La Ruta de los Pueblos Blancos gaditanos reúne en plena serranía de Cádiz una veintena de aldeas encaladas, la mayoría con sus caseríos apegados a las laderas y muchos coronados por vestigios de fortalezas que en el pasado defendían su frontera.Viajes National Geographic presenta esta selección con once de los más emblemáticos, al que una lista ampliada añadiría otros destinos como Bornos, Espera, Villamartín, Algodonales, El Gastor, Alcalá del Valle, Prado del Rey, El Bosque, Benaocaz o Algar.
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Murallas y luz
Los castillos legendarios de Cádiz
Esta provincia demuestra que fue siempre objeto de deseo mediante unas fortalezas transformadas en monumentos imprescindibles.
SETENIL DE LAS BODEGAS
Bajo un impresionante abrigo rocoso creció este pueblo que presenta muchas de sus casas cobijadas en cuevas bajo las piedras. También de fundación nazarí, al contrario que muchos otros enclaves de la sierra gaditana que siguen dominados por fortalezas, aquí se prefirió aprovechar para protegerse las cavernas de los acantilados que bordean el río Trejo. Cuando hoy se pasea por esta población famosa por su aceite, chacina y miel, se van descubriendo miradores insospechados y recovecos como los de las calles Herrerías y Cuevas del Sol, antaño defensivos y hoy con muchos de sus habitáculos convertidos en hoteles, bares y restaurantes.
El conjunto conserva en la loma que lo sobrepasa una torre del Homenaje, originalmente parte de la fortaleza alhomade, que tiene enfrente la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación. El templo de estilo gótico tardío es originario del siglo XV, aunque aún mantiene su fachada inacabada. En el interior, en su retablo Mayor se pueden admirar nueve tablas originales del siglo XV, que reproducen escenas de la vida de Cristo y del misterio de la Encarnación. Bajo su torre quedan vestigios de un aljibe y casi enfrente, la Casa de la Damita guarda una colección museográfica que recorre la historia del pueblo a través de elementos arqueológicos hallados en la zona. La pieza más significativa es La Damita de Setenil, una venus de cinco mil años de antigüedad que acredita la vida en las cuevas desde la Prehistoria. En una encrucijada, Setenil de las Bodegas es etapa de la Ruta de los Pueblos Blancos, de la del Bandolero andaluz y de la de los Molinos andaluces.
MEDINA SIDONIA
Este enclave andaluz, hoy capital de la comarca de la Janda, guarda la esencia de los pueblos blancos gaditanos, con una ubicación algo elevada sobre el cerro del Castillo que antaño lo protegía, un trazado de calles laberínticas, edificios de fachadas blanqueadas y todo coronado por un milenario bastión, cuyos vestigios suspiran su legendario pasado: comenzó como fortaleza romana, luego transformada en alcázar almorávide y en el siglo XV se alza como castillo medieval. El pueblo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, acogió a partir del siglo XV a los sucesivos duques de Medina Sidonia, un aristócrata linaje detrás de muchos ejemplos del patrimonio artístico de Andalucía.
El Arco de Belén da acceso al centro histórico donde se encuentran la iglesia de Santa María la Mayor, del siglo XVI y con fachada renacentista, patio gótico-mudéjar, un Cristo del Perdón barroco y un retablo plateresco. Medina Sidonia también tiene un interesantísimo Museo Arqueológico en el que destacan cuatro criptopórticos y el excavado cardo maximus (siglo I) de la antigua ciudad romana de Assido Caesarina.
Francia insular
La no tan conocida isla del sur de Francia que es Mediterráneo puro
Esta isla de calas enmarcadas por pinos y una cresta alpina que la vertebra de norte a sur es una perla sin pulir, una tierra con mucho carácter, quesos de sabor intenso y paisajes sublimes.
OLVERA
Situado al noreste de la serranía gaditana, el pueblo blanco de Olvera aparece encaramado a un cerro rocoso dominado por dos monumentos que sorprenden y contrastan a la vez, de un lado los vestigios de su fortaleza medieval (siglo XII), aunque de fundación nazarí, y del otro la iglesia cristiana de la Encarnación. El monumento lleva siglos dirigiendo su mirada a la gigantesca iglesia de la Encarnación que tiene enfrente. El conjunto conserva tramos de la muralla con un paseo de ronda, un patio de Armas, aljibes y bodegas en sus entrañas y una Torre del Homenaje que ofrece una de las mejores panorámicas de la zona.
Al abrigo de ambos monumentos, el pueblo lleva siglos siendo un laberinto de calles encaladas y entrelazadas. Todas parecen correr en subida para alcanzar la loma del castillo, encrespados sobre un roquedo a 623 metros de altura, de cuando este lugar destacó como una plaza fuerte del reino nazarí de Granada hasta la Reconquista cristiana. El conjunto está declarado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España.
BENAMAHOMA
Esta aldea encalada reposa al abrigo de los picos serranos más occidentales de la provincia, entre los que destaca El Torreón, la mayor cumbre de Cádiz (1.648 m) y objetivo de senderistas y escaladores. Concretamente es la sierra del Pinar la que lo abraza, a su vez formando parte del Parque Natural de la Sierra de Grazalema. El pequeño caserío cuenta con la la iglesia parroquial y una capilla ambas consagradas a San Antonio de Padua, a las que se dirigen cada mes de agosto sus fiestas de Moros y Cristianos.
Con sus calles empedradas y varias fuentes naturales en un paisaje de pinsapos, sauces y olmos, el pueblo cuenta con un Ecomuseo del Agua, instalado en un antiguo molino de la calle Nacimiento, cerca del cauce del río Majaceite. Incluye reproducciones de molinos de agua, aceite y harina, batanes y hornos de pan que utilizaban la fuerza fluvial.
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ARCOS DE LA FRONTERA
Esta localidad gaditana es la puerta más meridional a la Ruta de los Pueblos Blancos de la provincia andaluza. La villa encalada se asienta sobre la roca amarillenta de La Peña, asomada por un lado al caserío y por el otro a un precipicio, que atrae el interés de los visitantes que quieren conocer sus caras A y B, y las leyendas de dragones que aseguran moran en las entrañas del peñón.
El castillo de Arcos se asienta en lo alto del tajo rocoso cortado abruptamente, siendo por su emplazamiento el mejor mirador sobre el pueblo, la llanura que lo envuelve, el cauce del Guadalete que por aquí corre y el embalse de Arcos que tiene enfrente. Desde su fachada el monumento se abre a la plaza del Cabildo, que tiene en uno de sus flancos la basílica menor de Santa María de la Asunción y en otro el actual Parador de Turismo. El centro histórico de la población está declarado Bien de Interés Cultual con tipología de Monumento.
GRAZALEMA
Desperdigado entre laderas del Parque Natural de la Sierra Grazalema y rodeado de bosques de pinsapos protegidos se asienta este seductor pueblo gaditano de cuestas empinadas e impecable caserío encalado, rincones con miradores y rutas senderistas indicadas por todos lados. La Gran Zulema musulmana se asienta en concreto abrazada por la rocosa sierra del Endrinal, presidida por su Peñón Grande, que al rodear la población por todos lados, hace que la imagen de este caserío blanco sea aún más contrastada.
El núcleo más antiguo conserva casas señoriales de los siglos XVIII y XIX, sobresaliendo las de la calle Piedras. Su plaza principal la guarda la iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, reconstruida en el siglo XVII sobre restos de un templo mudéjar, mientras que la iglesia de San Juan de Letrán se remonta al XVIII, cuando formaba parte del Hospital de la Vera Cruz y Sangre de Cristo. El pueblo también conserva una fuente romana con ocho canalones esculpidos como cabezas de leones y un antiguo lavadero público, que funcionó hasta finales del siglo XIX.
Pequeño turquesa y blanco
La cala secreta de Mallorca rodeada de cuevas marinas
Este pequeño arenal blanco se ubica tras un pinar y no está urbanizado, lo que lo convierte en lugar tranquilo y sin grandes aglomeraciones.
villaluenga del rosario
En un remoto y bello enclave escarpado en un valle situado entre Grazalema y Benaocaz se asienta esta aldea blanca, la más elevada de la sierra gaditana, que se alza a 858 metros de altitud. También ostenta el título de la más pequeña de la provincia, «estrecha y alargada», como indica su apelativo de «villaluenga». De fundación árabe, su importancia continuó tras la conquista cristiana de 1485 cuando fue nombrada capital de la comarca histórica de las Siete Villas.
La iglesia del Salvador y la de San Miguel, del siglo XVI, son sus principales monumentos. Hoy tiene importancia como cuna del queso gaditano, como desarrolla su pequeño Museo del Queso y una popular feria cada primavera con este producto de protagonista, además de varios talleres productores donde se puede catar.
UBRIQUE
Ubrique es el mayor de los pueblos blancos gaditanos y el situado a menor altura en la sierra de Cádiz. Se extiende en el fondo de un valle que hace mucho excavó el cauce que da nombre a la localidad. La población queda al abrigo de farallones donde anidan aves rapaces, como el Tajo del Saltaderos y la Peña del Tajo, que se eleva en vertical por detrás de la ermita y mirador de San Antonio, precedida por una casa decorada con los típicos azulejos de los artesanos de Ubrique. La tradición de la piel es también muy importante en el pueblo, aunque ya se originó en época árabe.
La plaza de las Verduras es la antesala del casco histórico. Entre sus monumentos se hallan la iglesia de Nuestra Señora de la O, del siglo XVI, o la de San Pedro, de 1801. Desde la calle Miguel Reguera parte una antigua calzada romana en dirección al vecino pueblo, blanco también, de Benaocaz, pasando por el Salto del Moro donde se guardan los restos de Ocuri, asentamiento ibero, fenicio y luego romano.
Rumbo sur
Los pueblos de Cádiz donde mejor se come
De sus preciosos Pueblos Blancos pasando por la orilla del mar y adentrándonos en los bosques, estas son las paradas indispensables (y gastronómicas) en una ruta por Cádiz.
ZAHARA DE LA SIERRA
Las cumbres más altas del Parque Natural de la Sierra de Grazalema, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, abrazan este pueblo serrano asentado entre lomas y el pantano que toma su nombre. La Zahara interior (su hermana Zahara de los Atunes mira al Atlántico) guarda la esencia del interior gaditano. Castillo dominante, casas blancas y a sus pies un mar de olivos y riachuelos que nutren el embalse homónimo.
La historia de la comarca en la que se asienta, Sierra de Cádiz, es casi toda musulmana, como recuerda el castillo roquero (siglos XIII-XV) desde un peñón de 600 metros de alto. Declarado Bien de Interés Cultural, la fortificación de Zahara de la Sierra está considerado uno de los ejemplos más significativos de las antiguas fortalezas medievales gaditanas. Se preservan la Torre del Homenaje y tramos de las murallas de época nazarí y también de la cristiana.
TORRE ALHÁQUIME
A escasos kilómetros de emblemáticos pueblos blancos como Olvera y Setenil de las Bodegas se cobija esta aldea blanca declarada Conjunto Histórico. Como tantos otros enclaves gaditanos, su origen se remonta a época árabe, cuando su nombre procedía de la dinastía Al-Haquim que lo fundó, de significado «torre del del sabio o alfaquín (que puede ejercer la medicina)» del que deriva el actual.
Torre Alháquime destacó por su posición estratégica en la frontera entre el Reino de Granada y el de Castilla, mientras que en el siglo XIX fue uno de los escondrijos del bandolerismo andaluz. Aún se conservan en el pueblo vestigios de la fortaleza nazarí y de la muralla medieval que protegía el núcleo, con el Arco de la Villa. En una esquina del pueblo se levanta la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua, modesta construcción de tres naves realizada en 1755.
ALCALÁ DE LOS GAZULES
Asomada al río Barbate, que cerca forma un embalse, este pueblo blanco como la cal derrama su caserío por el cerro de la Coracha, en pleno Parque Natural de los Alcornocales. Alcalá destaca por la uniformidad de su blancura, su trazado laberíntico y el escalonado de sus pendientes.
El casco antiguo del pueblo se guarda intramuros de la antigua ciudadela medieval, mientras que a partir del siglo XVI fue creciendo extramuros del monumento hasta alcanzar en el XIX el pueblo actual. Este tuvo como semilla los conventos de Santo Domingo, fundado en 1511, y de la Victoria, de 1682. Hoy en lo más alto del pueblo sobresale otra iglesia, de San Jorge, que se alzó sobre la antigua mezquita musulmana.
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