El hogar de un pintor impresionista
Monet se trasladó a esta finca, situada en la localidad de Giverny (a unos 75km de París) en 1883 y la remodeló para convertirla no solo en un hermoso y colorido hogar para su familia, sino también en su taller particular. Al vislumbrar la casa desde fuera, sorprende la pintura rosada que cubre la fachada, en contraste con la carpintería verde de las puertas y las ventanas. Estas tonalidades parecen saltar del edificio, expandiéndose y transformándose en el sinfín de árboles, flores y plantas aromáticas que crecen en el jardín que lo rodea.
Al cruzar el umbral de la entrada, uno se sumerge en el espacio íntimo en el que vivieron Claude Monet, Alice Raingo Hoschedé Monet (su segunda esposa) y los diez hijos del uno y el otro. La pasión por el color del impresionista, que dejaba entrever exterior de la casa, se confirma estancia tras estancia: en el comedor cuyo mobiliario está completamente pintado de amarillo, en la cocina de azulejos de Rouen, en el salón-budoir blanco y celeste de Alice y los niños, e incluso en las habitaciones privadas de Monet y su esposa.
![maison monet 2](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/04/maison-monet-2_0bc33312_240404133003_1200x601.jpg)
Otro detalle que no pasa inadvertido es la presencia de estampas japonesas como motivo de decoración en los diversos espacios. Al parecer, Monet era un gran admirador de Hokusai, Hiroshige y Utamaro, maestros del arte japonés cuyos grabados coleccionó durante cincuenta años. De hecho, fue precisamente la fascinación del pintor por esta cultura lo que le llevó a construir, en el centro de su jardín, el estanque de los nenúfares que protagonizarían su serie más célebre.
![Casa Claude Monet](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/04/casa-claude-monet_ad4bf224_240404151942_1200x800.jpg)
Un jardín acuático de inspiración japonesa
Para llevar el agua a su paraíso floral, Monet desvió el Ru, un pequeño brazo del río Epte, logrando así que su caudal sirviera de fuente para el pequeño lago que emplazó en el corazón del jardín. Sobre las aguas instaló un puente de estilo japonés, como aquellos que aparecían en su colección de grabados, para cruzar de un lado a otro. Sin embargo, en vez de pintarlo del rojo tradicional, Monet se decantó por un verde que se fundía mejor con el entorno.
El escenario se completó con arces, bambú, peonias japonesas, árboles de la especie ginkgo biloba y sauces llorones. Los nenúfares llegaron más tarde, fruto de una serendipia o elección casual. “Me encanta el agua, pero también me encantan las flores. Por eso, una vez lleno el estanque, pensé en llenarlo de plantas. Cogí un catálogo y tomé una decisión al azar, eso es todo”, afirmó Monet en una ocasión.
![Casa Claude Monet](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/04/casa-claude-monet_5756f590_240404132457_1200x799.jpg)
Esta obra de arte natural se convirtió en uno de los mayores orgullos del pintor, que pasaba horas contemplando los infinitos detalles del jardín e insistía en recibir a sus invitados en este maravilloso entorno, en vez de en el interior de la casa. Tras muchas jornadas observando los reflejos del cielo en el estanque, los cambios de luz sobre las aguas y aquellas evocadoras flores, protagonistas de su pequeño rincón japonés, Claude Monet comenzó a pintar la serie de los nenúfares en 1897.
![Casa Claude Monet](https://viajes.nationalgeographic.com.es/medio/2024/04/04/casa-claude-monet_57044bf7_240404132447_1200x800.jpg)
Descubrir el taller de Monet
Tras visitar el famoso jardín acuático, merece la pena regresar al interior de la casa entrando, esta vez, por la puerta situada en el lado izquierdo. Allí se encuentra el estudio en el que trabajaba Monet, en cuyas paredes cuelgan réplicas de cuadros representativos de las distintas etapas de su obra, incluyendo un detalle de uno de los nenúfares.
Es cierto que, como buen impresionista, Monet pintaba, la mayor parte del tiempo, al aire libre. De ahí que utilizara este espacio, principalmente, para realizar retoques de sus cuadros o almacenar sus lienzos. También para contemplar, desde la amplia ventana del estudio, las amapolas, los lirios, las peonías y los narcisos, los tulipanes, las rosas y las glicinas que crecían en su edén particular, los nenúfares que ondeaban sobre el estanque y sobre el lienzo y ahora en las paredes del Museo de la Orangerie de París.
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Casa y jardines de Claude Monet en Giverny
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84 Rue Claude Monet
27620 Giverny, Francia
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Horario
Abierto del 29 de marzo al 1 de noviembre. De lunes a domingo, de 9:30 a 18 horas, último acceso a las 17:30 horas.
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Precio
Adultos, 11€. Niños de 7 a 17 años y estudiantes, 6,50€. Niños menores de 7 años (excluidos grupos escolares), gratis. Personas con discapacidad, 5,50€.