un elegante complejo de aires brutalistas que cuenta con biblioteca, bar, spa, gimnasio y hasta bodega.
Lo cierto es que no importa mucho el Lodge en el que el huésped elija alojarse porque la experiencia de safari será más o menos similar: a las 5.30 am es hora de levantarse, aquí la tradicional ‘wake up call’ es un un guía llamando a la puerta; el primer safari de la mañana se lleva a cabo antes de que salga el sol y en un Land Rover 4×4 descapotable. A la vuelta, el desayuno se sirve en el lodge donde el resto del día discurrirá entre lectura, café, un baño en la piscina o siestas reparadoras. A las 16:00, otra llamada, comienza el safari nocturno, hasta aproximadamente las 19:00 de la tarde, cuando los huéspedes regresan a sus habitaciones en compañía de su guía y de las numerosas emociones vividas durante el día.
![Selati Camp Deck 3](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/13/selati-camp-deck-3_3a6e8761_240313184709_1200x709.jpg)
recuerdos de áfrica
Si Karen Blixen y Denis Finch Hatton hubiesen tenido la oportunidad de vivir su amor en Sudáfrica en vez de en Kenia, seguramente hubiesen elegido este Lodge para pasar el resto de sus días. Y además, con wifi en todas las estancias. Y es que como si de una escena de Memorias de África se tratara, Selati es un campamento íntimo, relajado y con reminiscencias de una época pasada, tanto en fondo como en forma, en continente y en contenido.
El campamento Selati es una oda al campamento de safari de antaño, pero con infinitas más comodidades. El ambiente es agradable, con chimeneas para las noches frescas y cenas estilo Memorias de África con vistas al abrevadero, el río Msuthlu, donde no resulta difícil divisar animales calmando su sed. Cuenta con solo siete suites, cada una con el nombre de antiguas estaciones de ferrocarril locales, tienen techos de paja, las camas están protegidas por mosquiteras y los artículos de tocador Charlotte Rhys.
![Selati Camp Ivory Presidential Suite Bathroom 1](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/13/selati-camp-ivory-presidential-suite-bathroom-1_4e4839b0_240313184740_1200x799.jpg)
Cada suite tiene una ducha y bañera interior y exterior, y algunas de ellas también cuentan con una terraza. Y a pesar de que el huésped no tendría ninguna necesidad de salir de su suite, en el centro del lodge hay una pequeña piscina donde, no marcarse unos largos, pero sí darse un chapuzón.
Se agradece muchísimo que la gastronomía, muy abundante, por cierto, sea mayoritariamente sudafricana, aunque el huésped siempre puede encontrar alternativas más internacionales en el menú. Con un lodge tan pequeño, lo normal es que sea el propio chef quien anuncie el menú del día, destacando una selección de platos de temporada de los que permite hacer variaciones según las restricciones de los comensales. El servicio es tremendamente personalizado en todos los momentos del día, desde el desayuno hasta la hora del té o la cena.
![Earth Lodge Amber Villa (5)](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/13/earth-lodge-amber-villa-5_682dfb7c_240313184813_1200x726.jpg)
El campamento orgánico
Con un sorprendente diseño orgánico y curvas en todos los lugares donde debería haberlas, Sabi Sabi Earth Lodge no es el clásico campamento de safari. Con un encanto diferente a Selati, esta es una refrescante versión de alojamiento en mitad de la sabana.
Revestidas con barro reutilizado al excavar los cimientos del campamento, las 13 suites de Sabi Sabi Earth Lodge son enormes, pero su presencia casi ni se nota porque va mezclándose perfectamente con la sabana a medida que los caminos de tierra avanzan por el lodge. Resulta bastante increíble como un alojamiento de aire brutalista y cavernoso se haya integrado de esa manera. Una vez dentro de la suites, una enorme planta abierta compuesta por la habitación y el salón ocupa casi todo el espacio. La terraza exterior es casi tan grande como el espacio interior, y en ella destacan un comodísimo columpio, una ducha exterior y una piscina. Elementos naturales como la piedra y la madera ocupan un lugar importante en la decoración de las suites, con una gran dosis de estilo local.
![Earth Lodge Amber Villa (10)](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/03/13/earth-lodge-amber-villa-10_8b994f58_240313185053_1200x803.jpg)
También en el plano decorativo, el renombrado escultor Geoffrey Armstrong ha ubicado obras de arte realizadas realizadas con madera recuperada de árboles derribados por elefantes por todo el complejo. Pero eso no es todo: el spa Amani ofrece una sala de tratamientos donde los terapeutas hacen su magia con tratamientos que hasta emplean el uso de antiguos palos de guerrero africano. Este es, muy posiblemente, el viaje más relajante del safari.
Rara vez hay un momento, ya sea en el lodge o durante un safari, en el que el impecable servicio de Sabi Sabi no ofrezca comida o bebida. Los productos orgánicos locales son el foco de atención de cualquier menú en Sabi Sabi Earth Lodge. Al igual que en Selati, el desayuno se sirve en forma de pequeño buffet, aunque se pueden pedir platos más elaborados del menú. El almuerzo y la cena se sirven a la carta y tampoco en este campamento han querido darle la espalda a la gastronomía sudafricana, por eso resulta agradable encontrar hamburguesa de avestruz para el almuerzo y cualquier carne de caza local para la cena.