Igual que a nadie se le ocurriría pisar el albero de la Feria de Abril de Sevilla en chándal o ir a los Sanfermines en tacones, las Fallas también tienen su propio reglamento preestablecido. Esas “normas no escritas” de todo lo que se puede hacer, pero sobre todo de lo que no. Ahora que la crida ya ha marcado el inicio de esta celebración declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, toca escuchar —o, mejor dicho, leer— la voz de la sabiduría local (y callejera). Esa que solo dan los muchos años de experiencia fallera.
A FALLAS SE VA EN ZAPATILLAS
Quizás en España existen otras fiestas locales donde el dress code adquiere mayor importancia, pero Fallas no es una de ellas. Aquí no importan las etiquetas, ni los protocolos. No hay vestidos, ni trajes de chaqueta. Antes de venir a València, lo que hay que meter en la maleta es ropa y calzado cómodo: zapatillas, sudaderas, vaqueros… ¿La razón? Se camina mucho, pero que mucho. Y camina todo el mundo, te cansarás de ver blusones y forros polares de colores, el uniforme oficial de los protagonistas de estos días: los falleros y falleras. Y, como vale más prevenir que curar, nunca está de más elegir ropa de algodón y evitar cualquier tejido sintético. No hay que olvidar que los petardos están everywhere.
Una fiesta de traca
València ya está en modo Fallas
La capital del Túria ya ha dado el pistoletazo de salida a esta tradición declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y que durará hasta el domingo 19 de marzo.
A LA MASCLETÀ SE VA CON TIEMPO
La mascletà es uno de los acontecimientos más importantes del día. Esa orgía de humo y percusión se celebra diariamente, sin excepción, en la Plaza del Ayuntamiento hasta el martes 19 de marzo. Y la hora siempre es la misma: las 14:00h. Durante unos minutos, la ciudad entera se detiene ante el estruendo provocado por kilos y kilos de pólvora. Otro gran clásico de las mascletàs es llegar tarde. Ese “corre que no llegamos” e intentar abrirse paso a la carrera o, todavía peor, coger un metro abarrotado con otras decenas de personas que han tenido la misma gran idea que tú —importante: desde el 16 al 19 de marzo, las paradas de Colón y Xàtiva permanecerán cerradas entre las 12:30h y las 14:30 h—. Así que, lo más recomendable para disfrutar de la experiencia es no tener miedo a llegar con tiempo de sobra. Elegir un buen sitio, llevar un aperitivo —la mochila, otra gran aliada— y esperar a que llegue la hora con paciencia (y unas gafas de sol) son consejos básicos para disfrutar de Fallas como lo merecen.
Amor y socarrat
Las mejores paellas de València
En establecimientos tradicionales o en nuevos, en el centro o con vistas a la playa, estas son las direcciones imprescindibles para el disfrute arrocero.
Una SEMANA sin COCHE
Que en Fallas se camine (y mucho) es en gran parte debido a que esta fiesta se extiende por todas las calles y barrios de la capital. La ciudad se paraliza y la “culpa” la tienen más de trescientas comisiones falleras —lo que supone más de seiscientos monumentos, contando los infantiles—. Carreteras cortadas, desvíos y una gran dificultad para aparcar hace que la mejor opción para atravesar la ciudad sea a pie o en metro.
SIN RESERVA NO HAY MESA
Como era de imaginar, la espontaneidad y las Fallas no se llevan muy bien. Sobre todo al moverse por el centro. Lo ideal es planificar parte del día y reservar con antelación si quieres asegurarte comer o cenar en el restaurante y a la hora deseada —y, con más razón, un gran grupo—. Aunque siempre quedan planes alternativos como llevarse un bocadillo y hacer un picnic en algún parque —los jardines del MuVIM (Museo Valenciano de la Ilustración y de la Modernidad) suelen ser un buen sitio— o probar suerte con la comida callejera y los foodtrucks.
MINDFULNESS FALLERO
No todo va a ser fiesta y verbenas. Venir a València en marzo también significa conocer la tradición artística y satírica de las Fallas. Así que, sabiendo esto de antemano, planificar la ruta fallera y escoger los monumentos favoritos puede ser un gran acierto. Las de Sección Especial suelen ser las más espectaculares, pero también las más visitadas. El fin de semana fallero, del 15 al 17 de marzo, serán los días más concurridos, por lo que es difícil encontrar una hora en la que poder verlas a tus anchas. Las noches suelen ser más tranquilas, así que una opción estratégica es aprovechar la vuelta a casa o el fin de las verbenas para visitarlas. El tour se hará todavía más ameno si se acompaña con unos buñuelos o un chocolate con churros. Si a pesar de ello, se decide visitarlas con la luz del día, no hay otro consejo que tener paciencia. No es ningún spoiler que la terreta recibe una avalancha de visitantes, más de un millón de personas condensada en menos de una semana, así que toca respirar hondo y disfrutar.
LOS PETARDOS SON UNA REALIDAD. CUANTO ANTES LO ASUMAS, MEJOR
No es nada nuevo. El estrépito constante de petardos, mascletàs y fuegos artificiales son una constante durante varias semanas. Esta banda sonora acompañará siempre allá donde se vaya, así que si eres de sueño ligero, lo mejor es usar unos tapones para esos días. Si te dan miedo los petardos, intenta buscar calles más tranquilas y cambia de dirección cuando veas a un grupo de niños armados con unas cajas de madera y una mecha. Tampoco es nuevo que los petardos no son la mejor compañía para las mascotas, sobre todo los perros. Por eso, si vienes a Fallas, es mejor dejar las mascotas en casa.
¿Y dónde ver LA NIT DEL FOC?
Del sábado 16 hasta el lunes 18 de marzo, la noche valenciana se llena de luz y de color gracias a los fuegos artificiales. El castillo más importante (y esperado) de todos es el de la Nit del Foc y se dispara la madrugada del 18 de marzo desde el Jardín del Turia, a la altura del Palau de les Arts de la Ciutat de les Arts i les Ciències. Pero, ¿cuál es el mejor sitio para verlos? El puente del Reino, a la altura del parque de Gulliver, la Plaza de Europa con Avenida de Francia; el Paseo de la Alameda o la Avenida del Profesor López Piñero, frente al centro comercial de El Saler son algunos de los puntos más cercanos para ver el espectáculo en todo su esplendor.
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