Los municipios de la Subbética, en pleno corazón de Andalucía, parecen flotar en el mapa como constelaciones de pequeñas estrellas próximas a Córdoba. Podría pensarse que pasan desapercibidas en comparación al esplendor de la antigua ciudad de los califas, pero lo cierto es que brillan con carácter propio.
Adentrarse en este territorio es transitar por las tierras de relieve accidentado y áspera belleza del Parque Natural de las Sierras Subbéticas, donde aguarda un singular legado de tradiciones e historia.
![Iznájar, Córdoba](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/06/iznajar-cordoba_b3310e55_240506163359_1200x795.jpg)
Iznájar: más que un pueblo, un mirador
Aparece el pueblo de Iznájar como una pequeña península rodeada de agua por el embalse más grande de Andalucía. Aunque no lo vio así Rafael Alberti cuando llegó por primera vez a la región en los años 20 del siglo pasado. Entonces aún se enterraba a los muertos a hombro y por las calles de tierra andaba el ganado. Un día subió a la parte más alta del barrio de La Villa, donde está el castillo del siglo VIII y de origen árabe que da nombre al pueblo con una derivación del sustantivo hisn (castillo) y del adjetivo al-ashar (alegre). Pero aquel día llovía y no era alegre, y toda aquella atmósfera llevó al poeta a escribir Torre de Iznájar, que ahora leo escrito en los azulejos que decoran la plaza que le rinde homenaje.
![Patio de las comedias](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/06/patio-de-las-comedias_38fea170_240506170318_1200x855.jpg)
un día de comedias
La luz del atardecer se cuela por el gran botarel con arbotante que aguanta el crucero opuesto a la torre de la Iglesia de Santiago Apóstol y traza un camino dorado en el pavimento de piedrecitas que desciende hasta el Patio de las Comedias. Se trata del lugar más fotografiado del pueblo y donde es fácil ver a Juani regar sus más de 700 macetas de característico color azul con flores de los colores más variados. Lleva más de dos décadas haciéndolo. El nombre de esta placita rodeada por viviendas humildes y frescas le viene de las representaciones teatrales que aquí se hacían durante el siglo XVI.
![castillo "El Canuto" en Rute](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/06/castillo-el-canuto-en-rute_7b71d223_240506172010_1200x795.jpg)
rute bajo el castillo
Otro patio con duende aguarda en Rute. Por allí también pasó Rafael Alberti de joven. Luego volvió más tarde y lo contó en La Arboleda perdida.Los del pueblo le habían nombrado arriero honorario –«extraño y divertido honor», dijo el poeta– durante una semana dedicada a la defensa del borrico, durante las cuales apadrinó un asno que se llamaba Carabina. Estos pueblos de la Subbética están llenos de historias así de pintorescas.
Anselmo Córdoba lo sabe. Él mismo es protagonista de una de ellas. Heredó la fábrica de anises de la familia y la convirtió en un museo. Nadie imaginaba el interés turístico de algo así. Y sin embargo, el tiempo le ha dado la razón. «El patio es lo que a los cordobeses nos da la vida», dice Anselmo mientras enseña los rincones del suyo. Se le nota en su ambiente, como si estuviera encima de un escenario más que en un patio. En una de las fuentes, hay una rana que croa como aplaudiendo. Antes, en la entrada, hay barricas firmadas por Camilo José Cela o Ian Gibson.
![Sendero del Pinar, Rute](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/sendero-del-pinar-rute_921caf46_240507091323_1200x800.jpg)
un pinar con vistas
A Rute viene la gente a ver el patio de Anselmo y las destilerías. El aguardiente que se confecciona en el pueblo es famoso y tienen en el anís Machaquito a uno de sus más antiguos y populares representantes. También se viene a caminar por el sendero del Pinar. El paseo Marítimo de Rute, lo llaman. Se pasa por la Reserva de Burros, de la Asociación para la Defensa del Borrico (Adebo), una de las mayores de toda España. Allí, Pascual Rovira, militante borriquero, lleva más de 30 años cuidando de estos animales. El primero fue Mandela, un burrito casi ciego que llegó de Granada malnutrido.
Entre tantos olivos sorprende encontrar la mancha verde del Pinar de Rute, un bosque repoblado con pino carrasco.Durante la caminata, si no hay calima, el horizonte se abre prácticamente hasta Sierra Nevada. Siguiendo el sendero, se puede llegar hasta la Torre del Canuto, una construcción fortificada en lo alto de la cima del cerro Hacho, a unos mil metros de altitud. Se divisan Rute, Lucena, Priego de Córdoba, Carcabuey e Iznájar con ese embalse que lo rodea y que se ve especialmente turquesa desde la distancia, igual que un espejismo.
![Mirador de Sierra Subbéticas](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/mirador-de-sierra-subbeticas_1f420abb_240507110219_1200x800.jpg)
Mirador de las Sierras Subbéticas
Como si fuera un espejismo, exactamente, así debió de pestañear incrédulo, desconfiando de lo que veía, quien dio accidentalmente con los primeros restos de una tumba durante la construcción de la Ronda Sur de Lucena en 2005. La misma carretera por la que circulo es a la que se debe uno de los hallazgos arqueológicos más espectaculares de las últimas décadas en Andalucía. A lado y lado de la carretera, el olivar andaluz se abre y se cierra como un abanico. Esa fue la comparación que utilizó Federico García Lorca al describir el paisaje de los campos en uno de sus poemas. Y así sigue todavía, como un abanico que abriéndose y cerrándose brinda variedades de hojiblanca, picual y picuda que dan algunos de los mejores aceites de oliva virgen extra del mundo.
![Capilla del Sagrario, en la iglesia de San Mateo de Lucena.](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/capilla-del-sagrario-en-la-iglesia-de-san-mateo-de-lucena_1f30197a_240507111116_1200x881.jpg)
Lucena, barroco cordobés, Capilla del Sagrario
En Lucena, dentro del templo de San Mateo, aguarda la magnífica Capilla del Sagrario,realizada entre 1740 y 1772 según diseño del arquitecto local Leonardo Antonio de Castro. Esta obra sublima el horror vacui del barroco cordobés: yeserías y molduras, angelillos, el ave fénix, el León de Judá, hojas de acanto, querubines y exóticas aves doradas, ondulantes hojarascas, tallas policromadas, pinturas… De planta octogonal, rematada por ventanales en la cúpula, es un enorme caleidoscopio. Sobre todo, cuando la luz directa del mediodía saca brillo a la superficie de los más de seiscientos espejos que decoran la capilla. En el centro se alza el hermoso baldaquino barroco que custodia la talla de la Inmaculada Concepción.
![Interior del Castillo de Lucena](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/interior-del-castillo-de-lucena_47866ba5_240507120241_1200x945.jpg)
lucena, esplendor, Castillo del Moral y Museo Arqueológico-Etnológico de Lucena
Lucena ya brillaba desde mucho antes del siglo XVIII, cuando era conocida como Eliossama, la Perla de Sefarad, una Macqom Ysrael; es decir, una ciudad de judíos, cuyo esplendor cultural la situó a la altura de Córdoba y Granada. Pero casi la totalidad de las evidencias arquitectónicas de aquella Lucena judía se fueron arruinando y desaparecieron en las últimas centurias de la Edad Media cuando quedó reducida a un asentamiento militar en la frontera con el reino granadino tras la llegada de las tropas castellanas de Fernando III.
![Lucena, antigua sinagoga](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/lucena-antigua-sinagoga_be1eaff1_240507123333_1200x853.jpg)
la Lucena judía, Templo de San Mateo, antigua sinagoga
Olvidada, pero no del todo, la Lucena judía (la arboleda perdida la llamaba Alberti) fue recuperada tras el descubrimiento de las tumbas a finales de 2006.Resulta que bajo ese mar de olivos había una sorpresa: los restos de la necrópolis más antigua de Sefarad. La excavación iniciada al poco permitió descubrir un total de 396 tumbas. Una de ellas es la de Rabí Lactosus, que según la datación por Carbono 14 debió de ser enterrado hacia el año 1050. Tras cerciorarse el rabino de su muerte pasándole una pluma por la nariz, Rabí Lactosus fue enterrado según la tradición judía: con la cabeza hacia el oeste, los pies al este y la cara un poco girada al sur a la espera del juicio final… O a la espera de que una pala diera con él en el siglo XXI. En realidad, diez siglos es mucha eternidad cuando la naturaleza del hombre no es divina: «Descanse en paz hasta que venga el Consolador que anuncie la paz en la puerta de la paz. Decidle: descansa en paz», eso es lo que había escrito en la lápida. La recreación de las antiguas tumbas, cuya silueta queda dibujada en oxidado acero corten en el suelo, semeja una enorme instalación artística que emociona a judíos llegados de todo el mundo.
![Real Santuario de María Santísima de Araceli](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/08/real-santuario-de-maria-santisima-de-araceli_2efb615f_240508131838_1200x783.jpg)
![Rute, Sierra de Aras](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/08/rute-sierra-de-aras_1ab1ac23_240508131932_1200x982.jpg)
lucena, Real Santuario de María Santísima de Araceli (o foto sierra de aras)
Tras la visita a Lucena vale la pena desviarse seis kilómetros al sur y adentrarse en la eminencia de la Sierra de Aras, donde aguarda otra de las joyas barrocas lucenses: el Real Santuario de María Santísima de Araceli, patrona del municipio y del campo andaluz. Algo más de veinte años han pasado desde que Pedro Almodóvar rodara aquí algunas escenas de Hable con ella. Ya no queda rastro de la máquina de Coca Cola que se ve en la película. Era parte del atrezzo que daba a la escena ese toque entre costumbrista y vanguardista tan característico del director manchego.
![Priego de Córdoba, Fuente del Rey](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/priego-de-cordoba-fuente-del-rey_5205cb76_240507132511_1200x798.jpg)
Priego de Córdoba
Seguimos nuestro viaje rumbo norte para alcanzar la villa de Doña Mencía, y después rodear el Parque Natural de las Sierras de la Subbética e ir al encuentro de Priego de Córdoba. Doña Mencía es la prueba de que hasta el municipio más pequeño de Córdoba es suficiente para provocar una sorpresa mayúscula en los viajeros.
Asentado entre la falda de la Serrezuela y la Oreja de la Mula, el pueblo debe su nombre a la esposa del capitán de Fernando III, Álvaro Pérez de Castro el Castellano, señor de la Casa de Castro. No era de menor importancia la tal Doña Mencía López de Haro, cuya ascendencia familiar se remontaba al rey Alfonso IX de León.
![Balcón del Adarve, Priego de Córdoba](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/balcon-del-adarve-priego-de-cordoba_7f0365fb_240507165003_1200x798.jpg)
Priego de Córdoba, Balcón del Adarve
El municipio surge durante el siglo XIII ligado al castillo que defendía el antiguo camino que llevaba de Baena hasta la localidad de Cabra. Sin embargo, los primeros edificios adosados a la muralla empiezan a construirse a partir de 1415, año en que Diego Fernández de Córdoba, mariscal de Castilla, obtiene el privilegio de formar villa.
![Vía Verde del Aceite](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/via-verde-del-aceite_5e7304e4_240507171012_1200x549.jpg)
Vía verde del aceite
Este pequeño pueblo de alta alcurnia, por el que paseó Juan Valera a finales del siglo XIX buscando escenarios para sus novelas costumbristas, ha hecho de la bicicleta un símbolo. Un tren en desuso se ha convertido en un centro cicloturista que da servicio estratégico a los ciclistas que pedalean por la Vía Verde del Aceite, un antiguo trazado ferroviario que recorre 128 km desde Jaén hasta la antigua estación de Campo Real, en el municipio de Puente Genil.
![Montilla, Córdoba](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/07/montilla-cordoba_53695925_240507172436_1200x803.jpg)
Montilla, Córdoba (quitar foto?)
«Tiene cincuenta años o más. Me lo trajo porque era amigo mío de cuando él tenía hambre y yo también. Pero a él se le quitó antes que a mí…», dice en broma Miguel Fernández, memoria viva de la historia vinatera del área de Montilla Moriles, al referirse al póster del torero Manuel Benítez, el Cordobés, que tiene colgado en el museo-bodega-despacho de Bodegas Mencianas. Fernández lleva más de veinte años atesorando todo tipo de objetos y recuerdos relacionados con el vino de la zona: tonelería y aperos de distintas medidas, fotografías y documentos antiguos, botellas de etiquetas acartonadas, romanas y pesas, libros viejos y nuevos, una venencia de vino «de bigote de ballena que agarré yo en Jérez». Una combinación entre académica y pintoresca que hace de estas bodegas una visita imprescindible.
![Zuheros, castillo y pueblo. Córdoba, España](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/08/zuheros-castillo-y-pueblo-cordoba-espana_083283b8_240508125403_1200x800.jpg)
Zuheros
Otro personaje que salvaguardó la memoria autóctona fue Juan Fernández Cruz, el boticario de Zuheros, un pueblo que aparece con su frente de casas blancas escoltadas por la silueta del castillo-palacio que se confunde con el agreste paisaje del cañón del Bailón y el cerro del Zumacal que tiene como telón de fondo. Además de atender la botica, Juan Fernández estaba siempre pendiente de los trastos viejos que tiraban los vecinos. Pacientemente fue recogiendo los que consideró más valiosos. En la actualidad, hay más de 3.000 objetos expuestos en el edificio de cuatro plantas del Museo de Costumbres y Artes Populares, en el Edificio Casa Grande: desde la botica original, con su estructura de madera, la mesa y los tarros para ungüentos, hasta el escobón más humilde.
![Cueva de los Murciélagos, Zuheros](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/08/cueva-de-los-murcielagos-zuheros_78b5b1bc_240508130732_1200x900.jpg)
zuheros, Cueva de los Murciélagos
Los intereses de Juan Fernández Cruz no se reducían a la cotidianidad de los zuhereños, sino que se remontaban hasta el Paleolítico Medio, que es la época más remota de los restos encontrados en la Cueva de los Murciélagos. Con más de 3.000 metros de galería topografiados hasta ahora, es la cueva más grande de la provincia de Córdoba. Durante la década de los 40, el boticario realizó exploraciones que documentó en artículos.
La visita a la Cueva de los Murciélagos discurre por varias salas y corredores con pinturas de caballos, osos y ciervas del Paleolítico hasta hombres y cabras esquemáticas del Neolítico. La cueva es una perfecta cápsula geológica del tiempo. La misma agua que durante miles de años se ha encargado de horadar esta inmensa gruta, se cuela aún a través de la piedra caliza y origina abundantes acuíferos por toda la serranía.
![Carcabuey](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/05/08/carcabuey_f6c5a577_240508151853_1200x749.jpg)
Carcabuey, ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL CASTILLO
Carcabuey suena a esa agua. Es el pueblo que tiene más territorio dentro del Parque Natural de las Subbéticas, por lo que se ha convertido en el centro de una galaxia senderista con vías homologadas de diferente dificultad. Varios son los parajes singulares que reúne dentro de su término municipal, como la Sierra de los Pollos o la Jaula, que alcanzan altitudes medias por encima de los mil metros. Una de las rutas con mejores vistas panorámicas es la que sube al peñón calizo de El Lobatejo (1378 m).
De Carcabuey a Priego de Córdoba hay poco menos de 12 km de distancia. Todo es agua, decía ya Tales de Mileto.Así que no abandono su rumor en todo el camino. El filósofo presocrático se refería a que el agua es el principio de todas las cosas que existen: es el principio de los patios cordobeses, de los olivos, de los arces, algarrobos, de los enebros, sabinas, lirios y narcisos de la Subbética. Así que sigo su rastro hasta llegar a Priego de Córdoba. Allí el agua tiene su propio monumento en la Fuente del Rey, cuyos 139 caños brotan y suenan como si fuera un órgano líquido en homenaje a Neptuno, soberano de los océanos. Junto a ella, la Fuente de la Salud, con su característico frontispicio de estilo manierista. La leyenda cuenta que este fue el lugar donde Alfonso XI de Castilla plantó su campamento en 1341.
La calle Río presume de sus numerosas casas señoriales del siglo XIX. Una de ellas es el Museo de Niceto Alcalá-Zamora y Torres, primer presidente de la II República. Cerca se halla otra de las joyas barrocas de la Subbética, la capilla del Sagrario de la Iglesia de la Asunción. Y siguiendo un poco más adelante, se llega al Barrio de la Villa y al Balcón del Adarve, cuyas vistas son el epílogo perfecto al viaje por esta comarca cordobesa. El balcón está orientado hacia Almedinilla. Allí, la estatua de Hipnos que se encontró en la Villa Romana El Ruedo demuestra que todas estas son tierras de sueños.