EPÍTOME MEDITERRÁNEA
Y no es una isla. Son diez, por lo menos. Hay dos que son más grandes, Malta y Gozo, y una más chica, Comino (Kemmuna), con Cominetto (Kemmunet) y otros satélites peñascosos. Hay islotes milagrosos, como los de San Juan, que pueden ser dos o uno, según le dé a la marea por subir o bajar. Pero siempre, pura estampa mediterránea. Aguas hialinas, traslúcidas, que van del azul turquesa al verde esmeralda; acantilados bermejos, carcomidos por grutas y orificios; también calas y playas escondidas. Y cielos siempre radiantes.
![Saint Julian](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/13/saint-julian_9a53a3ef_240613130459_1200x795.jpg)
ENCRUZIJADA CRISTIANA
Con toda la historia del Mare Nostrum en su piel. En la isla de Malta levantaron recintos de culto, con megalitos imposibles, gigantes anteriores a los faraones de Egipto. Era un jalón, un apeadero en época romana, y aquí vino a dar con sus huesos, tras un naufragio, el apóstol Pablo, que estaba siendo conducido a Roma para ser juzgado en el año 60. Los náufragos se quedaron tres meses en el archipiélago y, al parecer, los isleños, les trataron bien, según afirma el compañero de san Pablo, san Lucas, en Los hechos de los Apóstoles. Durante su estancia les dio tiempo a convertir al gobernador de la isla, san Publio, y a dejar la semilla de un cristianismo que desde entonces ha impregnado esta tierra, en cuyos horizontes siempre despunta un campanario, o varios.
![Interior de St. John's Co-Cathedral en Valletta](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/13/interior-de-st-johns-co-cathedral-en-valletta_874323c5_1702788952_240613150528_1200x866.jpg)
EL HOGAR DE LA ORDEN DE SAN JUAN
Ese resabio religioso, o más bien clerical, se vio exacerbado en tiempo de las Cruzadas.Y más aún cuando la Orden Hospitalaria de San Juan, creada en Jerusalén en el siglo XI para asistir a los peregrinos, se tornó orden militar para combatir a los infieles. Perdedora contumaz frente al Islam, la Orden fue siendo arrinconada, primero en la isla de Chipre, luego en la de Rodas y finalmente en la de Malta, que el emperador Carlos V les donó a cambio de su fidelidad.
Simbolizada esta por la entrega anual de un halcón. El primero fue de oro, de ahí la trama de la novela de Dashiell Hammet y la película de culto de John Huston El halcón maltés (1941). Desde entonces, la Orden Hospitalaria pasó a llamarse Orden de Malta. Y el archipiélago cambió por completo, se llenó de iglesias, palacios y sobre todo murallas y defensas, un ropaje de piedra que convertía aquel fielato marino en una inexpugnable ciudadela de Dios.
![vALETTA](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/valetta_4536bd5a_240614142848_1200x800.jpg)
ACENTO INGLÉS… E ITALIANO
La religión no es lo único que impregna lo que podríamos llamar el carácter de esta tierra.Todas las culturas mediterráneas han contribuido al sopicaldo de esta apetitosa marmita. Pero hay dos herencias que destacan: una es el legado inglés, ya que Malta fue colonia británica hasta su independencia en 1964. El inglés sigue siendo lengua oficial junto al maltés, se conduce por la izquierda, las cabinas rojas de teléfono se resisten a abandonar las esquinas; y muchos estudiantes vienen aquí a aprender inglés.
Los italianos, tan próximos geográficamente, también afloran en sus genes, sobre todo en las comidas. Y en el idioma: muchos isleños hablan italiano, aunque también se oye mucho maltés, lengua de origen semítico que suena como el árabe pero que se escribe con caracteres latinos.
![Fuerte St Elmo, Valletta, Malta](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/fuerte-st-elmo-valletta-malta_be8c14b7_240614141026_1200x871.jpg)
LA BIEN DEFENDIDA VALETA
Fue precisamente el gran maestre de la Orden de Malta, Jean de la Valette, quien hizo construir La Valeta, la capital, a raíz de uno de los episodios más traumáticos en la historia insular: el asedio turco de 1565. Centenares de naves y 40.000 sarracenos atacaron a los malteses, refugiados en Birgu («el burgo», luego Vittoriosa). Los turcos enviaban cristianos flotando sobre cruces ensangrentadas, y los cristianos respondían disparando cañonazos con cabezas de turcos y de ahí, la expresión «ser cabeza de turco». Resistieron los sitiados y los turcos se fueron; el gran maestre hizo levantar La Valeta sobre la orilla desde la cual les habían hostigado.
![Birgu](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/birgu_ccdb9bc5_240614141059_1200x802.jpg)
LAS TRES CIUDADES DE LA VALETA
Esa truculenta historia y muchas otras se cuentan en el espectáculo The Malte Experience, que se repite en bucle, en catorce idiomas, en el fuerte San Telmo (St. Elmo en inglés, Sant’Iermu en maltés), en la antigua Sacra Enfermeria de la Orden. En esa punta de la ciudad está también el Museo de la Guerra. Desde estas alturas se pueden divisar justo enfrente los tres «dedos», como llaman a las tres ciudades, y que en realidad son tres barrios de La Valeta: Birgu (Vittoriosa) en el centro, flanqueada por L’Isla (Senglea) e Il Kalkara (Cospicua).
Es muy aconsejable perderse por los callejones de esos tres núcleos primigenios. Allí están los antiguos «albergues» o sedes de las ocho lenguas-naciones de la Orden por entonces: Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón-Navarra, Inglaterra, Alemania y Castilla-León-Portugal. Flota en el aire un silencio espeso, y un olor doméstico a comida. Esas tres «ciudades», junto con las murallas, bastiones, fuertes y revellines de La Valeta conforman una formidable ratonera militar que admira a los cruceristas que en ella se dejan atrapar.
![Jardines Upper Barrakka, Valletta](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/13/jardines-upper-barrakka-valletta_b0bc5223_240613113215_1200x800.jpg)
Jardines Barrakka, la valetta
![Jardines Upper Barrakka, Valletta](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/jardines-upper-barrakka-valletta_b0bc5223_240614141147_1200x800.jpg)
entre callejones y balcones
Desde la punta de St. Elmo, La Valeta se despliega hasta la plaza (y fuente) de los Tritones como una parrilla. El eje central es Republic Street, atravesada por calles que enseguida descienden hacia el mar, en cuestas de escalones fáciles que podrían evocar a las de San Francisco. Esa calle y sus aledañas quedan casi desiertas por las noches; quien busque «movida» tiene que desplazarse extramuros, a Sliema o a San Julián, donde han crecido los hoteles de lujo, restaurantes y centros de diversión.
Republic Street se torna un hervidero por las mañanas, en cuanto atracan uno o varios cruceros con miles de ávidos compradores. La filigrana de plata es de lo más apetecido. El apetito de verdad se calma a base de pastizzi (empanaditas) rellenas de ricota, o atreviéndose con la ftira, la pizza maltesa, que no lleva base de tomate sino de queso y patata. La gastronomía isleña es una de las excusas para perderse por las calles del centro. Por supuesto se mima el pescado, awrat (dorada), pulpo, pargo a la sal… pero lo más tradicional, curiosamente, es la fenkata (conejo), los caracoles y los estofados de caballo. Y hay vinos locales más que aceptables.
![Caravaggio Oratorio de San Juan Bautista, Concatedral de San Juan, La Valeta](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/13/caravaggio-oratorio-de-san-juan-bautista-concatedral-de-san-juan-la-valeta_b2f91959_1138414802_240613121234_1200x870.jpg)
Y de repente, un caravaggio ¡firmado!
Algunas visitas son obligadas, como la concatedral de San Juan, que no debe confundirse con la catedral anglicana dedicada a San Pablo. El templo de San Juan tiene el suelo tapizado por laudas sepulcrales de mármoles policromos, donde pueden leerse apellidos ilustres de las familias más linajudas de Europa.
En la antigua sacristía (ahora museo) se aloja uno de los cinco lienzos que pintó Caravaggio para que le hicieran caballero de la Orden: la monumental Degollación de San Juan, de cinco metros de altura, la única donde estampó su firma. Caravaggio había venido huyendo de la justicia de Roma, acusado de asesinato, y logró pasar un tiempo desapercibido. Pero volvió a enredarse en peleas y escándalos, y tuvo que escapar a Nápoles. Muy cerca de la concatedral está el Museo Nacional, donde se exponen las orondas deidades encontradas en los templos megalíticos.
Callejeando por el centro, llama la atención el Parlamento, un edificio controvertido del arquitecto italiano Renzo Piano que parece una mezcla de bastión y celosía, como esas que cierran muchos balcones de aire otomano. También es de Piano el teatro al aire libre sobre las ruinas de la antigua Ópera, bombardeada en la Segunda Guerra Mundial. A un paso quedan los jardines Barrakka de arriba, desde los cuales se dispara un cañonazo a las doce en punto y otro a las cuatro de la tarde, para susto de barcos que pasen a tiro en ese instante.
![Mdina, vista aérea](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/13/mdina-vista-aerea_c984f089_240613123558_1200x508.jpg)
mdina: la antigua capital
No muy lejos, en el centro de la isla, está la capital antigua, que tiene murallas y nombre árabes: Mdina. Pero es un recinto cristianísimo, armado piedra a piedra por los caballeros de la Orden. Con antiguos palacios transformados algunos en hoteles recoletos, calles silentes y vacías, pues apenas habitan allí 300 vecinos. Y una puerta de entrada que se hizo famosa por la serie Juego de Tronos.
Esta ciudadela ha servido de plató a muchas películas. Más de un centenar se han rodado en Malta, algunas tan célebres como Gladiator, Alejandro, Troya… La catedral de San Pablo guarda una curiosidad en el transepto izquierdo: una monumental pintura de San Pablo a caballo que se diría tomada del Santiago Matamoros hispano.
Al ladito de Mdina está Rabat, el arrabal, que esconde en sus tripas la memoria de sus antepasados. En catacumbas –que se visitan– se refugiaron devotos fenicios, luego cristianos perseguidos, luego ciudadanos modernos amenazados por bombas de guerras recientes. A través de la campiña, a espaldas del aeropuerto, se encuentran dos de los yacimientos que hacen de Malta un paraíso arqueológico.
![Hagar Mnajdra Malta](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/hagar-mnajdra-malta_337f35bc_240614142525_1200x800.jpg)
unos talayots malteses
Los templos megalíticos malteses son Patrimonio de la Humanidad y de época anterior a las pirámides de Egipto. Cierto aire de familia los emparenta con los talayots de Menorca, o algunos conjuntos de Inglaterra y Escocia. El templo de Hagar Qim está protegido desde hace pocos años por una gran cubierta que evoca la bóveda de piedra que seguramente tuvo. Las grandes losas de piedra muestran relieves de espirales y puntos, algo singular en este tipo de construcciones ciclópeas.
Cerca de ahí, Hagar Mnajdra es otro de esos templos megalíticos. La meseta que sostiene ambos conjuntos se vierte al mar en abruptos acantilados. Abajo, se guarece uno de los mayores atractivos de la isla, la Gruta Azul, aunque en realidad hay varias «grutas azules» por todo el archipiélago. Las irisaciones del agua y la esquiva luz son pura magia.
![MARSAXLOKK](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/marsaxlokk_4349dbae_240614141735_1200x800.jpg)
Marsaxlokk y sus barcas calidoscópicas
Siguiendo la costa hacia levante se llega a Marsaxlokk, otro de los señuelos estrella de la isla de Malta. Antiguo puerto de pescadores, todavía ofrece por las mañanas un mercado de pescado muy concurrido. Los tenderetes cambian por la tarde y se llenan de encajes, confituras, vinos y mistelas, tentaciones, en fin, para turistas. Aunque nada atrae más su atención que los luzzi, cayucos pintados de colores chillones en cuya proa dos ojos obsesivos parecen querer hipnotizarnos.
En el camino de vuelta a La Valeta habrá que pasar por Tarxien, donde se encuentran otros cuatro templos megalíticos, más pequeños que Hagar Quim. Un documental ayuda a comprender el sitio, y en un pequeño museo se pueden ver reproducciones de las deidades expuestas en el Museo Nacional. Casi al lado está el Hipogeo de Hal Saflieni, un must en el programa de visitas. Este santuario subterráneo fue posteriormente utilizado como necrópolis y es uno de los lugares más complejos entre los yacimientos malteses.
Subiendo hacia el norte por la Carretera 1, dejamos a la derecha San Pawl il-Barah, la población más nutrida de esta isla, donde merece la pena visitar el Acuario Nacional. Estamos frente a la bahía St. Paul, dos islotes que se convierten en uno cuando baja la marea; se supone que aquí naufragó san Pablo, hecho que se recuerda con un sencillo monumento.
![Popeye's Village](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/13/popeyes-village_5d3de0ed_598411492_240613155151_1200x800.jpg)
en recuerdo de popeye
Justo en el lado contrario de la isla, a poniente, se encuentra otro señuelo: Popeye’s Village. Es el poblado de tebeo que Robert Altman hizo levantar como decorado para su film Popeye de 1980. Únicamente los baby boomers más nostálgicos sabrán a estas alturas quién diablos era Popeye, el marinero que inflaba sus bíceps a base de ingerir latas enteras de espinacas, en dibujos animados que competían con el gato Félix y otros personajes ya –casi– olvidados. Algunos figurantes animan la aldea, y el interior de algunas casitas se aprovecha para vender artesanía.
![Isla Comino, Malta](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/isla-comino-malta_409a2e81_240614141934_1200x799.jpg)
comino, la isla sin coches
La isla de Malta acaba a un paso de allí, en la bahía de Marfa, donde se practica buceo para explorar barcos hundidos y varias cuevas submarinas. En Cirkewwa se localiza, además, la terminal de ferris que conecta con la vecina Gozo, incluso sin bajarse del vehículo.
Otro barco parte también de allí en trayecto directo hacia Comino. Una isla diminuta a medio camino entre Malta y Gozo, sin coches, con apenas media docena de vecinos censados, un pequeño hostal y un gendarme que viene de Gozo a poner orden. En un islote frente a Comino, Cominetto/Kemmunet, está la playa, pero lo que atrae a los numerosos visitantes que desembarcan en esta isla es el Lago Azul, que no es tal, sino un recodo de mar. El enclave es algo de película, un decorado de hecho en muchas de ellas. Sobre el acantilado, la torre vigía de St. Mary’s Battery recuerda que no siempre fueron tiempos placenteros, y que la isla sirvió de cárcel.
![Gozo](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/gozo_79955f63_240614142351_1200x900.jpg)
gozo entre cuevas y prados
Tan pronto el transbordador nos desembarca en Gozo, respiramos otro aire. Esta isla es más tranquila, más verde, es la que eligen los propios malteses para sus vacaciones. La capital, Victoria –en honor a la longeva reina británica–, recuerda un poco, de lejos, a la estampa de la ciudad de Mdina, con sus campanarios empinándose sobre los tejados, asomados a una campiña risueña y próspera. También hay en esta isla un lugar mágico, la cueva Tal Mixta, donde se dice que la bella ninfa Calipso retuvo a Ulises con sus encantos nada menos que siete años, o eso cuenta Homero en La Odisea.
![Ggantija](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/06/14/ggantija_877b2e89_240614142649_1200x900.jpg)
la gigantesca Ggantija
Otro de los atractivos de esta isla, al oeste de la capital, es el sitio arqueológico de Ggantija: dos templos geminados de la misma época y estilo que los ya vistos en la isla de Malta y que, según su nombre indica, parecen obra de gigantes. El más grande adosa hasta cinco ábsides en torno a un corredor central; el que está al lado, en cambio, presenta cuatro ábsides o capillas. Solo por descubrir estas maravillas estaría más que amortizado el viaje a Malta.
Por lo demás, Gozo parece condensar muchos de los atributos que hacen del archipiélago maltés un destino apetecible. Se respira un latido sosegado y hedonista, eso que algunos llaman slow tourism. Una atmósfera mediterránea que engloba toda la gama posible de seducciones: paisajes de cine, mar calmo y cálido, buceo y deportes, historia y arte a raudales, suculenta comida… Una gota, en fin, que encierra en sí la inmensidad del Mare Nostrum.